Cecilia Martín, psicóloga de parejas: "Doy una técnica muy buena para controlar la eyaculación precoz"
- La especialista en terapia de pareja y trastornos sexuales presenta su libro 'Amor orgásmico', donde habla de placer, liberación y estigmas.
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Los comienzos de Cecilia Martín en el mundo de la terapia sexual y de pareja fueron "un poco por casualidad". Después de terminar la carrera de Psicología en la Universidad de Salamanca, puso rumbo a Madrid para realizar la especialización. Hizo un máster de Psicología Clínica y de la Salud, donde ya empezó "a aprender mucha de la materia sobre cómo tratar los trastornos sexuales y cómo hacer terapia de pareja".
Cuando finalizó sus estudios, en el año 2006, decidió fundar el Instituto de Psicología Psicode junto a la que ahora es su socia, Marina García. "Fue en ese momento cuando empezaron a entrarme casos de terapia de pareja y de trastornos sexuales. Empecé a atenderlos y, poco a poco, empecé a especializarme en ello. Me di cuenta de que se me daba bien, de que podía ayudar a la gente a nivel sexual", cuenta Cecilia a Magas.
Ahora, con más de 18 años de experiencia en el sector y con "muchas ganas" de hacer algo nuevo, Cecilia ha decidido lanzarse al mundo de la escritura con su primer libro, Amor orgásmico, donde habla de placer, liberación y estigmas.
El clima de confianza entre profesional y paciente es clave, pero me imagino que mucho más tratándose de un tema que todavía se considera tabú. ¿Se encuentra con personas que acuden a consulta con vergüenza?
Muchísimas. Yo lo que uso mucho es el sentido del humor en la terapia. Cuando un tema es un poco tabú, le tienes que meter humor y tratarlo con naturalidad, con espontaneidad. El paciente se abre porque ve que tú lo tratas de una manera natural.
¿Es por la necesidad de romper con esos tabúes por lo que surge la idea del libro Amor orgásmico?
Siempre quise escribir un libro, aunque pensé que lo haría cuando me jubilara. Afortunadamente, gracias a la editorial Penguin Random House, he podido hacerlo ahora. En realidad quería escribir un libro de autoayuda, porque muchas de las dudas que me presentaban los pacientes y las parejas en consulta se podían resolver con unas cuantas pautas o con cierta información, pero no eran necesarias intervenciones extensas.
Entonces me preguntaba, '¿por qué esto no está en un libro?'. Realmente, Amor Orgásmico es el libro que a mí me hubiera gustado tener cuando empecé a tratar mis primeros pacientes, porque está lleno de pautas, ejercicios prácticos, consejos... Y creo que puede ayudar a prevenir muchos problemas sexuales y a resolver pequeñas dificultades.
Dice que es un libro orientado a las parejas. Sin embargo, en la portada luce un cuerpo desnudo de mujer. ¿Está dirigido también a las mujeres en solitario?
Realmente es un libro para todos. Está dirigido a una lectora mujer, porque creo que es fundamental ayudarla para que se libere de prejuicios, a que reivindique su derecho al placer, a que aprenda a comunicarse y a pedir cosas para las que los hombres realmente no tienen tantas dificultades.
En concreto, el capítulo dos, que es de bloqueos mentales y emocionales, va muy dirigido a la mujer, porque a muchas les cuesta llegar al orgasmo y, sin embargo, esto no me lo encuentro en el caso de los hombres. Con ellos me encuentro problemas como los trastornos de erección o la eyaculación precoz, que es algo de lo que también hablo en mi libro. De hecho, doy una técnica muy buena para controlar la eyaculación.
También ellos van a aprender a cómo estimular a una mujer. La respuesta sexual del hombre y de la mujer es muy diferente. Podemos decir que el hombre tiene una respuesta sexual mucho más rápida, de manera que a la mínima ya tienen una erección. Y, sin embargo, la mujer requiere una estimulación gradual, ir poco a poco. Y eso tienen que saberlo los chicos, porque la vida real no es lo que aparece en las películas porno.
Como bien apunta, las mujeres tienen que aprender a reivindicar su derecho al placer y a pedir las cosas en la cama. ¿Por qué los hombres son más lanzados y más abiertos a la hora de hacer esas peticiones?
Porque culturalmente a los hombres se les ha permitido ser sexuales. De hecho, es algo que ya se ve en la gente joven, en los adolescentes. Siempre se ha dicho que, respecto al hombre, la sexualidad cuanto antes mejor. Ellos desde jovencitos ya empiezan a masturbarse, lo ven como algo normal y no tienen ningún tipo de vergüenza.
Sin embargo, en la mujer el mensaje cultural que hemos recibido es el contrario. Tú no puedes tener pensamientos impuros, no tienes que mostrarte, no tienes que mostrar tu deseo. Incluso el tema de la masturbación en la mujer es un tema del que no se hablaba.
La sexualidad de la mujer ha estado silenciada durante un montón de años hasta que salió la revolución del satisfyer. Ahí ya se empezó a normalizar el que la mujer se masturbe y se empezaron a hacer chistes del tema. Cuando hay chistes sobre algo es porque ya está normalizado culturalmente. Cuando ni siquiera hay chistes sobre ello es porque es un tema tabú, oculto, que no se puede mostrar.
¿Cree que los datos sobre la masturbación por sexos han cambiado o simplemente los de la mujer estaban silenciados?
Creo que son los mismos y estaban silenciados. De hecho, en 1960 ya se hicieron muchas investigaciones donde se reflejaba que la mujer se masturbaba. Es más, uno de los datos más interesantes apunta que la mujer siente más placer en la masturbación en solitario que en una relación sexual con un hombre.
Es muy bueno que la mujer se masturbe. Está demostrado que eso previene de trastornos sexuales. Los casos que me encuentro yo de anorgasmia o de dificultades sexuales es en personas que se han masturbado muy poco o que no lo han hecho o lo han hecho de una manera muy tardía. La masturbación realmente nos ayuda a conocernos, a saber nuestro punto de placer, nos ayuda a mejorar nuestra autoestima, a sentirnos más libres.
¿Han cambiado los roles de género en el ámbito sexual?
Afortunadamente están cambiando. Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero las cosas están cambiando y no son como hace varias décadas. Y es eso. La mujer siempre se ha mostrado en el mundo sexual como objeto de deseo y lo que reivindico en mi libro es que también se le dé a la mujer esa faceta de mostrarse como deseante, no sólo como objeto de deseo.
Según el escritor Gary Chapman, existen cinco lenguajes del amor pero, en su libro, usted los extrapola al ámbito sexual. ¿Cuáles son los cinco lenguajes en ese otro contexto?
Esta 'traducción' al sexo es algo que he hecho yo de manera creativa, porque creo que al igual que a la pareja hay que demostrarle amor, también hay que demostrarle nuestro deseo sexual, de manera que si yo muestro deseo por ti, eso va a hacer que tú tengas más deseo por mí. Entonces, al igual que se habla de los diferentes lenguajes del amor con detalles y gestos, a nivel sexual podemos traducirlo.
Para Chapman, uno de los lenguajes del amor son las palabras de afirmación. Si lo llevamos al terreno sexual, sería decirle a tu pareja piropos, pero piropos con un poco de picardía para hacerle sentir sexy. También usar los susurros y los gemidos. Otro de los lenguajes sería el tiempo de calidad. Esto, traducido a la sexualidad, sería por ejemplo reservar una velada erótica, quizás en un hotel. Hacer algo que salga de la cotidianidad.
Otro de los lenguajes serían los regalos. Puedes regalarle a tu pareja un conjunto de ropa interior sexy o un libro erótico. Chapman habla también de los actos de servicio, que serían algo así como esperar a que tu pareja salga de la ducha y secarlo con una toalla o ayudar a enjabonarlo en la ducha.
Y otro muy importante es, por supuesto, el contacto físico. Aquí es donde más hincapié tenemos que hacer a la hora de buscar recuperar la pasión. El contacto físico es fundamental. Al principio de la relación hay muchos besos muy largos, profundos, que llevan mucha sobreestimulación sensorial. Luego eso se pierde y solamente quedan como la antesala al sexo.
Habla de salir de la rutina pero, ¿es posible salir de la cotidianeidad cuando llevas, qué sé yo, 50 años?
Es posible y, además, es necesario hacerlo. La rutina hace que se pierda la pasión. Cuando una pareja lleva 30 años juntos ya ni siquiera tienen conversaciones interesantes, solamente hablan de los niños, de las tareas, y no hay nada especial. En mi libro propongo no solamente salir a cenar o hacer una escapada romántica o un viaje de pasión, sino algo tan sencillo como hacer una cita en casa un miércoles. Lo he denominado 'Los miércoles de tacón'. Es decir, puedes tener una cita en el salón de tu casa organizándolo, poniéndote guapo, con música, velas... y que un miércoles se convierta en un día especial.