"Estoy viendo todas las opciones", dijo al Financial Times Michael Bloomberg, magnate mediático y antiguo alcalde de la urbe más grande de Estados Unidos, poco antes de las primarias de New Hampshire de este martes.
El exregidor confirmó estar barajando presentarse a las elecciones a la Casa Blanca como candidato independiente después de que el mes pasado el New York Times informara de su interés citando a fuentes de su entorno.
No es la primera vez que Bloomberg juega con la idea de pelear por el Despacho Oval. Ya lo hizo en los comicios de 2008 y de 2012, pero acabó descartando la idea por considerarla inviable.
En esta ocasión, sin embargo, el panorama político es diferente. Candidatos rompedores como el republicano Donald Trump o el socialista demócrata Bernie Sanders avanzan a paso firme hacia Washington, algo que parece preocupar al exalcalde.
El multimillonario, dueño del gigante mediático y de tecnología financiera Bloomberg L.P., ha fijado en marzo el límite para tomar su decisión. De presentarse, no tendría que superar la prueba de las primarias al competir al margen de los partidos Republicano y Demócrata y pasaría directamente a la elección general.
Pero los candidatos independientes o de terceras formaciones no lo tienen nada fácil en EEUU: nunca uno de ellos ha llegado a la Casa Blanca. Los analistas estadounidenses consultados por este diario dudan que aun en el convulso contexto político actual un candidato independiente logre sentarse al frente del país.
"A no ser que uno de los candidatos de los grandes partidos se desplome, no puede ganar", dice a EL ESPAÑOL Mark Harkins, experto del Instituto de Asuntos Gubernamentales de la Universidad de Georgetown. "Es muy difícil que un individuo consiga el apoyo de este grupo dispar [de votantes que no gustan de las principales formaciones] porque sus problemas con los grandes partidos no son similares desde el punto de vista ideólogico".
Para Gayle Allard, economista en la IE Business School de Madrid, Bloomberg sería un candidato de centro. "Creo que hay mucha gente que puede estar en el centro y que diga 'por fin una persona que me representa'", afirma Allard, que destaca que en estos comicios cualquier cosa puede suceder. Con todo, la experta dice que Bloomberg lo tendría "muy complicado" como candidato ajeno a los grandes partidos. "Históricamente los independientes nunca han llegado a ningún sitio", asegura.
Demócrata de siempre, Bloomberg se cambió al bando republicano cuando se presentó por primera vez a las elecciones al Ayuntamiento de Nueva York y años más tarde fue reelegido al cargo como candidato independiente. Además de ser un gran defensor del libre mercado, el exalcalde es sensible de cara al cambio climático y está a favor de controlar la tenencia de armas de fuego.
Los sondeos no otorgan a una potencial candidatura de Bloomberg especial éxito, apunta Molly Reynolds, analista en el think tank Brookings Institution, con base en Washington DC. Un sondeo realizado por Morning Consult a finales del mes pasado concedía al exregidor menos de un 15% de intención de voto entre votantes de todas las adscripciones e incluso entre votantes independientes.
"Aunque hay un número creciente de votantes que se definen como independientes, existe una amplia literatura en ciencia política que muestra que incluso gente que se identifica generalmente como independiente tiende a votar por uno de los grandes partidos de forma consistente, y es difícil quebrar ese patrón", afirma Reynolds.
Fortalezas y debilidades
Los analistas coinciden en que la falta de una estructura política tradicional sería la principal debilidad de Bloomberg. Asimismo, algunas de sus posiciones políticas en materias como el medio ambiente o las armas pueden alienar a los votantes conservadores, dice Reynolds, mientras que su postura económica capitalista puede alejar a votantes progresistas.
Su moderación, sin embargo, puede constituir una ventaja para ganar apoyos a ambos lados del expectro político. El potencial candidato tiene también experiencia como legislador, "[pero] con este electorado no está claro si eso es positivo o negativo", dice Harkins en referencia al gran hartazgo hacia el sistema que impera en la sociedad estadounidense. Por otro lado, el exregidor cuenta con una gran fortuna personal que podría usar para salir electo.
El magnate mediático posee 39.000 millones de dólares, según la revista Forbes, casi ocho veces más que Trump. De esa cantidad, el exalcalde estaría dispuesto a usar 1.000 millones para alcanzar la presidencia, según el New York Times. Este capital le permitiría hacerse ver en la carrera electoral sin depender del dinero de terceros, un argumento que hoy usa Trump para presentarse como un candidato sin ataduras a las élites económicas. Aunque el dinero no lo es todo: "El dinero no garantiza votos; Jeb Bush aprendió esa lección en Iowa", dice Harkins.
Aunque no ganase, la entrada de Bloomberg en la competición podría tener importantes consecuencias electorales.
"A corto plazo, existe la posibilidad de que la amenaza de una candidatura de Bloomberg ayude a disuadir a demócratas y republicanos de que elijan a candidatos más extremos", dice Reynolds, del Brookings Institution, que matiza que en base a como va la carrera presidencial, probablemente la entrada de Bloomberg no tendría un importante impacto en ese sentido.
Pero Bloomberg sí puede ser una piedra en el zapato para otros contendientes.
El colegio electoral es la estructura compuesta por 538 electores que decide en última instancia al presidente. Se requieren los votos de 270 electores para gobernar. "Bloomberg no conseguiría los 270 votos necesarios para ganar, pero su presencia en la carrera dificultaría también a los otros candidatos el obtener los 270", dice Reynolds.
Por su posturas progresistas, afirma Harkins, de Georgetown, es más probable que robara más votos al candidato demócrata. Allard, de la IE Business School, coincide con él y va más allá al asegurar que esto podría facilitar la victoria de un republicano radical. "La preocupación es que divida a los demócratas aún más y que salga Trump", sentencia.