En uno de los últimos actos como presidente de la República de Portugal, Cavaco Silva vetó la ley de adopción para las parejas homosexuales. El Jefe de Estado en funciones hasta el próximo 9 de marzo, día en el que Marcelo Rebelo de Sousa tomará posesión, considera que “falta un debate público amplio y explicativo, que involucre a múltiples corrientes sociales” sobre el tema y que sigue sin demostrarse que “las soluciones aprobadas ahora promueven el bienestar del niño y se rigen por su interés”.
La nueva ley, que permite la adopción sin restricciones por parte de parejas del mismo sexo, fue aprobada por mayoría el pasado 20 de noviembre, en la Asamblea de la República, con votos a favor de toda la izquierda, e incluso de 19 diputados del Partido Social Demócrata. Se esperaba la promulgación por parte del presidente de la República pero éste, en un mensaje publicado en la página web de la Presidencia, anunciaba, este lunes, su veto.
En el comunicado, Cavaco Silva resalta que el decreto parte de la premisa de que hay “que eliminar las discriminaciones entre parejas del mismo sexo y parejas de sexo opuesto, en lo que respecta a la adopción”. Pero, subraya el Jefe de Estado, “en temas como la adopción, el superior interés del niño debe prevalecer sobre todos los demás, incluso el de los adoptantes”. Y esto, según Silva, no ha sido salvaguardado. “Un grupo de reputados juristas y profesores de Derecho (...) sustenta que la ley fue aprobada con base en fundamentos descentrados de la tutela jurídica de los niños”, se lee en el comunicado.
Para el Jefe de Estado, la adopción plena en parejas del mismo sexo es “un tema de gran sensibilidad ética, social y política”, que implica una alteración radical a nivel jurídico y que no puede aprobarse sin que exista antes un debate amplio y profundo en la sociedad, que involucre a varios de sus sectores y especialistas, con el objetivo de proteger el interés de los menores.
Cavaco Silva tampoco promulgó la reforma de la ley del aborto, según la cual se eliminaban la obligatoriedad de las consultas psicológicas previas para la mujer embarazada y las tasas de pago para la intervención. Además, prohibía la presencia de médicos objetores de conciencia en las consultas de seguimiento de las mujeres.
Para Cavaco Silva, los cambios reducen "la información prestada a las mujeres a lo largo del proceso", recordando que el procedimiento puede resultar tanto "en la interrupción voluntaria del embarazo como en la decisión libre de no hacerlo".
¿Y ahora?
Con esta decisión, el presidente devuelve la ley a la Asamblea de la República, que deberá decidir si respeta la recomendación del presidente de la República o si insiste en la formulación de la misma, tal y como está.
El presidente de la República tiene derecho de veto relativo, y por una única vez, en lo que respeta a las decisiones de la Asamblea de la República. Esto significa que la Asamblea puede ignorar el veto presidencial y volver a presentar la misma ley. Una vez aprobada por segunda vez, el presidente tiene la obligación de promulgarla en un plazo de ocho días.
Marcelo Rebelo de Sousa, electo el pasado domingo en las elecciones presidenciales, se pronunció sobre los dos temas en el debate con la candidata del Bloque de Izquierda, Marisa Matias, el 4 de enero. “Desde que se garantice el interés del niño, no me importa que el adoptante sea una persona sola, que sean dos personas, que sea una pareja de sexos distintos o una del mismo sexo. Es irrelevante. No he leído la ley, pero si esta premisa está salvaguardada, no veo ninguna razón para no promulgarla”. Sobre la reforma de la ley del aborto, Marcelo dijo que "pese a tener una posición personal distinta", también dejaría pasar la ley.
De vuelta a la Asamblea
El partido socialista ya confirmó que llevará la ley a una segunda aprobación de la Asamblea de la República. En declaraciones a la agencia Lusa, el vicepresidente de la bancada socialista, Pedro Delgado Alves, lamentó la decisión. “No podemos dejar de lamentar que el presidente de la República, en la recta final de su mandato, siga insistiendo en crear obstáculos y no en solucionar cuestiones de derechos fundamentales. Estamos delante de un veto que no es definitivo y la Asamblea de la República va a dejarlo atrás”.
Además, el vicepresidente consideró inexplicables, los argumentos utilizados por Cavaco Silva. “Por lo visto, no se ha fijado en el debate que se hizo previamente sobre esta cuestión. Por eso, ignora incluso las evidencias científicas que justifican la evolución continua de la ley, una vez que quedó demostrado que la solución propuesta es la que mejor protege los derechos de los niños”, recalcó.