Los ictus o accidentes cerebrovasculares no tienen las mismas consecuencias entre los hombres y las mujeres. De hecho, las pacientes femeninas tienen un 39% más de probabilidades de morir justo el año después de sufrir un primer accidente cerebrovascular, según un nuevo estudio publicado en la revista científica Journal of Women's Health. Las diferencias también se basan en que la mayoría de las mujeres eran mayores que los hombres cuando sufrieron el ictus.
En la investigación, realizada por investigadores de la Escuela de Ciencias Clínicas de Monash Health (Estados Unidos), entre las mujeres y los hombres con un primer accidente cerebrovascular, las mujeres eran aproximadamente 7 años mayores. Además, un 9,3% menos de mujeres podían caminar de forma independiente al ser ingresadas en el hospital, lo que sugería un derrame cerebral más grave.
"Entre los fallecidos por cualquier causa, los hombres tuvieron más muertes por cáncer (12% vs. mujeres 6%) y enfermedad cardíaca isquémica (8% vs. mujeres 6%), mientras que las mujeres tuvieron más muertes atribuidas a la apoplejía (50% vs. hombres 41%) u otras enfermedades cardiovasculares (16% vs. hombres 13%)", explica una de las líderes del estudio, Dominique Cadilhac.
Estos investigadores demostraron que las mujeres tenían un 65% más de riesgo de muerte asociado a un derrame cerebral. Las mujeres no solo eran más propensas a ser mayores al principio de la apoplejía y a tener una mayor gravedad de la misma, sino que también eran menos propensas a ser tratadas con aspirina para la prevención secundaria de ictus.
El ictus es la primera causa de muerte en la mujer, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), debido en muchos casos a la falta de importancia que le dan a sus síntomas, doblando el número de muertes por cáncer de mama y superando 14 veces los fallecimientos por accidente de tráfico.
Detectar la sintomatología y actuar con rapidez puede salvar vidas y reducir las consecuencias de sufrir un ictus. Las primeras 3-6 horas después de un ictus son clave. Por cada minuto en el que se reduce o detiene la circulación de sangre en el cerebro de una persona se pierden 1,9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales, y una hora sin circulación supone un envejecimiento cerebral de 3,6 años.
Por ejemplo, el hecho de que la persona no pueda sonreír, tenga una sonrisa caída o asimétrica indica que la persona está sufriendo un ictus. Otros síntomas son no poder levantar uno de los brazos, la pérdida de fuerza en un lado del cuerpo, problemas al hablar y un dolor de cabeza intenso y repentino.