Un médico privado recomendó el internamiento en un hospital psiquiátrico del piloto alemán Andreas Lubitz dos semanas antes de que estrellara un avión Airbus 320 de Germanwings que copilotaba sobre los Alpes en una tragedia que costó las vidas de sus 150 pasajeros -50 de ellos españoles- , según los resultados del informe final revelados hoy en París un año después del suceso, el pasado 2 de marzo.
En su informe definitivo, la Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil de Francia (BEA, por sus siglas en francés), indicó que Lubitz había comenzado a exhibir, en diciembre de 2014, síntomas consistentes con un "episodio psicótico-depresivo", que consultó con diversos médicos, ninguno de los cuales advirtió en un primer momento de su situación a las autoridades.
Los fiscales han hallado pruebas de que Lubitz, que también padecía problemas de visión y temía perder su empleo, había investigado métodos de suicidio y ocultado su enfermedad a sus superiores.
Ello se sumó a una "falta de líneas claras a seguir en la normativa alemana" sobre las amenazas a la seguridad pública cuando entran en conflicto con la confidencialidad de los informes médicos, de acuerdo con las conclusiones del documento presentadas hoy en París.
Más control médico de los pilotos
La BEA ha instado a las autoridades europeas a que incrementen sus investigaciones sobre presuntas incapacidades de los pilotos, en particular si hay sospechas de problemas psiquiátricos, y que endurezcan los controles sobre aquellos que sean declarados capacitados para volar a pesar de presentar un historial de enfermedades mentales.
Los datos encontrados en su casa por parte de la fiscalía de Dusseldorf revelaron que Lubitz había recibido años antes de obtener su licencia como piloto "atención psicoterapéutica por tendencias suicidas". No obstante, la fiscalía descartó la posibilidad de "especular" sobre los motivos que le llevaron a estrellar el Airbus A320, sustentando la investigación solo en "hechos".
Según informó el diario alemán Bild Andreas Lubitz seguía un tratamiento contra la depresión, la ansiedad y los ataques de pánico y tenía problemas de visión. Por ello estaba de baja médica, como consta en el informe roto encontrado en su casa.
Al respecto las autoridades alemanas aseguraron que Lufthansa no informó a las autoridades alemanas sobre su estado de salud. Al respecto, y pese a que esta compañía aérea dio a conocer el parte de baja médica que el copiloto presentó en 2009 a la escuela de pilotos de la aerolínea, días después del suceso negó que tuviera que ofrecer esa información a la Oficina Federal de Aviación de Alemania (LBA), ya que obtuvo su licencia de piloto antes de que entrara en vigor la normativa que endurecía las obligaciones de información.