Sólo parece haber una persona capaz de hacer recular al candidato republicano Donald Trump: la periodista de la cadena conservadora Fox News Megyn Kelly, de 44 años, quien presenta el programa The Kelly File.
Esta semana, el magnate inmobiliario, que lidera en las encuestas nacionales, anunció que no haría acto de presencia en el último debate republicano antes de la temporada de primarias, que se inicia el lunes en Iowa. “No pueden jugar conmigo como hacen con el resto”, dijo en una rueda de prensa el martes. “Dejémosles que tengan su debate y ya veremos cómo les va con la audiencia”.
Su campaña confirmó la polémica decisión en su página web: “[Donald Trump] no participará en el debate de Fox News y en su lugar celebrará un evento en Iowa para recaudar dinero para los veteranos”.
La razón del comportamiento del candidato: “Megyn Kelly, a quien ha atacado con saña desde agosto y lleva cuatro días exigiendo que sea apartada del debate”, afirmó la cadena en un comunicado el mismo día.
El canal de televisión asegura que el director de campaña de Trump, Corey Lewandowski, amenazó repetidamente con boicotear el encuentro y que llegó a decir que Kelly lo había pasado mal tras el anterior debate y que no le gustaría “que ella tuviera pasar por ello de nuevo”.
“Ha sido ese comunicado burlón y escrito de manera infantil de Fox lo que me ha llevado a no participar en el debate, más incluso que la periodista don nadie, Megyn Kelly”, publicó Trump en Twitter sobre las declaraciones de Fox.
Trump, que está convencido de que Kelly tiene un sesgo profesional contra él, no ha dejado de dedicar insultos a la periodista desde que se vieron las caras en el anterior debate republicano organizado por Fox en agosto. Kelly moderó el evento junto con dos de sus compañeros.
“Ha llamado a mujeres 'cerdas gordas, perras, guarras y animales asquerosos”, dijo Kelly en su primera pregunta a Trump. El candidato interrumpió contestando con una sonrisa: “Sólo a [la actriz] Rosie O'Donnell”.
Desde ahí la tensión únicamente escaló. “Una vez le dijo a una concursante de Celebrity Apprentice que verla de rodillas sería una bonita imagen. ¿Le parece ese el temperamento propio de un hombre al que deberíamos elegir presidente?”, le cuestionó Kelly.
La respuesta de Trump fue concisa: “Francamente, no tengo tiempo para ser políticamente correcto. Y para ser sincero, este país tampoco tiene tiempo para eso”.
Pero la rencilla no acabó con el debate. En una entrevista a CNN, el candidato republicano aseguró que Kelly se había lanzado en una 'sangrienta' cruzada contra él: “Ella sale allí y comienza a hacerme todas estas preguntas ridículas y podías ver que brotaba sangre de sus ojos, sangre de su… de donde fuera”.
Trump también llevó la disputa a las redes sociales. “He disfrutado mucho con el debate esta noche aunque el trío de Fox News, en especial Megyn Kelly, no fuera muy bueno ni profesional”, dijo tras el debate.
Desde entonces ha publicado numerosos tuits atacando directamente a la presentadora. El año pasado causó gran controversia cuando llamó a Kelly "bimbo" (chica boba) citando las palabras de otros usuarios de la red social.
Esta semana, ha sido más discreto: “Me niego a llamar bimbo a Megyn Kelly porque eso no sería políticamente correcto. ¡En vez de eso sólo la voy a llamar periodista don nadie!”.
La pelea entre Kelly y Trump, una de las anécdotas de estas elecciones, se volvió a intensificar en las últimas semanas. El candidato publicó en Twitter que la presentadora no debía moderar el debate de este jueves por un supuesto “conflicto de intereses”. La cadena conservadora reaccionó con fiereza para defender a su periodista.
Otros candidatos han aprovechado la maniobra de Trump para ganar puntos en la carrera por la nominación del partido republicano. “Donald Trump, ¿sabes quién más teme las difíciles preguntas de Fox y Megyn Kelly?: Barack Obama. Basta de lloriqueos”, le reprochó Jeb Bush cuando el magnate planteó en redes sociales la posibilidad de no asistir.
Por su parte, el senador Ted Cruz, su principal contendiente en los sondeos, lo invitó a un debate “mano a mano” con otro moderador.
Para el candidato Rand Paul, senador por Kentucky, la noticia llegó como agua de mayo, ya que gracias a la renuncia de Trump pudo entrar en el debate. “Es una especie de doble victoria para mí. Estoy en el estrado [y] creo que vamos a tener el mejor debate hasta ahora”, aseguró al conocer la decisión.