María Reig: "En mi novela he imaginado una Europa no masificada de turistas y gente haciéndose selfies"
- La periodista y escritora ha publicado su nueva novela histórica, Sonó un violín en París, donde explora los límites del turismo del siglo XIX.
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La escritora y periodista María Reig, nos lleva de viaje por las grandes ciudades europeas de finales del siglo XIX a través de su última publicación, Sonó un violín en París (Espasa 2025). Una novela histórica en plena Belle Époque donde un grupo de selectos viajeros harán un recorrido por parte de la Italia recién unificada, algunos territorios de Austria-Hungría y ciertos lugares de las nuevas fronteras del imperio alemán. Todos tienen objetivos personales que alcanzar en una Europa de preguerras.
La autora se autopublicó en 2018 con su primera novela, Papel y tinta, desarrollando una campaña de crowdfunding que financiase este proyecto y logrando su objetivo en menos de 24 horas. Hasta ahora ya ha vendido más de 100.000 ejemplares.
Detrás de un viaje siempre hay muchos preparativos y reservas, más si se trata de recorrer Europa a finales del siglo XIX. ¿Cómo ha sido ese proceso?
Hay que retroceder hace 130 años y ubicarnos en cómo se preparaban los viajes entonces. Lo primero siempre es visitar una librería para hacerse con planos, mapas, una guía de viaje, que en ese momento ya existían, como las Baedeker, que eran las guías de ferrocarril que empezaron a aparecer con la expansión del tren por toda Europa.
Las reservas se hacían por telégrafo o por carta. Los billetes de tren podríamos adquirirlos en las estaciones de ferrocarril, o en los propios hoteles. Y es un momento en el que tenemos un abanico de transporte muy amplio; ómnibus, taxis, tranvías, metro, ya en algunas ciudades, como Londres.
También estaba la posibilidad de cambiar la divisa en las principales oficinas bancarias de las grandes ciudades, o mediante pagarés y giros postales. Podías contratar también la agencia de viajes inglesa de Thomas Cook, que ya existía desde 1851, y que empieza a hacer viajes organizados, primero por las islas británicas, luego salta al continente y ya por las fechas de la novela está organizando incluso a Egipto.
Yo he contado además con la ayuda de trabajadores del Museo del Ferrocarril de Madrid, para saber cómo funcionaban los trenes de aquella época.
Clara es el personaje femenino principal, y quien hace sonar el violín. ¿Una mujer sometida a la diligencia de sus tutores que necesita vivir su propia vida?
Sí, Clara nace con ganas de explorar el universo musical de finales del siglo XIX, época a la que pertenecen las melodías que todos reconocemos y que están en cada capítulo de la novela. Aprovecho para decir que hay disponible una playlist con todas ellas.
Con la protagonista quería explorar el papel de la mujer, que ya está dentro de un mundo profesional y busca realizarse como ella quiere. Y, durante la novela, Clara hará también un viaje psicológico que tendrá como compañera la ansiedad, a la que no sabe ponerle nombre, pero que está dentro de su encrucijada existencial entre autorrealizarse o seguir dejando que la guíen.
Subirse al tren que te ofrece la vida, ¿también para huir?
Los viajes nos pueden brindar una suerte de epifanía sobre nuestra vida. Nos alejamos de la rutina y tomamos perspectiva, que sirve para valorar si huir y no querer mirar hacia atrás. Aunque al final te acabas encontrando en el mismo punto del que partiste.
Creo que la maravilla de los viajes, es utilizarlos precisamente para avanzar en tu vida, pero mientras viajas.
En esta historia, no todo es lo que parece ser.
Absolutamente. Además, es un grupo que está compuesto por intelectuales, gente que no dejan de pertenecer a las élites, a la alta burguesía. En definitiva, personajes con una posición, una reputación y con un ego. Las cartas que cada uno va utilizando a lo largo del viaje, tanto las que muestran como las que no, son fundamentales en la dinámica que existe entre ellos.
¿Hay similitudes entre el turismo de la novela y el de la época actual?
Cuando me documentaba, me di cuenta de que muchas cosas actuales ya estaban en aquella época. Hemos cambiado la forma de reservar los servicios a través de grandes plataformas, pero la esencia es la misma.
Hoteles de primera y segunda clase, hostales... Y muchos de ellos cerca de las estaciones para pernoctar haciendo camino, además de una selección de apartamentos amueblados que puedes reservar a través de agencias inmobiliarias con las que te comunicas por carta.
También la forma de trasladarte de la estación al alojamiento, con servicios de ómnibus gestionados por los propios hoteles, y guías turísticos que habían de ser los oficiales de la ciudad que visitabas.
La única y enorme diferencia es que, a día de hoy, el turismo se ha masificado.
"Ir, ver y marcharte" para definir un viaje de turismo, pero tú te quedas en cada etapa del recorrido y nos lo describes con todo lujo de detalles.
Quería plantear un itinerario de lugares emblemáticos de Europa para que el lector los conozca y tenga algún tipo de referencia sobre ellos. Y, además, trabajar la novela ofreciendo la posibilidad de visitar esa Europa que existió antes de las dos guerras mundiales.
¿Qué papel tiene la prensa, concretamente Le Petit Journal en la novela?
Le Petit Journal, es uno de los grandes representantes de la explosión de la prensa de finales del siglo XIX. Es un momento en el que mejoran las tasas de alfabetización, y todo lo que se ha conseguido a través de la revolución industrial se puede aplicar al universo editorial. Se pueden imprimir más ejemplares a un coste más bajo y, por tanto, aumenta el número de lectores.
Además, es un periódico que llega desde Estados Unidos con Pulitzer, del sensacionalismo y el amarillismo. Se empieza a jugar con los titulares llamativos y demás para generar que más gente compre los ejemplares. A finales del XIX había hueco para casi cualquier tema.
¿Por qué está ambientada en el siglo XIX?
Porque es un siglo fundamental y necesario para conocer la época en la que vivimos.
¿Cuál es el origen de la novela?
Mi amor por los viajes y mi amor por la música como consumidora, y también por las ganas de hacer catarsis de algunos aprendizajes personales y profesionales que he tenido en estos últimos años.
Quería volcarlos a través de estos personajes, de esta historia, y el imaginarme poder recorrer una Europa que no esté masificada de turistas y gente haciéndose selfies cada dos minutos.
¿Has hecho alguna vez este viaje?
Además de otros viajes que he podido hacer por Europa, también he hecho dos veces el Interrail. Por tanto, se puede decir que lo conozco bien.
¿Por qué un violín?
Porque es un instrumento que costó ver que una mujer lo tocara. Por las formas curvas y por la posición que tenían que adoptar al tocarlo, costó normalizar el hecho de que existieran intérpretes mujeres de violines. Aunque en el siglo XVIII hay excepcionalmente mujeres violinistas, niñas prodigiosas, que eran casi un espectáculo.
¿Qué tipo de viajera eres?
Aquella a la que le cierran los museos porque aún no he terminado de hacer todo el recorrido, que se para en cada detalle, con una autoguía, de las que te ofrecen ampliar más información con enlaces y yo le doy a todos... Ávida de querer saber más.