Wilayat Sin, un grupo armado del Sinaí vinculado al Estado Islámico (EI), ha reclamado la autoría de la tragedia aérea ocurrida este sábado en Egipto en la que han perecido 224 personas. “La matanza de docenas a diario en Siria con bombas de vuestros aviones os traerá aflicción. Del mismo modo que matáis a otros, vosotros moriréis también”, han dicho los yihadistas en un comunicado en referencia a la campaña militar que Rusia desarrolla desde hace semanas en Siria contra el EI.
El grupo terrorista ha publicado incluso en las redes sociales un vídeo en el que puede verse el hipotético impacto y posterior caída del aparato. Son imágenes de dudosa credibilidad y desde el primer momento tanto el Gobierno egipcio como el ruso han descartado la hipótesis del ataque terrorista. “Esa información no se puede considerar verídica”, ha asegurado el ministro de transporte ruso, Maksim Sokolov, que ha calificado la reivindicación de los yihadistas de “invención”
Aunque quede por delante un ingente análisis de los restos del avión y del contenido de las cajas negras -ya recuperadas-, los datos públicos sobre velocidad y altitud congelaban el último contacto del Airbus A-321 de la compañía privada rusa Kogalymavia apenas 23 minutos después de su despegue del aeropuerto egipcio de Sharm el Shaij. En el momento de la pérdida de contacto la aeronave volaba a una altitud de 28.375 pies (8.648 metros), ligeramente por debajo del techo de 33.500 pies (10.210 metros) alcanzado poco antes.
Fuentes militares citadas por la BBC reconocen que estos grupos disponen de armamento tierra-aire pero, señalan, no de la potencia y el calibre necesarios para alcanzar un avión volando a su altitud normal de crucero.
¿Por qué en Ucrania sí y aquí no?
Mientras que en esta ocasión Rusia ha sido la afectada, se acusa a rebeldes prorrusos apoyados por Moscú de derribar el año pasado un avión comercial de Malaysian Airlines con casi 300 personas a bordo en Ucrania, que vive un conflicto armado entre insurgentes secesionistas y el Gobierno.
Toni E. Cantó, periodista especializado en información científica y tecnológica, y autor del blog de divulgación La Pizarra de Yuri, aporta las claves para diferenciar el suceso de este sábado del ocurrido el año pasado en Ucrania. Un reciente informe elaborado por expertos holandeses muestra que el derribo de aquel Boeing 777 fue provocado por la explosión de un misil ruso de tipo Buk, un armamento que Cantó descarta en este caso.
Para este experto, al igual que los técnicos sobre el terreno, es probable que los yihadistas dispongan de lanzaderas tierra-aire del tipo Igla o Stinger, de fabricación rusa y estadounidense respectivamente. En ambos casos se trata de armamento que un atacante usaría apoyado sobre el hombro, con proyectiles que portan una carga explosiva de no más de tres kilos de peso, nada que ver con la aparatosidad de los Buk, que requieren un transporte exclusivo y que sí que podrían alcanzar con gran facilidad a un aparato que estuviera a 9.000 metros de altura.
Los rangos de distancia y el sistema de guiado son igualmente diferentes. Los Igla o Stinger más modernos, actualizados en los últimos años, colocan el alcance horizontal de estos misiles en hasta 8.000 metros, si bien el vertical nunca superaría los 6.000 metros. Son cifras que colocan el margen operativo de esos artilugios en lugares próximos a un aeropuerto, cuando los aviones se encuentren en maniobras de aterrizaje o de despegue. La distancia tampoco ayudaría en el caso de la maniobrabilidad, que va reduciéndose a medida que se aleja del punto de origen. Cantó afirma que "durante el vuelo del misil éste va perdiendo energía progresivamente, con lo que sus capacidades de maniobra en el tramo final van quedando disminuidas hasta dejarle sin capacidad para perseguir al objetivo. En la práctica, esto significa que su alcance efectivo real puede llegar a reducirse hasta un 40% con respecto al (nominal / indicado), dependiendo de las circunstancias del disparo con respecto al blanco".
El sistema de guiado podría aportar otra pista. Mientras estas armas ‘pequeñas’ usan un sistema infrarrojo, los Buk activan un sistema de radares para alcanzar el objetivo a mucha más distancia, pero con una clara contrapartida: pone en alerta a los sistemas (o instalaciones, o equipos...) de guerra electrónica de la zona, lo que permitiría su rastreo.
Por otro lado, un misil Buk puede alcanzar un objetivo a una altura de 70.000 pies (20 kilómetros), según The Wall Street Journal. Los rebeldes prorrusos cuentan con armamento pesado, que según los acuerdos de Minsk para el proceso de paz ucranio deben despejar de las zonas disputadas.
El avión comercial ruso siniestrado este sábado fue a estrellarse contra una zona montañosa del Sinaí, un área de conflicto entre el Gobierno egipcio y los combatientes islámicos. La nave iba camino de San Petersburgo y transportaba mayoritariamente a turistas rusos.
Sobre el terreno, los restos también pueden ofrecer datos preliminares acerca de la causa. Según Cantó hay varias tipologías claras en cuanto a accidentes aéreos. Desde la concentración de restos que sucede cuando una aeronave cae más o menos a plomo hasta la dispersión que provoca una desintegración en vuelo como las que ocasionan las explosiones, a lo largo de un área más extensa, caso de Ucrania o del atentado del vuelo de Lockerbie en 1988.
Entonces, ¿cuál es la causa del siniestro?
Todavía no se ha confirmado la causa del accidente y las otras dos hipótesis que se barajan son un error humano o un posible fallo técnico. La última es la explicación más avalada.
El avión tenía unos 18 años de antigüedad y llevaba en manos de Kogalymavia desde 2012. Dos años más tarde, una inspección a la aerolínea, que vuela a 12 destinos internacionales con una flota de apenas siete aviones, reveló violaciones de seguridad. La compañía reaccionó con celeridad y solucionó todos los problemas. Pero en este caso la tripulación del Airbus estrellado este sábado se quejó del estado de la aeronave durante su estancia en Sharm el Sheij, conforme han reconocido fuentes del aeropuerto. Antes de desaparecer, el piloto del Airbus solicitó hacer un aterrizaje de emergencia por complicaciones técnicas, de acuerdo con las autoridades egipcias. Los datos de altura, trayectoria y velocidad en el momento de la pérdida del contacto sugieren "una pérdida de control o un fallo instrumental severo", según apunta Toni E. Cantó.
El Gobierno de Moscú ha organizado un comité de investigación para esclarecer las causas de la tragedia. Las pesquisas incluyen tomar muestras del combustible empleado y registrar la sede de la compañía. Asimismo, se han podido recuperar las cajas negras.
Amigos y familiares de las víctimas que aguardaban en el aeropuerto de Pulkovo de San Petersburgo han sido trasladados al hotel vecino Crowne Plaza. Esta tragedia aérea se produce a pocos meses de que un avión de la aerolínea de bajo coste Germanwings se precipitara contra los Alpes franceses y dejase a unas 150 personas sin vida.
El accidente podría tener un impacto negativo sobre la industria turística egipcia, ya que los turistas rusos son algunos de los más recurrentes. Dos millones de rusos fueron de viaje a Egipto en los nueve primeros meses de 2014, según The Moscow Times.