“No podemos mantener la calma”, ha advertido Javier Martos, director ejecutivo de Unicef Comité Español en la presentación del informe Acción Humanitaria para la Infancia 2016 este martes. La organización pide una ayuda internacional de 2.800 millones de dólares para atender a 43 millones de niños que viven en situaciones de emergencia en todo el mundo: desde Siria, Líbano, Serbia a Sudán del Sur o la República Centroafricana.
Uno de cada nueve niños del mundo vive ahora mismo en zonas de conflicto, según Unicef, lo que ha provocado que la ayuda monetaria que solicita la organización duplique el dinero solicitado hace tan sólo tres años. Gran parte de los menores que necesitan ayuda urgente son niños desplazados dentro de su propio país o fuera como refugiados. Otros son niños soldado que, como un pequeño de doce años en Sudán del Sur liberado en 2015, ni siquiera saben cuánto tiempo llevan enrolados a la fuerza porque no saben leer ni escribir.
LÍBANO, EL VECINO DESBORDADO DE SIRIA
El trabajo infantil y el matrimonio precoz son dos graves problemas a los que se enfrentan los pequeños sirios refugiados en el vecino Líbano, según Belén Travieso, jefa de la oficina de Unicef en la frontera con Siria. Asegura que existen numerosos niños trabajando en condiciones “horribles”, sobre todo en agricultura, donde han detectado casos de pequeños de 5 o 6 años recogiendo o plantando patatas, por ejemplo, durante 10 o 12 horas. Sobre el matrimonio precoz, ha denunciado que cada vez hay más niñas de 13- 15 años que se casan y enseguida se quedan embarazadas “cuando ellas son niñas todavía”.
Travieso admite que “se ven casos horribles” pero subraya: “Aunque la vida es dura, los niños también lo son y salen hacia adelante”. Así, ha destacado la historia de una pequeña que a los cinco años perdió a su hermana durante un bombardeo en Damasco. Dejó de caminar y hablar; ni siquiera podía quedarse sentada. “Se quedó como un bebé de unos meses”. Huida a Líbano con su familia, empezó a recuperarse jugando, pintando, interactuando con otros niños y este año comienza el primer curso de la escuela.
El Gobierno libanés estableció un límite a la llegada de más refugiados sirios hace un año, pues con 1,2 millones ya acogidos vio sus capacidades desbordadas. De todos ellos, aproximadamente la mitad son menores. Además, ha destacado Travieso, los campamentos de refugiados en este país no están organizados, sino que más bien se trata de tiendas dispersas aquí y allá, con lo que esto implica en las cuestiones de saneamiento y salud de estas personas. Otros viven en edificios sin terminar o fábricas abandonadas.
SERBIA, FOCO DE TRÁNSITO DE REFUGIADOS
“Cada día la historia cambia. Ahora la frontera está abierta para más gente, mañana cambia [en Grecia, Turquía, Macedonia]”, ha admitido Michel Saint-Lot, representante de Unicef en Serbia por videoconferencia. Todo cuanto puede hacer la organización para estos casos es proporcionar un “equipo de invierno” para los niños. “Es muy duro que estos niños no sepan si van a cruzar esta frontera o no. Es una situación que está fuera de nuestras manos”, ha asegurado.
El Gobierno serbio, que ha establecido limitaciones al paso de los refugiados por su frontera, al igual que países vecinos, ahora está “preparado para darles lo que necesitan” gracias a la ayuda internacional obtenida, según Saint-Lot.
Con unos 600.00 migrantes registrados en Serbia en 2015 y otros 200.000 que la organización calcula que también pasaron por este país sin notificarlo, la situación es “crítica”.
Las mujeres y los menores viajan en una situación de “alta vulnerabilidad” y gran confusión: “Los niños tienen una falta de un punto de referencia. Muchos no saben en qué país están, tampoco a dónde van”. Necesitan apoyo psicosocial y ayuda para asuntos básicos, como tener ropa de abrigo para combatir los diez grados bajo cero que se alcanzan desde noviembre en este país.
SUDÁN DEL SUR, el eterno conflicto que se agrava
“Los niveles de violencia en 2015 han sido sin precedentes [a pesar de la historia del país]. En mayo murieron 130 niños por violencia. Entre lo que les hicieron, unos niños fueron castrados y murieron desangrados, otros lanzaron a niños a edificios en llamas, niñas de 8 años fueron violadas y asesinadas frente a sus familias”. Es el desgarrador testimonio de Ticiana García-Tapia, trabajadora española de Unicef en Sudán del Sur.
Allí el 51% de los niños no va al colegio y más de 15.000 niños han sido reclutados por las fuerzas armadas, denuncia la organización. “No es algo nuevo para Sudán del Sur”, ha lamentado. Sin embargo, en lugar de mejorar la situación y a pesar de haber escolarizado en 2015 a 400.000 niños, la situación ha empeorado.
REPÚBLICA CENTROAFRICANA, uno de los peores países para ser niño
“Rodearon a la gente. Los degollaron. Todos lo vimos y echamos a correr. Llevaban a los cadávees a los cruces para que todos pudieran verlo”. Es el testimonio de una niña de la República Centroafricana recogido por Unicef.
“Es uno de los peores países para ser niño o niña (…), una situación desastrosa”, ha indicado Christine Guinot desde allí. En un lugar donde un tercio de la población no tiene acceso al agua y los pequeños mueren habitualmente por una diarrea, se estima que un millón de niños allí necesita ayuda urgente.
También son numerosos los casos de niños soldado, que la organización calcula en entre 6.000 y 10.000. En 2015, logró la liberación de 2.200 menores, de los cuales un 25% eran niñas. “Es un proceso duro y muy largo. Reciben apoyo médico y psicosocial mientras se busca a sus familias y comunidades para entrar en un proceso de reintegración de los niños en una vida más o menos normal”, ha descrito Guinot.
“En todo el mundo, millones de niños han tenido que huir de sus hogares debido a la violencia y al conflicto. La crisis mundial de refugiados es también una crisis de protección para los niños en movimiento, que confrontan mayores peligros de sufrir abusos, explotación y trata de personas”, ha advertido Afshan Khan, directora del programa de emergencias de Unicef.
La mayor parte del dinero (1.160 millones) que la organización de Naciones Unidas para la protección de la Infancia solicita a la comunidad internacional se destinaría a la ayuda humanitaria en Siria y los países a donde acuden sus ciudadanos como refugiados. Las necesidades clave de este llamamiento incluyen agua potable, vacunas, educación y protección de la infancia.