Leopoldo López Gil es padre de Leopoldo López, dirigente opositor preso desde febrero del año pasado y recientemente condenado a otros 13 años de prisión por llamar a la protesta en Venezuela. Desde el viernes, es también ciudadano español, después de que el Consejo de Ministros les otorgara la nacionalidad a él y a su mujer. "Su situación personal y familiar está afectada por la persecución política y judicial que sufren tanto su hijo como su cónyuge", afirma un comunicado del Ministerio de Justicia. López Gil, que lleva unos siete meses en el exilio y tres en España no puede regresar su país porque afronta una orden de captura y otra de presentación ante un tribunal venezolano.
Empresario de profesión, López Gil preside Grupo Sabores de Origen en el ámbito de la restauración y la gastronomía, y posee varios restaurantes. Integra también el consejo editorial del periódico venezolano El Nacional, crítico con el Gobierno de Nicolás Maduro.
¿Se siente aliviado después de que le concedieran la nacionalidad española el pasado viernes?
Desde el punto de vista administrativo, claro que sí. Sigo siendo tan venezolano como el primer día. No han cambiado nada mis sentimientos por Venezuela; por el contrario, esto me compromete más a seguir luchando por la libertad de todos los presos políticos de Venezuela, de la justicia. El respaldo que me ha dado España me compromete muchísimo.
¿Lo ha cogido por sorpresa esta decisión del Gobierno de español?
Sorpresa, como tal, no, porque lógicamente uno tiene que haber hecho una solicitud. Sorpresa [sí] que me lo haya otorgado de la forma como me lo otorgó y, sobre todo, refiriéndose el presidente Rajoy a mi caso tanto en su artículo publicado en El Mundo como en la concentración que hubo ayer [refiriéndose al domingo] en Las Rozas. Esa parte sí me sorprende y además me llena de orgullo y humildad, porqué sé que yo no soy merecedor de ese reconocimiento de mi hijo. Lo estoy recibiendo yo porque mi hijo es un símbolo.
Significa, no solamente para España, para el mundo, la persona que ha estado dispuesta a sacrificar su comodidad, su familia por el ideal de la libertad, de la justicia. Soy el padre de él, no un actor directo. Claro que el presidente Rajoy hizo hincapié en que yo también soy un perseguido. Yo también tengo limitaciones de libertad. Y por lo tanto se justifica esa acción por parte del Gobierno español.
Pudimos verlo este domingo en el acto central de la campaña del Partido Popular. ¿Quiere decir eso que va a hacer uso de su recientemente adquirida nacionalidad en las próximas elecciones votando al PP?
No puedo votar. No quiero inmiscuirme en la política española. Pero sí quisiera mandar un mensaje al pueblo español: no importa por quién voten, todo voto es importante, no se puede ser indiferente al gran derecho que significa votar en una democracia, escoger a los dirigentes del país. Y aquellos que son tímidos, cómodos o indiferentes al final no tienen derecho a quejarse ni a aplaudir los triunfos.
El que no participa no tiene derecho a reclamar ni enorgullecerse. Por lo tanto, para mí, lo importante no es por quién. Después de todo, el voto es un acto secreto. Pero sí es muy importante que lo hagan. Si están de acuerdo con la separación de las autonomías, que busquen el candidato que los represente. Si están de acuerdo con mantener la unidad de España, que voten al candidato que les corresponda. Si quieren seguir perteneciendo a una economía con ciertas características, pues que voten a las personas que los representan.
Quisiera preguntarle cómo era su vida en Venezuela antes de exiliarse.
Era feliz. Tenía mi casa. Tenía mi familia. Tenía mi perra. Tenía mi biblioteca. Claro que con todos los inconvenientes de ser una persona non grata para el Gobierno. Alguien de la familia recibía insultos en los programas televisivos semanales del presidente de la Asamblea. Yo, mi señora, mi hijo… Pero era muy feliz. No hay sustituto para la felicidad que uno siente en su propia casa, en su propia patria.
¿Y cómo se siente en el exilio?
Me siento solo, porque estoy solo. He recibido algunas visitas de mi familia, de mi hija, de mi nieta. Pero toda la familia está en Caracas haciendo lo que tienen que hacer: buscando la libertad de Leopoldo y de todos los presos políticos.
Hablemos ahora de las elecciones legislativas de Venezuela. ¿Usted se esperaba el resultado alcanzado por la oposición el pasado 6 de diciembre?
Siempre esperé una victoria con temor a la trampa por parte del Gobierno. El Gobierno fue durante todo el proceso de la campaña abusador de las normas, manteniendo, por ejemplo, la hegemonía comunicacional, abusando de la presencia del presidente y el presidente de la Asamblea en cadenas televisivas y radiales; la exageración en las últimas semanas de entrega de bienes, la mejor forma del populismo exacerbado. Todas estas cosas me hacían pensar que la disposición del Gobierno a la trampa era muy grande y por lo tanto que la victoria nos iba a costar algo.
Pero por otro lado, se había preparado un buen aparato de supervisión de la oposición en cada una de las mesas y esto evitó que se abusara de la alteración de los registros electorales. Como prueba de esto, podemos decir que en los únicos estados donde ganó el oficialismo hubo una presencia bastante deficiente de la supervisión de la oposición.
Cuando habla de los incidentes ocurridos en la campaña electoral en Venezuela, se me viene a la cabeza el asesinato del opositor Luis Manuel Díaz en el mismo estrado que pisaba su nuera, Lilian Tintori, a poco más de una semana de los comicios. ¿Cómo vivió la noticia?
Me angustió mucho. Toda la familia ha estado en cierta forma amenazada. En Venezuela funcionan unas bandas armadas descontroladas por las leyes y controladas por las malas intenciones del Gobierno que se llaman los 'colectivos'. Fueron fundados por [Hugo] Chávez y hoy se reconoce que hay más de 200 agrupaciones de este tipo. Y ellos las utilizan para este tipo de actividad, si hay que hacer daño a una persona, si hay que espantar un grupo. Mi cuñada, hace unos años, recibió un tiro en una manifestación en un pie. Y por último este atentado contra la manifestación en la que estaba Lilian y ella sintió el zumbido de las balas.
¿Y hacia dónde cree que irá ahora Venezuela con una mayoría cualificada de la oposición en la Asamblea Nacional venezolana? ¿Cree que Nicolás Maduro aceptará un cambio de rumbo?
No soy muy optimista en cuanto al futuro inmediato del país, porque, si con personas de formación democrática el llevar una cohabitación parlamentar con la oposición es siempre un tema difícil, imagínese lo que es con una persona autocrática como es Maduro. Creo que le va a costar mucho al país este desencuentro entre los poderes ejecutivo legislativo.
Entonces, ¿Maduro no va a dialogar con los opositores?
No va a dialogar.
¿Y tiene Maduro vías legales para vencer la mayoría de la oposición en el parlamento?
Recursos legales tiene muy pocos. No veo ninguno. Los buscará. Pero la Constitución es muy clara.
¿Ve usted una respuesta violenta probable? Por ejemplo, él ha dicho que si intentan sacarlo del cargo irá “al combate”?
Yo sí la veo. Él decía “si la revolución pierde correrá la sangre”.
¿Pero, en su opinión, habrá mejoras en Venezuela cuando entre la nueva Asamblea el año que viene?
Ciertamente. Toda aproximación a una verdadera democracia siempre representa una mejora. Aunque sigo insistiendo en que este año no va a ser fácil. No sólo por eso, sino también el escenario económico nos está diciendo que vamos a enfrentarnos a un año con ingresos muy bajos. El precio del petróleo alrededor de los 30 dólares, con un mercado contrayéndose. Nunca ha habido tanto excedente de producción de petróleo como ahora. Y por eso es que los precios no van a subir. Por otro lado, hay una disposición mundial para ir sustituyendo los productos fósiles. Tendremos que buscar alternativas al petróleo, que en este momento es el único pilar de la economía en Venezuela.
Ahora con el cambio en el poder legislativo en Venezuela, ¿espera que su hijo pueda salir pronto de prisión?
Yo espero que Leopoldo salga libre por la anulación de un juicio que merece ser anulado. El fiscal Franklin Nieves, que fue uno de los dos fiscales actuantes, ha dado declaraciones muy extensas sobre toda la alteración de pruebas, falsedades, etc., que mediaron en ese juicio.
Pero hay varías vías. La Asamblea tiene la potestad de emitir una Ley de Amnistía y cuando se tienen las tres cuartas partes de la Asamblea no necesita la rectificación del Tribunal Supremo. Podría perfectamente salir en libertad por esta vía muy pronto.
Y por último, si el presidente Maduro fuese hábil políticamente, podría usar lo que es una costumbre en Venezuela: a fin de año siempre se indultan presos. Con lo cual le quitaría una bandera a la Asamblea entrante. Yo tengo esperanzas.
¿Ha podido hablar con Leopoldo desde que se conocieron los resultados electorales?
No, yo personalmente no.
¿Y sabe cómo se siente tras la victoria de la Mesa de la Unidad?
Su mujer, su mamá y su hermana lo han visitado casualmente este fin de semana pasado. Está muy esperanzado, está muy fuerte y está, por supuesto, muy satisfecho con los resultados. Ha mandado mensajes de que se mantenga la unidad, que se depongan los intereses personales, que debemos estar muy unidos y conscientes de que la agenda debe ser totalmente única.
Cuando las autoridades buscaban a su hijo Leopoldo tras las manifestaciones de febrero del año pasado y él decidió entregarse, ¿entendió su decisión?
Yo no solamente la entendí. Yo la aplaudí, tal vez a diferencia de lo que pensaban su señora y su madre, que hubiesen preferido que no se entregara. Yo creo que Leopoldo sabía que yo lo iba a entender, porque el exilio y la cárcel fueron muy conocidos para nuestros antepasados. Mi padre pasó más de 15 años de exilio y mi abuelo pasó más de 22 años entre exilio y prisiones. Hablar de cárcel por razones políticas no era extraño en nuestra casa.
Usted conoce de primera mano lo que significa ser perseguido, ¿pero cómo lleva el tener un hijo encarcelado?
Tener un hijo preso es terrible en cualquier circunstancia. Tenerlo por razones injustas por supuesto que es mucho más duro, más triste, y sobre todo cuando pienso y me reúno con mis nietos, los hijos de él, que son los que están sufriendo más en esto. La separación del padre de la unidad familiar es muy duro.
¿Cómo describiría usted a Leopoldo a una persona que no lo conozca? ¿Y me puede dar un ejemplo que ilustre su personalidad?
Yo lo describiría como un tipo divertido, fuerte, con un poder de convicción increíble. Tiene una personalidad que es como un imán que atrae lealtades y querencias. En la universidad se le recuerda como una persona muy especial, líder. Por ejemplo, no había equipo de remo y logró conformar un equipo de remo que cuando se graduó ya eran campeones del estado.
¿Tiene un recuerdo favorito con él?
Voy a recordar dos. Él estaba comenzando en la universidad. Estábamos conversando en la sobremesa sobre historia y particularmente del papel de algunos personajes de la historia de Venezuela. Él tenía un punto de vista totalmente diferente al mío, pero tenía totalmente equivocada la relación de fechas. Entonces, le dije “si no aprendes primero el tema del que vas hablar no vengas a hablar conmigo”. Ante lo cual, él, que es una persona de mucho orgullo, comenzó a estudiar muy seriamente la historia hasta el punto que hoy no me atrevo a discutir más con él porque me temo que sabe bastante más que yo.
La otra anécdota es cuando Chávez llamó a la constituyente. Yo quise participar, con lo cual él me contestó “padre, si tu vas a participar, yo no puedo participar”. Entonces yo pensé: “Vamos a hacer un pacto, hoy te entrego la bandera, pero uno de los dos tiene que seguir en política y tiene participar”. En ese momento, él se comprometió conmigo.
¿Y cuando Leopoldo salga de prisión lo ve continuando en política? ¿Se lo imagina compitiendo con Maduro en las urnas en 2019?
No lo sé, Leopoldo vive para la política. Él no deja la política ni siquiera dentro de la cárcel.
¿Cree que Maduro teme a Leopoldo?
Yo creo que sí le tiene temor como adversario, no un temor de que le vaya a hacer daño pero un temor de que le supere en un atractivo político para la población.