Iowa es un rectángulo plano en el medio de Estados Unidos, el “cinturón del maíz” donde viven poco más de tres millones de personas, algo menos de un tercio de los habitantes de la ciudad de Nueva York. El 92% de sus residentes son blancos. Los hispanos, la primera minoría del país y la que más crece, decisiva en las elecciones presidenciales, es casi inexistente: sólo cinco de cada 100 son hispanos.
Iowa, cada cuatro años, es también la obsesión de las campañas presidenciales. En esta pelea por la Casa Blanca, Donald Trump ha visitado el estado 18 veces; Ted Cruz, 23, y Mike Huckabee, el que mayor atención le ha dado, 28. En el lado demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders han venido en 16 ocasiones, y Martin O’Malley, que ha hecho aquí una fuerte apuesta, 22.
“Durante cinco meses, estamos en el centro de la política presidencial de Estados Unidos”, describe Arthur Sanders, profesor de la Universidad Drake, de Des Moines, la capital estatal.
¿Per por qué Iowa es tan importante para los candidatos presidenciales? ¿Qué tiene Iowa que lo convierte en un estado tan relevante pese a ser tan pequeño?
1. Es la primera cita electoral
Después de las convenciones presidenciales de 1968, el partido demócrata decidió modificar las reglas a través de las que se eligen a los delegados que, a su vez, eligen al candidato presidencial. En esa reforma, Iowa quedó como la primera cita del año electoral. El estado elige a sus delegados por medio un complejo sistema de caucus en cuatro etapas, no en una elección primaria convencional.
Luego jugó la suerte: en 1972, no había hoteles suficientes en Des Moines para la convención estatal, en junio, por lo cual debió adelantarse. Eso significó adelantar los caucus, y quedar antes de la primera primaria del año, en New Hampshire. Iowa encontró así un lugar de privilegio que comenzó a explotar en el ciclo electoral de manera fortuita.
“Jimmy Carter, en 1976, fue el primer candidato que siguió la estrategia de venir a Iowa, vivir aquí y hablar con todos los votantes”, explica el profesor Sanders.
2. Es un filtro de candidatos
Debido al tiempo que los candidatos pasan en el estado, la gente de Iowa tiene la posibilidad de estudiarlos como nadie más en el resto del país. Y aquí se precian de ello. Iowa es un estado pequeño, con pocos habitantes, con lo cual los candidatos pueden moverse con facilidad y tener eventos “íntimos”. Sanders lo define como “política minorista”. Mucha gente aquí espera tener contacto directo con el candidato, no sólo verlo en debates o entrevistas. En Iowa, los presidenciables están mucho más expuestos que en otros estados.
“A los votantes de Iowa les gusta pensar que a ellos les toca examinar a los candidatos”, dice Sanders. Además, debido al sistema de caucus, que requiere de un compromiso mucho más fuerte de los votantes debido al tiempo que demanda, los candidatos deben, en cierta medida, igualar ese compromiso para ganarse su confianza y su voto. De allí también la atención que muchos candidatos le brindan al estado.
3. Es un evento mediático único
Durante meses, la atención de los candidatos está en Iowa. Hay actos de campaña, cenas, barbacoas, ferias con granjeros. De todo. Pocos estadounidenses reciben tanta atención de los candidatos como la gente de Iowa. Y la prensa no sólo sigue ese fenómeno, sino que es una parte crucial de él.
Pero Sanders ofrece un dato revelador: en 2008, sólo participaron de los caucus unas 220.000 personas del lado de los demócratas y unas 115.000 del de los republicanos. Ese puñado de personas logró, entre otras cosas, darle vuelo a la candidatura de Barack Obama, que sorprendió ganando en el estado y logró un impulso que lo acompañó luego a todo el país.
“Iowa es importante no porque sea Iowa, sino porque se ha convertido en un evento mediático. Puede darle el impulso a los candidatos que les permite luego seducir a los donantes y mantenerse en la pelea”, agrega el catedrático.
4. Puede ser un trampolín
Para Obama, Iowa fue crucial en su exitosa campaña de 2008. Pero, ¿le ha servido Iowa a algún otro candidato tanto como a Obama? La pregunta ha llevado a muchos a preguntarse si el estado icono del “cordón del maíz” es tan relevante como parece.
Sanders hace memoria y ofrece una lista de candidatos: Carter, en 1976; Gore, en 2000, Kerry en 2004 –“Su triunfo le ayudó a quitarse de encima a Howard Dean”, explica– y Obama en 2008. Todos se beneficiaron por su resultado en Iowa.
“Para los republicanos, ha tenido mucho menos impacto”, concluye luego.
La lista de candidatos que se impusieron en Iowa en los últimos tiempos así lo confirma: Rick Santorum, en 2012 –que no obstante llegó hasta el final de la prima con Mitt Romney–, y Mike Huckabee, en 2008.
Pero aquí es donde comienzan a jugar fuerte las percepciones. Sanders recuerda que Romney salió segundo en 2012, un resultado mejor del esperado, algo que le ayudó a cimentar su candidatura. Este año, se espera que Carson y Trump estén en los primeros lugares. Si no lo logran, dijo, sus candidaturas están “terminadas”.
“Necesitan que les vaya bien aquí porque les va bien en las encuestas, y si no les va como en las encuestas la prensa escribirá mal de ellos”, sentencia.
5. Es un estado en disputa
En la elección general del año próximo, Iowa sólo ofrecerá seis votos electorales para el colegio electoral que elegirá al presidente de Estados Unidos. Pero esos seis votos pueden resultar cruciales si las elecciones llegan a estar muy reñida. Iowa es uno de los estados en disputa: en 1976, 1980, 1984 y 2004 eligió al candidato del partido republicano. En 1988, 1992, 1996, 2000, 2008 y 2012, al de los demócratas.
Al ser un estado en disputa, el tiempo que los candidatos pasen aquí, asumiendo que finalmente conseguirán ser el candidato presidencial, es también tiempo invertido para el futuro.
Para algunos, Iowa también ofrece la posibilidad de un “efecto derrame” hacia el resto de los estados del Medio Oeste de Estados Unidos. Esto es particularmente importante para los republicanos, puesto que se trata de la región donde vive buena parte de sus simpatizantes.