Por denunciar torturas por parte del Gobierno sirio, Anwar al Bunni pasó cinco años en prisión entre reos comunes, algunos condenados a la pena capital. Aprovechando su tiempo entre rejas, el abogado de presos políticos bosquejó una ley electoral para su país, así como una ley de medios de comunicación, otra de partidos políticos y un sistema de justicia para una transición política. “Me mantenía optimista cuando estaba en prisión, porque creo en los sirios, creo en este país ”, cuenta a EL ESPAÑOL. “Sé que, al final, éste será un país civil y democrático. Sólo me preocupan dos cosas: el cuándo y el precio”.
Tras cumplir condena en 2011, al Bunni continuó ejerciendo como defensor de presos de conciencia en el país hasta que el año pasado se vio obligado a huir a Europa por temor de que lo volvieran a apresar. Es uno de los más de cuatro millones de sirios que han abandonado sus hogares para pedir asilo en el exterior desde el estallido de la guerra hace cuatro años, que se ha cobrado ya más de 200.000 vidas. “Es mayormente un holocausto”, afirma. “Los sirios viven ahora día a día, sin un futuro por delante. Han perdido su fe en que el mundo los salvará (…) Nadie está a salvo, ni en las áreas bajo el control del régimen ni en el resto”.
Al Bunni dirige ahora el Centro Sirio para la Investigación y el Estudio Legal de Berlín, donde vive con su mujer. Salieron de Siria a través de Líbano y allí consiguieron la documentación necesaria para trasladarse a Europa. Aunque asegura estar muy agradecido por su vida en Alemania, el abogado volvería a su tierra natal de inmediato si pudiera. “Le garantizo que la mayoría querría regresar a Siria si fuese seguro”, dice de sus compatriotas. “Quiero ser su socio, no su asilado”. Esta semana, con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, ha visitado Madrid para participar en una campaña de Amnistía Internacional, que contribuyó a su salida de prisión.
Para al Bunni, defender a disidentes sirios no es un empleo. “Es fe para mí”, afirma, “es mi propia experiencia”. La familia de al Bunni ha sufrido la represión de primera mano. Entre él y sus familiares más cercanos, según cuenta, suman unos 75 años vividos en la cárcel. Su hermano, por ejemplo, estuvo una veintena de años encerrado por pertenecer a un partido de ideología comunista. Y cuando él estaba encarcelado, el Gobierno envió gente en dos ocasiones a matarlo, asegura.
A diferencia de Rusia y otros países, al Bunni descarta que el presidente sirio, Bashar al Asad, pueda formar parte de una solución al conflicto en Siria, aunque sea de manera temporal. “Todo esto es apenas un espejismo”, asegura. “¡Bashar al Asad no se va a marchar a nunca!”. La participación de al Asad en el proceso de paz sirio es hoy día una manzana de la discordia en la comunidad internacional. Natural de Hama, el abogado presenció la masacre perpetrada por las fuerzas del padre de al Asad en la década de 1980 que hizo famosa a la urbe. El Gobierno atacó la población y mató a decenas de miles para frenar un levantamiento pilotado por los Hermanos Musulmanes, una organización islamista.
Al Bunni es crítico con la actitud de Occidente de cara a Siria. A su parecer, las potencias occidentales han ignorado la violencia y las violaciones de derechos humanos en el país hasta que se han visto afectados por ellas. “Hasta ahora, no han hecho lo correcto”, dice. “Han empeorado el problema para ellos y para nosotros… No entiendo por qué”.
El abogado afirma que mientras Occidente combate grupos como el autodenominado Estado Islámico apoya a otros como Hezbollah. “Apoyan a terroristas para luchar contra otros terroristas”, dice. Para al Bunni, este supuesto doble rasero de Occidente incita a la gente a radicalizarse, porque ve que se hace oídos sordos a unos crímenes mientras se presta atención a otros. “Hasta ahora, Occidente ha empujado a la gente en Siria a ser más radical”, asegura. Al Bunni incluye al Gobierno sirio como grupo terrorista. “El régimen es el mayor de ellos”, dice. “[Y] han dado luz verde a Bashar al Asad para destruir Siria y matar a su gente”.
La idea de una solución política a la guerra en Siria no convence a al Bunni. La situación se ha vuelto demasiado complicada para eso. Para él, la comunidad internacional tiene que tomar el control de Siria para aplacar la violencia y permitir a los ciudadanos elegir a su propio líder. Asimismo, la búsqueda de responsabilidades es necesaria para la reconstrucción del país, afirma. “Siria es impunidalandia”, dice en referencia a la justicia Siria. Pero para el abogado no todos los participantes en la guerra tienen el mismo grado de responsabilidad. “No condenaré a todos los involucrados, porque si haces eso condenarás a todos los sirios. Es para que la gente se sienta relajada, para ayudarlos a vivir juntos… juntos”, afirma. “Los que dan las órdenes deben ser responsables”.