Meritxell Rovira en su laboratorio para investigar el cáncer de páncreas.

Meritxell Rovira en su laboratorio para investigar el cáncer de páncreas.

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Meritxell Rovira, investigadora: "Para triunfar en esta carrera debes tener un carácter muy fuerte, si no, te pisan"

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El currículum de la investigadora Meritxell Rovira es apabullante. Formada en la enseñanza pública española, realizó un posdoctorado en la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.), recibió una beca Marie Curie y el premio For Women in Science UNESCO- L'Oréal 2018. Pero lo que más impresiona es su objetivo: detectar el cáncer de páncreas en fases iniciales y encontrar sus puntos débiles. 

Para lograrlo, lidera un ambicioso proyecto al mando de un equipo de nueve personas en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), con un presupuesto de 1.250.000 de euros, financiado por la Fundación CRIS contra el cáncer. De momento han identificado 15 nuevos tipos de células que podrían mejorar el tratamiento y la detección precoz.  

Aunque mantiene viva en su mente la imagen de una infancia feliz, Rovira, que se recuerda como una niña muy curiosa, que "no paraba de preguntar", puntualiza que procede "de una familia muy humilde, mi madre tuvo que dejar el colegio a los 12 años". Con padres separados, ella fue una figura esencial.

"Me enseñó la importancia del esfuerzo. Su humanidad no la he visto en ninguna otra persona. Cuando ves que en casa la situación no es fácil, te das cuenta de ciertas cosas", afirma. Recalca que fue a un colegio, instituto y universidad públicos, y siempre becada. La profesora de Biología le contagió su pasión, y acabó estudiando la carrera a través de becas y trabajos puntuales de administrativa, en una panadería, dando clases… "Hice de todo, menos el oficio más viejo del mundo". 

Rovira no duda al señalar que, en España, dedicarse a la ciencia implica una vida precaria: "Cobraba más en Estados Unidos hace 15 años, con menos experiencia, que lo que gano ahora". También confiesa haber sido tratada de forma despectiva por ser mujer: "Nos ocurre a todas en algún momento. Y como soy la imagen estereotipada de la rubia tonta, más". 

¿Cómo valorarías la igualdad en la ciencia? 

Todavía hay mucha desigualdad en cargos superiores, un 75% de hombres contra un 25% de mujeres. La primera limitación es social, en parte culpa nuestra, nos tenemos que creer lo que valemos. La otra es que a nivel social ella es cuidadora. Si uno de los dos tiene que ceder en el trabajo, cede ella, como cuando hay que cuidar a los hijos. Por eso el gráfico desciende a partir de cuando la mujer llega a los 30 o 35 años.

La científica lidera uno de los proyectos más punteros de España.

La científica lidera uno de los proyectos más punteros de España.

La edad de la maternidad…  

Efectivamente. Se deberían compartir las responsabilidades como padres, pero no ocurre. Necesitas una estructura familiar que te permita escalar en tu carrera. La semana pasada estuve en un congreso y la anterior también. Cuando no estoy, tiene que ser mi marido quien se ocupe de todo. Yo no tengo padres y él es de fuera.

No tenemos red familiar que nos dé soporte, pero no quiere decir que sea imposible. Yo tengo un niño de seis años y una niña de doce, intento estar de la mejor manera que puedo, pero no soy la madre más presente del mundo. Al principio me sentía mal, ahora me he dado cuenta de que necesitan que esté cuando de verdad haga falta. Para las científicas no es fácil, por eso es tan importante elegir bien a tu pareja.

¿Qué consejos darías para elegir bien pareja?

Elegir a alguien que crea en su carrera profesional tanto como en la tuya, que quiera ser padre o madre tanto como tú, y que su implicación sea la misma. Yo quiero que mi marido triunfe y que sea padre lo mejor que pueda, no el mejor, no se trata de eso, pero sí uno presente y activo. Escoger a alguien que además de que te quiera, que es lo más importante, crea en tu felicidad profesional tanto como en la suya. Ni más ni menos, en igualdad. Que quiera ser padre al 50%.

¿Se puede vivir bien como investigadora?

No. El sueldo de un investigador es pésimo, es muy bajo desde el principio, desde la tesis doctoral.

¿De cuánto podemos estar hablando?

Por una tesis doctoral se cobran unos 1.000 euros, 1.100 el que más. Un científico como yo cobra 2.500, que teniendo en cuenta la responsabilidad y lo que has estudiado, me parece precario. La gente se va fuera para tener una vida mejor, económicamente hablando. Mis estudiantes de doctorado comparten piso, mínimo tres o cuatro personas. Y tienes que buscarte trabajos extras…. Supone una limitación importante.

¿Quiénes son tus referentes en la investigación? 

En el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), Paco Real, que fue mi tutor de tesis y con quien colaboro mucho, o mi mentor en EE.UU., Steven Leach. Me han sabido empujar hasta el límite, desde el lado positivo y humano. Durante mi carrera he tenido más hombres como referentes, porque son más en porcentaje. Muchos me han tratado muy bien en mi carrera, algo que no es fácil. 

¿Alguna vez te trataron de una manera que no esperabas?

He encontrado hombres que me han tratado despectivamente por ser mujer. Esto sigue pasando. Cuando triunfas, la gente te dice, ‘es que eres como un hombre, tienes un carácter muy fuerte’. Pero es que si no lo tengo contigo, tú me pisas. Si pueden, te comen. Yo pienso, si no me trataras despectivamente, no tendría que ser así de dura. No me considero masculina, pero tienes que tener un carácter muy fuerte para no dejar que te dobleguen. Que lo hagan porque no sé más que ellos, vale, pero solo por ser mujer, no. Por ahí no paso.

A los 35 años te diagnostican cáncer de mama. ¿Cómo cambia eso tu perspectiva de vida y hasta tus investigaciones?

Mucho. Siempre he sido muy positiva, pero a raíz de eso, más. Entiendes qué es importante, aprecias más las cosas pequeñas. En investigación, siempre he trabajado en grupos que hacían cáncer de páncreas, pero yo era el bicho raro del laboratorio, hacía otro tipo de proyectos. Pero, a raíz de mi tumor, no sé si consciente o inconscientemente, empecé a derivar hacia el cáncer de páncreas.

Está al mando de un equipo de nueve personas en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge.

Está al mando de un equipo de nueve personas en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge.

Tú tuviste a uno de tus hijos después del cáncer… 

Sí, al pequeño. Yo tomaba Tamoxifeno y fui parte de un estudio clínico donde las pacientes en edad fértil que queríamos ser madres, lo dejábamos, con un seguimiento muy estrecho. Los resultados han sido positivos, muchas de las mujeres se han podido quedar embarazadas, de manera natural o por fecundación, y no ha habido más recaídas que las esperadas.

El cáncer de páncreas es uno de los más temidos… 

Es el más letal. Hasta ahora estaba pobremente financiado, solo se le destinaba un 2%. En los últimos 15 años se han financiado más proyectos y se ve una correlación directa con el incremento de la supervivencia, de un 7% a casi un 12%. No parece alta, pero si lo piensas es casi el doble.

¿Por qué es tan difícil de detectar el cáncer de páncreas?

No hay sintomatología clara, ni específica, pierdes un poco de peso, te duele la espalda… Además, los biomarcadores que se usan para detectarlo no funcionan bien. Todo junto hace que se detecte demasiado tarde. Solo hay un 20 % de pacientes a los que puedes hacer cirugía. Pero queda el otro 80 % que no es operable, lo que suele implicar cuidados paliativos y poco más.

El 21 de noviembre es el Día Mundial del Cáncer de Páncreas. ¿Qué importancia tienen las donaciones de la sociedad civil para la investigación?

Muchísima, lo que está haciendo la Fundación CRIS contra el cáncer es excepcional. Yo tengo uno de los proyectos con mayor financiación, que es 1.250.000 de euros. Se me ponen los pelos de punta al pensar que esto viene de gente de a pie que ha decidido donar para que tú puedas arriesgar en la investigación, que es lo que permite hacer grandes descubrimientos. En España proyectos de esta cantidad no existen. 

¿Cuál es el objetivo de tu proyecto? 

Saber si el páncreas es muy heterogéneo, lo que podía explicar los distintos tipos de tumores que hay. Ahora somos capaces de generar la mutación en una célula en concreto y estudiar cómo difieren dependiendo de en cuál se originan, para poder realizar una detección temprana y hacer medicina personalizada. 

¿Se podría llegar a diagnosticar a partir de muestras de sangre con vuestro proyecto?

El objetivo final es lograr una biopsia líquida, para detectarlo en sangre y que sea un tumor primario operable.

Si por los avances de tu proyecto, te dieran un Premio Nobel, ¿a quién se lo dedicarías?

A mi madre. Y a la gente que ha creído en mí y en este proyecto. Además, a la ciudadanía que ha hecho una donación, aunque sea pequeña. Nos pensamos que 20 euros no llegan a ningún sitio, pero con los tuyos, los míos y los de otras personas, aquí estamos. 

¿Llegó tu madre a saber de este proyecto?  

No, murió hace seis años y mi padre, hace 12. Pero sé que ella estaba muy orgullosa de mí.