Manuel Valls, primer ministro de Francia, ha advertido hoy ante la Asamblea Nacional francesa del "riesgo de armas químicas y bacteriológicas" en futuros ataques terroristas.
"Actualmente no hay que excluir nada. Lo digo con todas las precauciones que se imponen, pero lo sabemos y lo tenemos en cuenta: puede haber riesgo de armas químicas y bacteriológicas", ha declarado el jefe del Gobierno francés.
"Estamos en guerra, una nueva guerra, exterior e interior, en la que el terror es el primer objetivo y la primer arma", ha dicho en su discurso. La "novedad" es la forma de operar de los terroristas según el primer ministro:
"La macabra imaginación de los que dan las órdenes no tiene límites: fusil de asalto, decapitación, bombas humanas, armas blancas... o todo a la vez, perpetrados por individuos, comandos particularmente organizados".
Valls se ha dirigido a los diputados para que validen la prolongación del estado de emergencia en Francia durante tres meses, una proposición que después deberá ser refrendada por el Senado. "Este proyecto de ley es la prueba de que Francia no será doblegada jamás", afirma. La medida ha sido finalmente aprobada por la Cámara.
Recordando desde el ataque a la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío en enero, donde hubo 17 víctimas mortales, a los del pasado viernes en París, Valls ha urgido a los diputados franceses a aprobar la prórroga del estado de emergencia que dota a las fuerzas de seguridad de mayores poderes y libertades.
Control de las fronteras exteriores de la UE
Valls ha reclamado también desde la Asamblea Nacional francesa "un control sistemático en las fronteras de la Unión Europea para los beneficiarios de la libre circulación" advirtiendo de que, "si no se hace, la supervivencia de Schengen está en juego".
"Ya es hora de que Europa adopte el texto que garantice el seguimiento de los desplazamientos, incluso en el interior de la UE. Es una condición para nuestra seguridad colectiva", ha declarado.
Valls ha explicado que los esfuerzos del Gobierno francés se van a centrar en contrarrestar el regreso de yihadistas que han sido entrenados en Oriente Medio. Otra vía será la de luchar contra la radicalización de los jóvenes en "centros de reeducación" que también podrían acoger a extremistas arrepentidos, sin sustituir por ello las penas de cárcel.
Gran operación policial en Bruselas
Las fuerzas de seguridad belgas han efectuado siete registros en viviendas de la región de Bruselas en el marco de los operativos antiterroristas desplegados tras los atentados de París, informó hoy la Fiscalía federal.
Uno de los registros, llevados a cabo en Laeken, un barrio residencial al noroeste de Bruselas, está relacionado directamente con la investigación de los atentados, mientras que los otros están teniendo lugar en Bruselas centro, en Jette, Uccle y Molenbeek en viviendas de amigos y familiares de uno de los suicidas, Bilal Hafdi.
Una persona será interrogada en este contexto y tras verificar su identidad se determinará si puede ser considerada "sospechosa o testigo", según el portavoz de la Fiscalía.
Horas antes, el primer ministro belga Charles Michel propuso en el Parlamento catorce medidas excepcionales para combatir la radicalización y "garantizar la seguridad pública", incluyendo que los yihadistas que vuelvan al país vayan "directamente a la cárcel".
Plantea una modificación de la Constitución para ampliar la detención preventiva de 24 a 72 horas o la posibilidad de efectuar registros las 24 horas en caso de infracciones terroristas, lo que pondría fin a la excepción entre las 21:00 y las 05:00 horas, prevista actualmente.
Michel propone reforzar los controles policiales en las fronteras, el despliegue de 520 militares para reforzar la seguridad y la revisión del código de instrucción criminal, con nuevas tecnologías y métodos de investigación, o que las personas fichadas por los servicios de análisis puedan portar un brazalete electrónico, como sugirió el candidato francés Nicolas Sarkozy tras los atentados de París.
También pide aprobar el registro de datos de pasajeros aéreos antes de que se apruebe a nivel europeo, el fin del "anonimato" para las tarjetas telefónicas de prepago y un plan de "prevención y represión" para el barrio de Molenbeek, base de muchos yihadistas que han cometido atentados.
La batería de medidas incluye también un refuerzo del control para el acceso a ciertos empleos, desmantelar los lugares de culto "no reconocidos" que promueven el yihadismo o la "exclusión de los que predican el odio".