El papa Francisco ha celebrado esta jueves la "Misa In Coena Domini" (de la Cena del Señor) en un centro de atención a refugiados en Castelnuovo di Porto, a 30 kilómetros de Roma. Allí, siguiendo la costumbre de cada Jueves Santo, ha lavado los pies a 11 refugiados como hizo Jesucristo con sus discípulos durante la Última Cena.
El pontífice no ha perdido la ocasión para recordar los atentados de Bruselas y ha arremetido contra los "fabricantes y traficantes de armas", a quienes culpó de estos ataques porque, en su opinión, "quieren sangre, no la paz, quieren guerra y no la fraternidad".
"Hace tres días, un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa. Gente que no quiere vivir en paz. Pero detrás de ese gesto, como detrás de Judas, había otros (sujetos)", señaló.
Gestos y palabras
En su alocución, Bergoglio destacó el valor de los gestos que, a su juicio, "hablan más que las palabras" y sirven para reivindicar el valor de la fraternidad y de la convivencia entre religiones.
"Todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, pero hermanos. Hijos de un mismo Dios y que queremos vivir en paz, integrados", indicó el pontífice a los refugiados.