La cruda historia de Dolours y Marian Price, las hermanas pacifistas que acabaron siendo terroristas del IRA
- La serie 'No digas nada' de Disney Plus relata la vida de estas dos hermanas en la que se mezcla violencia, cárcel, adicciones, arrepentimiento...
- Más información: Está basada en hechos reales y tiene una puntuación perfecta: una miniserie sobre el terrorismo del IRA
Era finales de enero del 2013 cuando un obituario publicado en un famoso periódico neoyorquino llamó la atención del escritor y periodista Patrick Radden Keefe. "Muere a los 61 años Dolours Price, la desafiante terrorista del IRA", titulaba sobre una foto con dos sonrientes mujeres de cabello corto: Dolours, a la izquierda, y su hermana menor, Marian, una instantánea fechada en 1972.
El extenso texto sobre la muerte de esta mujer, debido a una sobredosis de medicamentos, aprovechaba para hacer un recorrido por las acciones terroristas de las hermanas Price como miembros del IRA (siglas en inglés del Ejército Republicano Irlandés). La lectura le valió a Keefe para empezar a idear y a armar un libro que en 2018 fue publicado bajo el título Say Nothing: A True Story of Murder and Memory in Northem Ireland.
Sustentado en hechos, personas y testimonios reales, en particular los recogidos por el Belfast Project, explora una parte del complicado conflicto norirlandés entre católicos y protestantes. La historia parte a finales de los años 60 cuando The Troubles, como se le llamó a la guerra civil en esos años, entraba en otra fase, una de muchas a lo largo de siglos, que resultaría sangrienta y bastante más violenta.
Este bestseller internacional es la base de la serie Say Nothing (creada por Joshua Zetumer), que ha despertado tantos fans como detractores. Entre ellos, la mismísima Marian, que a sus 70 años sale de un silencio autoimpuesto para querellarse con la plataforma Disney Plus, que ha producido y emite el proyecto.
Existen varias películas y series que han abordado el conflicto norirlandés, pero No digas nada (tal como se titula en español) tiene muchas diferencias con las ya existentes, siendo una de ellas el hecho de centrarse en dos personajes femeninos, las hermanas Price.
La nueva producción televisiva aborda el desarrollo de ambas: de pacifistas a integrantes radicalizadas del IRA, hasta llegar al más absoluto reproche hacia esa organización. Al menos por parte de Dolours, confesado en una entrevista del Belfast Project (impulsado por el Boston College, Massachusetts, que entre 2000 y 2006 recogió la historia oral de exmiembros del IRA) y que se daría a conocer después de su muerte.
En pantalla se muestra a la Dolours Price madura (excelentemente interpretada por Maxine Peake), lidiando con su adicción al alcohol y somníferos, con depresión, estrés postraumático y desórdenes alimenticios como secuela de una huelga de hambre que hizo cuando estuvo en la prisión de Brixton después de bombardear Londres. Al final del primer episodio, con una contundente afirmación, pone el tono de lo que serán los ocho capítulos restantes.
"Durante toda mi vida he creído que unirme al IRA era lo más noble que podía hacer. Te enseñaban que luchabas en nombre del pueblo, que toda la comunidad te apoyaba, que cada gota de sangre derramada era el precio de una guerra injusta, que los que combaten a tu lado eran tus hermanos, y que todo lo que hacéis juntos es por el bien mayor de una Irlanda libre y unida. Creo que la gente debería saber que es todo mentira", dice.
Retrato de las hermanas Price
Crecieron en el seno de una familia republicana en Belfast. Su padre, Albert, encarcelado durante ocho años, era una de las viejas glorias de 'la causa'. En el inicio de No digas nada, la voz en off de la protagonista recuerda la estructura de su hogar, en el que la palabra 'sacrificarse', un concepto traído de la religión y aplicado a la lucha, parecía ser una constante, pero no una competencia.
El adoctrinamiento no había calado en Dolours y Marian, que más bien creían en el pacifismo, siguiendo los ejemplos de los movimientos de no violencia de Gandhi, y en la lucha por los derechos civiles en EE.UU de Martin Luther King. "En una sociedad civilizada, ¿qué brinda la violencia?", cuestiona la mayor de las hermanas (gran interpretación de Lola Petticrew), que por su talento en las artes plásticas y su desafiante rebeldía estaba encaminada a tener otro destino, después de anunciar que asistiría a una marcha pacífica.
Cuando ambas son atacadas con piedras, palos, puñetazos y patadas en la caminata a través de territorios protestantes mientras entonaban cánticos religiosos que no lograban silenciar los insultos, algo empieza a transformarse en ellas. "Vi el odio en la gente que nos pegaba", dice Dolours convencida de que jamás podría cambiar al que ya consideraba un enemigo.
¿Feminismo de guerra?
La emboscada en el puente Burntollet, ocurrida en 1969, así como la masacre de 1972, el llamado Domingo Sangriento, cuando soldados británicos arremetieron contra civiles, sentó un antes y después en las Price. El camino hacia la radicalización se allanaba cada vez más.
Es discutible, pero no reprochable, que su incursión en las filas del IRA esté retratada como un triunfo del feminismo, sobre todo tomando en cuenta que por tradición las mujeres habían estado relegadas a un segundo plano en la lucha.
"Si creéis que solo podemos servir el té, puede que no ganéis esta guerra", le espeta Dolours a uno de los líderes, un hombre en el ocaso de la cincuentena que no había podido (o querido) darse cuenta de que los tiempos habían cambiado.
Las Price fueron reclutadas por Gerry Adams (interpretado en la juventud por Josh Finan y en la etapa adulta por Michael Colgan), quien años más tarde fundaría el partido Sinn Féin, y que, al preferir pasar a la historia como 'el impulsor de la paz', negaría haber sido parte del grupo armado y de haber estado implicado en cualquiera de sus actividades. Esta afirmación se recalca al final de cada capítulo.
"Hay muchas mujeres en Belfast y Derry dispuestas a ayudaros", la protagonista no se refiere precisamente a mantener caliente la bebida, ocuparse de las vendas, esconder armas en el jardín o esperar pacientemente en la habitación de al lado mientras los hombres deciden.
Las hermanas comenzarían a robar bancos a mano armada, también a facilitar los ataques a soldados británicos y a pasar la frontera sin levantar sospechas portando dinero, armas y explosivos, hasta convertirse en miembros insignes del llamado IRA Provisional.
Las diferencias entre ellas se hacen notar, a pesar de estar unidas por un nexo que va más allá del parentesco. A la mayor se la retrata con madera de lideresa, es visionaria, inteligente e ingeniosa. "Dolours podría haber sido cualquier cosa que quisiera", le dice al entrevistador del Belfast Project, Brendan Hughes (interpretado por Tom Vaughan-Lawlor y Anthony Boyle en sus diferente edades), uno de los miembros más peligrosos del IRA.
Por su parte, la aparentemente recatada Marian (papel al que da vida Hazel Doupe) es más bien la soldado dispuesta a acatar órdenes, a apretar el gatillo sin dudar y sin pestañear, como también a seguir a su hermana en lo que sea.
Más tarde ambas pasarían a ser parte de un grupúsculo, The Unknowns (Los desconocidos, liderado por Gerry Adams), para llevar a cabo operaciones encubiertas, que luego tendría conexión con la eliminación de civiles, así como de miembros que habían sido catalogados como traidores y posibles informantes.
Esas desapariciones forzadas sumaron 17, una de ellas fue la de Jean McConville, que sirve de hilo conductor de No digas nada. A esta viuda y madre de 10 hijos entre 20 y seis años, una noche se la llevó un comando del IRA del piso donde vivía con su familia en el Divis Flats (un complejo de edificios, símbolo de la resistencia de los católicos en Belfast). Sus descendientes no descansaron hasta que se encontró su cuerpo décadas más tarde.
El camino más amargo
La consolidación de Dolours como miembro valioso del IRA Provisional se consumaría con el atentado en el Tribunal Penal Central Old Bailey en 1973. En la serie se le atribuye a ella la idea de los estallidos de coches bomba en el corazón de Londres, con el resultado de más de 200 personas heridas y un sinfín de daños materiales.
En el episodio cinco se escenifica en detalle los preparativos y las horas antes de la ejecución del atentado, así como la persecución y encarcelamiento de los implicados, en particular el de las Price.
Dolours y Marian fueron condenadas a cadena perpetua, aunque luego se les redujo la pena. Recluidas en la prisión de hombres de Brixton (Londres), iniciaron una huelga de hambre con la finalidad de que las trasladaran a una cárcel de mujeres en Irlanda. Aunque fueron alimentadas a la fuerza, persistieron en su propósito.
En el episodio seis se recrean los 208 días transcurridos allí, donde estuvieron casi al borde de la muerte. Al cabo de ese tiempo, el gobierno británico cedió. "¡Parpadearon!,", exclama Dolours, que había iniciado la huelga de hambre como el juego de quien primero pestañea, pierde. En la prisión de mujeres de Armagh, las Price cumplirían ocho años de encierro. Esto hizo que Dolours se replanteara el significado de la lucha cuando fue liberada, en 1981.
Transcurre un camino largo y amargo en los saltos temporales entre esta joven de 30 años, que sale de la cárcel con la sensación de haber perdido una buena parte de su vida y de que el autosacrificio es una farsa, y la mujer madura y enferma, que vuelve a Irlanda con sus dos hijos después de su divorcio con el actor Stephen Rea. Como dato curioso, destacar que Rea fue nominado al Oscar en 1992 por su interpretación de un terrorista del IRA en la película The Crying Game.
Ella ve claramente que todo ha sido en vano. En el episodio ocho se remontan a abril del 94, cuando se cree que finalmente llegará el final del conflicto. Para Dolours Price Belfast era una especie de purgatorio, donde "siempre estabas al borde final de la guerra -se le escucha reflexionar-. Si me hubieran dicho que iba a durar 20 años y pico, no sé si habría cogido un arma para empezar".
Su trayecto difiere del de Marian (interpretada en la última etapa por Helen Behan), quien siguió colaborando con el ala armada, para entonces retornar a prisión. Finalmente, la interdependencia existente entre las hermanas se rompe, el nexo se transforma, y sus caminos se bifurcan.
Acusada de desequilibrada y delirante por Gerry Adams, la mayor optó por no callar. El precio que siempre estuvo vigente, incluso para los terroristas, fue el silencio de aquellos años terribles, que dejó un saldo de 3.500 muertos entre 1968 y 1998, según cifras oficiales.
Mirando hacia el pasado de una manera reflexiva, asumiendo su responsabilidad y mostrando arrepentimiento, en No digas nada, Dolours Price finalmente le dice al entrevistador del Belfast Project: "Para algunos de nosotros es más fácil no decir nada, enterrar los recuerdos, puede que sea una‘mujer difícil, pero no soportaba callármelo".