“Los días de la inmigración irregular hacia Europa se han terminado”. Así de categórico se ha mostrado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al anunciar el principio de acuerdo alcanzado este martes entre la UE y Ankara para frenar la llegada de migrantes. Su principal novedad es que permitirá devolver a Turquía a los miles de refugiados sirios que llegan a diario a las islas griegas. Los detalles del pacto todavía deben cerrarse en los próximos días. El objetivo es firmarlo en la próxima cumbre de líderes europeos del 18 de marzo.
El acuerdo se basa en un plan presentado por sorpresa y a última hora por el Gobierno de Ankara. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, lo negoció primero el domingo con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el primer ministro holandés, Mark Rutte, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la UE. Y el lunes lo trasladó al resto de líderes de la UE, que lo han discutido durante 12 horas, hasta la madrugada del martes.
Ankara se compromete a readmitir a todos los inmigrantes irregulares que lleguen a Grecia procedentes de territorio turco. Pero no sólo eso. La UE devolverá también a Turquía a los ciudadanos sirios, que en principio tendrían derecho al asilo en territorio comunitario. En este caso se aplica la denominada fórmula “uno por uno”. Por cada sirio readmitido por Turquía desde las islas griegas, un sirio residente en Turquía será acogido por los países de la UE. En la versión inicial del texto discutido por los líderes europeos se decía que el mecanismo de retorno se aplicaría a todos los migrantes que lleguen desde territorio turco a partir de este martes. Esa referencia se ha borrado de las conclusiones finales.
Juncker defiende su legalidad
Las organizaciones humanitarias ya han avisado de que la devolución de los refugiados sirios podría vulnerar la legislación internacional y en particular la convención de Ginebra, que garantiza el derecho al asilo. Sin embargo, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha defendido que el acuerdo es legal. Según las normas de la UE, un estado miembro puede rechazar tramitar la solicitud de asilo de un ciudadano que venga de un país considerado seguro, se ha justificado. Y Grecia incluye a Turquía en su lista nacional de países seguros.
Juncker alega que se trata de un “buen acuerdo” porque “rompe el modelo de negocio de los traficantes de seres humanos”. “Dejamos claro que la única forma viable de llegar a Europa es por medios legales. Los sirios no tendrán incentivos para pagar a las redes criminales con el fin de que les ayuden a cruzar el Egeo”, ha dicho el presidente de la Comisión. Los que traten de entrar en Grecia de forma irregular y sean detectados pasarán “al final de la lista” a la hora de beneficiarse de la redistribución legal.
Acabar con la inmigración irregular
También la canciller Merkel ha defendido que el acuerdo con Turquía supone un “paso cualitativo adelante” . A partir de ahora “la inmigración irregular se transformará en migración legal”. Además, permitirá “reducir el número de migrantes que llegan a Alemania”, ya que facilitará que los refugiados se queden más cerca de su lugar de origen. De hecho, los líderes europeos respaldan la pretensión turca de “establecer zonas humanitarias seguras dentro de Siria”.
También el primer ministro turco sostiene que el objetivo del acuerdo es “humanitario”. “No queremos ver a mujeres y jóvenes muriendo en el Egeo”, ha dicho Davotoglu. “Nuestro objetivo es desalentar la inmigración ilegal, frenar a los traficantes y ayudar a la gente que quiere venir a Europa facilitando la migración legal”, ha insistido. Pero el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha dejado claro que no aceptará un nuevo sistema de cuotas obligatorias para el reparto de refugiados entre los estados miembros de la UE.
Las concesiones a Turquía
A cambio de que Turquía frene el flujo de refugiados, los líderes europeos se han comprometido a pagarle otros 3.000 millones de euros. Sumados a los 3.000 millones ya acordados el año pasado, la contraprestación total se quedará en 6.000 millones. Davutoglu ha querido dejar claro que este dinero se gastará “hasta el último céntimo” en los refugiados sirios, y no en la propia Turquía. Los estados miembros todavía tienen que decidir qué parte de este dinero vendrá de las arcas de la UE y cuánto de los presupuestos nacionales.
Ankara logra además que la UE adelante a junio de este año, en lugar de octubre como estaba inicialmente previsto, la supresión de la exigencia de visados a los ciudadanos turcos que viajen al espacio Schengen. En teoría, las autoridades turcas deberán cumplir antes todos los requisitos exigidos. En la práctica, se trata de un compromiso político que relaja las condiciones impuestas a Turquía. Algunos países, como Francia, temen que el fin de los visados a Turquía se convierta en un coladero que permita entrar sin control a ciudadanos de los países de Oriente Próximo y el norte de África.
En tercer lugar, los líderes europeos se han comprometido a acelerar el proceso de adhesión de Turquía a la UE, que se encuentra bloqueado. En los próximos meses se abrirán las negociaciones sobre cinco de los 35 capítulos previstos. Merkel ha admitido que para ello deberá superarse la resistencia de Chipre, que hasta ahora ha vetado cualquier avance porque Ankara se niega a reconocer su existencia.
Se cierra la ruta de los Balcanes
Los líderes europeos han trasladado a Davutoglu su inquietud por los ataques a la libertad de prensa en Turquía, y en particular por la intervención del diario Zaman, uno de los más críticos con el Gobierno. Pero el primer ministro turco les ha contestado que su país respeta la libertad de expresión y que el de Zaman “es un caso judicial y no político”, por acusaciones de blanqueo de dinero.
Durante la cumbre concluida este martes, los jefes de estado y de gobierno de los 28 han acordado no dejar pasar a los migrantes y refugiados hacia el centro de Europa. “Los flujos de migrantes a través de la ruta de los Balcanes han llegado ahora a su fin”, señalan las conclusiones de la cumbre.
Tras el sellado de las fronteras, los líderes europeos se comprometen a prestar ayuda de emergencia a Grecia con el fin de que pueda atender a los migrantes atrapados en la frontera con Macedonia. La Comisión ya ha anunciado 700 millones de euros de asistencia urgente. Además, la UE ayudará a Atenas a poner en marcha un mecanismo de repatriaciones a gran escala hacia Turquía.