Mientras otros aún duermen o están desperezándose, ya hace rato que Saúl Berenthal está en marcha. Acaban de pasar las 7 de la mañana en Alabama y este empresario de 72 años rebosa energía al otro lado de la línea telefónica. Una de las empresas que comparte con su socio “y más que hermano”, Horace Clemmons, es la primera que obtiene luz verde de Estados Unidos para implantarse y producir en Cuba.
Construirán tractores agrícolas y esperan ampliar el negocio a otros tipos de maquinaria poco a poco. Un sueño para un hombre que abandonó su Cuba natal poco después de la Revolución Cubana cuando contaba con dieciséis años y ahora vuelve de la mano de la apertura económica que ha posibilitado el acuerdo de las administraciones de Barack Obama con Raúl Castro.
Su compañía, Cleber LLC, se ha convertido en símbolo de los primeros pasos para el levantamiento del embargo a La Habana (Berenthal cree que "no hay marcha atrás" sea quien sea el nuevo presidente de EEUU) y cuenta ilusionado que para finales de este año podrán levantar la primera fábrica de la empresa en la isla. Antes quedan trámites por cumplir en Cuba, aunque no espera ningún contratiempo. Asegura que las autoridades de Mariel, en la nueva “Zona Especial de Desarrollo” establecida en Cuba, han calificado su proyecto de “atractivo y necesario para Cuba”. Hasta el periódico oficialista Granma se ha hecho eco de la llegada de “los tractores estadounidenses que empujan contra el bloqueo”.
“Es una cosa que me llena de satisfacción”, se sincera Berenthal, con un acento cubano que aún conserva y admite la felicidad compartida con su mujer, también cubana. “Pero más que la parte política -que es una cosa muy importante para todos- [mi socio Horace y yo] nos sentimos orgullosos porque es una manera que vemos de cómo podemos juntar a los dos pueblos otra vez. Mediante el comercio, es cuando la gente y los pueblos derivan mutuos beneficios que resultan en una buena relación comercial, social y política”.
En el primer trimestre de 2017 prevén comenzar la fabricación de tractores. Inicialmente emplearán a una treintena de personas y esperan tener una plantilla de unas 300 personas cuando cumplan cinco años. Pero lo especial de su proyecto, asegura, es que sus tractores -cuya composición y fabricación provienen de una fuente abierta- están especialmente pensados para la agricultura cubana.
¿Por qué tractores? Es el comienzo, más adelante vendrán otras maquinarias agrícolas y de construcción, pero Cleber LLC lo eligió como punto de partida porque “se ha devuelto más del 70% de las tierras al sector privado”. Así esperan ayudar a las familias y cooperativas agrícolas.
De la mano de El Corte Inglés en Madrid "recién muerto Franco"
Si hoy vive de primera mano la apertura económica de Cuba, en España vivió personalmente la transición democrática. Ya en los años 70 este informático de formación trabajaba junto a su actual socio como empleado de IBM y de su mano viajaron a España “recién muerto Franco” para instalar los primeros 'puntos de venta' o cajas registradoras de El Corte Inglés. Ambos habían desarrollado la programación de las cajas. Berenthal recuerda que cuando el producto se fue a exportar a España, “vinieron los señores de El Corte Inglés a la planta de IBM y buscaron a alguien que pudiera dar esa presentación en español”.
El elegido fue Berenthal, que al parecer conquistó a los empresarios españoles por el pasado cubano que los unía. El fundador de El Corte Inglés, Ramón Areces, inició su carrera en La Habana, en los almacenes El Encanto. Un concepto comercial que trajo a España. “Cuando vieron que era un cubanito el que les estaba haciendo la presentación, insistieron en que me mandaran a mí a España para hacer el proyecto”, asegura quien hoy abre camino a las empresas de Estados Unidos en Cuba.
Dos años trabajó únicamente en España, pero fue tiempo suficiente para que sus dos hijos -niño y niña- adoptaran el acento madrileño que aún hoy les marca.
Lleva el emprendimiento en la piel. En 1983, Berenthal y Clemmons, fundaron su propia empresa por desavenencias con IBM, una compañía llamada Post Software International que vendieron a Fujitsu. Después Berenthal fundó otras dos empresas de software que también acabó vendiendo para pasarse a otros negocios, incluido el inmobiliario. Hoy su apuesta son los tractores y Cuba, junto a otros negocios que mantienen.
De vuelta a Cuba en busca de nuevos negocios
Al jubilarse de aquella PSI, Berenthal comenzó a ir a Cuba. “La venta de este negocio nos posibilitó el poder hacer lo que quisiese”, reconoce. Era 2007 y aún faltaban siete años para que Barack Obama anunciara su intención de recuperar las relaciones comerciales con Cuba, pero este empresario ya empezó a viajar a Cuba “tratando de ver qué fue lo que se hizo de Cuba”. Y comenzó a moverse en círculos económicos cubanos.
“Me compenetré mucho con señores que estaban en la Escuela de Economía de Cuba y que estaban participando en la definición de la nueva estructura económica de Cuba que se anunció en el 2011”, comenta.
Cuando el presidente de Estados Unidos abrió las puertas a finales de 2014 a dos industrias -la agricultura y la construcción-, Berenthal vio el cielo abierto: entre sus conocimientos de la economía cubana y su socio de toda la vida, que se había criado en una granja y había conservado la afición por el trabajo en el campo, decidieron poner en marcha la propuesta que hoy les lleva a protagonizar el reinicio de las relaciones comerciales entre ambos países. “Ese proyecto nace de esa ambición de poder llevar a Cuba algo que contribuya a la prosperidad del campesino cubano”, asegura.
Planean producir mil tractores anuales para cubrir la demanda cubana y latinoamericana, a donde exportarán el 70% de las máquinas. “Una de las cosas que están empezando a entender muchas firmas en los Estados Unidos es que la producción en Cuba es muy importante económicamente, porque tiene una serie de tratados comerciales con la mayoría de los países de Latino América que le da una serie de ventajas económicas para poder exportar e importar. Eso no existe con los Estados Unidos hoy en día”, explica.
“En casa de nuevo”
El empresario que dejó Cuba poco después de la Revolución, conserva palabras de reconocimiento para ella: “Cuba ha sido descrito por muchas personas como una isla que se ha quedado en los años 50. Vemos que hay una manera muy efectiva de traer a Cuba -sin perder lo que es Cuba, la arquitectura, la cultura, sin perder los logros de la Revolución en Cuba- traerla a lo que es hoy en día el 21st century [siglo XXI]”.
No quiere entrar a hablar de política: “Para mí la vía más eficiente de poder acelerar el acercamiento de los dos pueblos es dejar la política a los políticos y el comercio a los comerciantes”. Reconoce que su proyecto está “bajo un escrutinio bastante delicado, porque como tiene partes políticas el proyecto que se ha aprobado, hay muchos ojos mirando”. Su abogada se encuentra estos días en La Habana para avanzar en los trámites burocráticos y a principios de marzo acudirán a la feria agrícola de la capital cubana para presentar sus tractores.
Berenthal conserva amigos en la isla y se siente “muy familiar” cuando está en Cuba. “El haber vuelto y el haber podido compartir con el pueblo nos ha dado [a mi señora y a mí] una satisfacción de sentirnos como si estuviésemos en casa de nuevo”.