El dolor pélvico crónico afecta la vida y las relaciones sexuales de las mujeres: conoce sus síntomas y cómo paliarlo
Una patología que afecta en el día a día al trabajo, amistades, familia o pareja de la persona afectada.
21 agosto, 2024 02:06Hay dolencias que afectan a las mujeres que son bastante desconocidas, pero que afectan de manera importante a su vida y requieren de un tratamiento multidisciplinar para paliar sus efectos. Nos referimos a los síndromes compresivos venosos y al síndrome de congestión pélvica que afectan principalmente a población femenina entre los 30 y los 50 años.
Ambos producen lo que se conoce como dolor pélvico crónico que puede ser originado por múltiples causas como la endometriosis, disfunciones del aparato reproductor femenino, alteraciones de la musculatura pélvica, afectación de los nervios pudendos, etc. Para conocer mejor esta problemática, sus efectos y las opciones de tratamiento, Magas ha hablado con el doctor Óscar Merino, jefe del Servicio de Cirugía Vascular de Clínica Rotger.
"Desde el punto de vista vascular existen diversas entidades que pueden condicionar la aparición del dolor pélvico crónico: por un lado, la congestión pélvica y, por otro, los síndromes compresivos vasculares intraabdominales. Una de las causas principales que explica la aparición de la congestión pélvica es el aumento de aporte sanguíneo en el útero que se produce durante gestación y que condiciona la aparición de dilataciones venosas tanto en el útero como en los ovarios", explica.
Generalmente, el origen son unas varices que están en la región periuterina y ovárica, es decir en la pelvis, que producen una congestión venosa causante del dolor. En algunos casos puede extenderse hacia otras zonas como la región genital y miembros inferiores. En cuanto a la sintomatología, Óscar Merino repasa algunos de los efectos más comunes: "Dolor pélvico crónico, menstruaciones dolorosas y muy abundantes, dolor durante las relaciones sexuales o tras ellas… También puede hacer sensación de pesadez excesiva en las piernas, varices o hemorroides. Los síndromes compresivos vasculares son una entidad comprendida dentro de las enfermedades raras".
Para abordar el tratamiento, "en la Clínica Rotger hemos creado un grupo de trabajo donde se incluyen a todas las especialidades implicadas tanto en el diagnóstico como en el tratamiento y posterior recuperación y seguimiento de estas pacientes". Aunque no es una dolencia silenciada, sí poco conocida para muchos médicos y especialistas, lo que conlleva que quienes la padecen suelan sufrir retrasos tanto en el diagnóstico como en las medidas médicas para tratarla.
"Se trata de una patología compleja que precisa de la intervención de un amplio equipo de especialistas de diferentes disciplinas. En el caso del síndrome de congestión pélvica, generalmente el proceso se inicia con una consulta al servicio de Ginecología que intenta encontrar el origen del dolor. Una vez se determina que puede tratarse de una congestión pélvica, el radiólogo y el cirujano vascular deben confirmarlo con la realización de una historia clínica completa y un eco doppler abdominal e intravaginal. De esta manera se pueden observar las varices pélvicas y estudiar su tamaño, distribución y longitud", explica el doctor.
El caso de los síndromes compresivos vasculares es mucho más complejo, porque acostumbran a ser pacientes que antes de llegar al especialista adecuado han consultado en muchos otros departamentos y suelen acudir con gran cantidad de pruebas sin llegar a un diagnóstico claro de su dolor. "Sólo con un abordaje multidisciplinar se puede conseguir ayudar a mejorar el dolor y disminuir los síntomas de una enfermedad tan incapacitante para las pacientes como son los síndromes compresivos vasculares", añade.
Hemos oído hablar una y mil veces sobre la importancia de fortalecer el suelo pélvico para las mujeres y aquí cobra especial relevancia. "El papel del equipo de fisioterapia de suelo pélvico es fundamental en esta situación clínica. El dolor crónico favorece la aparición de contracturas e hipertonías musculares que inicialmente pueden ayudar a aliviar el dolor, pero que rápidamente se convierten, por su persistencia en el tiempo, en causa de incluso más dolor. La rehabilitación funcional, tanto manual como instrumental, los estiramientos, la corrección postural, y la relajación de grupos musculares son pasos fundamentales y contribuyen de forma significativa a lograr excelentes resultados en cuanto a mejoría y control del dolor", explica.
Se trata de dolencias bastante incapacitantes que afectan al embarazo y también a la esfera más íntima de las mujeres. "El dolor con las relaciones sexuales tanto durante como a posteriori es un síntoma frecuente en esta patología. Afectando en múltiples esferas a las pacientes que la sufren, tanto a nivel personal como funcional, mucho más allá del dolor crónico de base que sufren. En el caso del síndrome de congestión pélvica, los embarazos son causa de la enfermedad y, a mayor número de gestaciones, mayor riesgo de presentar varices a nivel de útero y ovarios. El desarrollo de estas varices pélvicas durante la gestación se considera normal, pero deben desaparecer a los seis meses del parto. Si persisten más allá de este periodo de tiempo y producen sintomatología se debe iniciar su estudio y valorar el mejor tratamiento posible", afirma el Dr. Merino.
No hay que desesperarse, porque el dolor pélvico crónico puede mejorar con el tratamiento adecuado. En el caso de la congestión pélvica la mejoría es muy evidente quedando, en la mayor parte de las ocasiones, asintomáticas tras el tratamiento. El caso de los síndromes compresivos es mucho más complejo y el resultado dependerá del número de compresiones que presenta la paciente, el tiempo de evolución y la clínica previa. "Un objetivo más real es el de mejorar la situación tan compleja en la que se encuentran para poder llevar una vida más normal y con menos limitaciones por el dolor", precisa.
La afectación en la vida de las pacientes es importante y por ello "integrar en el equipo a la especialidad de psicología es fundamental. Un dolor crónico repercute en el día a día, trabajo, amistades, familia o pareja de la persona afectada. La valoración, apoyo, acompañamiento y tratamiento que aporta esta especialidad es fundamental para conseguir una recuperación a todos los niveles".
Por último, resaltar que, afortunadamente, cada vez se da más visibilidad a esta enfermedad y las pacientes pueden acudir antes a los especialistas adecuados para su diagnóstico y tratamiento. "Ante un dolor pélvico crónico vale la pena valorar la posible afectación vascular tras descartar las causas más frecuentes ginecológicas, y evitar la prolongación del dolor en el tiempo. Cuanto más precoz sea el tratamiento, menor irritación crónica se produce de las estructuras afectadas y mayor probabilidad de mejoría clínica presentará la paciente", concluye.