Un chaval de 17 años fue detenido en Teherán junto a su primo de la misma edad. El primero fue forzado a obtener entrenamiento militar y luego combatir en Siria en contra de su voluntad. Su primo no resultó apto para el servicio militar y fue deportado.
"No nos daban opción. Nos forzaban a entrenar y luchar", ha contado otro chico de la misma edad que asegura haber sido detenidos por las fuerzas de seguridad iraníes en junio de 2015 y enviado a Siria.
Son algunas de las historias que este viernes denuncia Human Rights Watch (HRW) tras hablar en diciembre con cerca de una treintena de afganos en Irán.
La organización pro derechos humanos asegura que la Guardia Revolucionaria de Irán envía desde noviembre de 2013 a miles de afganos sin papeles que viven en su país a combatir en Siria junto a las milicias pro gubernamentales a cambio de legalizar su situación en el país persa. También les ofrecen dinero.
Algunos de los entrevistados por HRW cuentan que ellos o sus familiares habían sido forzados a combatir en Siria. Luego habían huido y llegado a Grecia o bien habían sido deportados de vuelta a Afganistán por no acceder.
Otros se unieron voluntariamente a las milicias que combaten en apoyo al régimen de Bashar al Asad, bien por convicciones religiosas (para "defender los lugares sagrados chiítas") o para obtener la residencia en Irán.
Unos 3 millones de afganos viven en Irán, muchos de los cuales huyeron de la persecución y los repetidos ataques en el conflicto armado de su país, señala HRW. Según sus datos, 950.000 de estos afganos tienen el estatus legal de refugiado en este país que se encuentra entre Siria y Afganistán.