Bruselas

Los ataques del 22 de marzo en Bruselas, en los que han muerto 32 personas, según el último balance, han vuelto a dejar al descubierto los fallos y las carencias del aparato de seguridad de Bélgica. Unos problemas que son especialmente graves si se tiene en cuenta que Bélgica es el país de la UE con la mayor proporción de yihadistas que han viajado a combatir a Siria e Irak.

Esta vez, incluso el propio Gobierno ha reconocido los preocupantes errores. Los responsables de Interior y de Justicia presentaron el jueves su dimisión, pero el primer ministro, Charles Michel, se la rechazó por la alerta terrorista. Una comisión del Parlamento belga está investigando los fallos y ha interrogado este martes a puerta cerrada al ministro del Interior, Jan Jambon, y al de Justicia, Koen Geens. Al menos uno de los autores de los atentados contra el aeropuerto y el metro sigue huido. Estos son los principales fallos antes y después de los ataques.

1.No circular la información sobre el escondite de Abdeslam. Tres semanas después de los atentados del 13 de noviembre, la policía local de Mechelen, una localidad a medio camino entre Bruselas y Amberes, recibió una pista sobre el posible escondite de Salah Abdeslam, el terrorista que logró huir. La pista se refería a un primo de Abdeslam del que se temía que se hubiera radicalizado y que podía seguir en contacto con el terrorista. Pero la policía local olvidó enviar la información a las fuerzas de seguridad nacionales. Abdeslam estuvo huido durante cuatro meses hasta su detención, el 18 de marzo, justo en el apartamento del barrio bruselense de Molenbeek al que se refería la pista perdida. “Desafortunadamente, se cometió un error en mi equipo”, ha admitido el jefe de la policía local de Mechelen, Yves Bogaerts.

Ficha policial de Salah Abdeslam. EFE

2.Ignorar los avisos sobre los kamikazes. En julio de 2015, Turquía detuvo a Brahim El Bakraui, uno de los terroristas suicidas del aeropuerto de Zaventem, cuando trataba de entrar en Siria. Las autoridades turcas avisaron a Bélgica sobre la amenaza que suponía El Bakraui y lo deportaron a Holanda. Pero las fuerzas de seguridad belgas no hicieron nada por detenerlo, interrogarlo o someterlo a vigilancia, pese a que su viaje vulneraba los términos de su libertad condicional. Tanto Brahim como su hermano Jalid El Bakraui, que se inmoló en el metro de Maelbeek, se encontraban en libertad condicional por actos de delincuencia grave.

En un primer momento, la fiscalía belga aseguró que ninguno de los dos hermanos tenía conexiones terroristas. Brahim fue condenado por abrir fuego contra la policía con un kaláshnikov durante un robo y los antecedentes de Jalid estaban también relacionados con el robo de coches. Pero después se ha sabido que Jalid alquiló un apartamento en Charleoi en el que se prepararon los atentados de París. También alquiló, con una identidad falsa, el piso del barrio de Forest en el que supuestamente se escondía Abdeslam. La propia fiscalía ha confirmado que existía una orden de detención contra él desde diciembre por su conexión con el 13-N.

Los hermanos kamikazes de Bruselas. Police Fédérale Belge

También el FBI transmitió a la policía de Holanda información sobre los antecedentes criminales y extremistas de los hermanos El Bakraui el 16 de marzo, es decir, seis días antes de los ataques de Bruselas. Las fuerzas de seguridad holandesas se pusieron en contacto con sus colegas belgas al día siguiente, el 17 de marzo, según ha dicho el ministro holandés de Justicia, Ard van der Steur, al parlamento holandés. Bélgica niega que Holanda le trasmitiera este aviso.

3.Interrogar a Abdeslam sólo una hora. Entre su detención el día 18 y los ataques de Bruselas el 22 de marzo, Salah Abdeslam sólo fue interrogado durante una hora por los investigadores belgas. Fue el sábado 19 de marzo y únicamente se le preguntó por su participación en los ataques de París. El motivo es que acababa de ser operado de la herida en la pierna que sufrió durante el tiroteo previo a su detención y los médicos querían que descansara, según ha confirmado la fiscalía. Aunque durante la redada en el piso de Forest en el que supuestamente se escondía Abdeslam se encontraron cargadores de kaláshnikov y abundante munición, no se le interrogó sobre posibles nuevos ataques. Tampoco se aumentó el nivel de alerta terrorista.

4.Restar importancia a la conexión con París. Tanto el primer ministro Charles Michel, como la fiscalía belga negaron en un primer momento que los atentados de Bruselas estuvieran directamente relacionados con la masacre de París, en la que murieron 130 personas. Pero la investigación ha puesto de relieve que fue el mismo grupo yihadista el que llevó a cabo los dos ataques. Además del papel de Jalid El Bakraui como encargado de la logística, el otro kamikaze del aeropuerto fue rápidamente identificado como Najim Laachraoui. La fiscalía belga ha confirmado que se trata del artificiero que fabricó los explosivos tanto de París como de Bruselas. Su ADN se ha encontrado en un cinturón explosivo y un trozo de tejido utilizado en la sala de conciertos Bataclan y en un artefacto explosivo del estadio de Francia.

De momento no ha trascendido nada sobre el papel de Abdeslam en los atentados. Los expertos en terrorismo creen que podría ser parte del plan o al menos lo conocía. Su detención aceleró los ataques de Bruselas porque el resto del equipo se sentía cercado por la policía. Desde el 22 de marzo, Abdeslam se ha negado a hablar con los investigadores.

5.Tardar en cerrar el metro. El primer ataque del 22 de marzo, en el que se hicieron explotar dos kamikazes, ocurrió alrededor de las 8:00 de la mañana. Una hora después, el metro de Bruselas seguía circulando y Jalid El Bakraui pudo inmolarse a las 9:11 en un vagón lleno de gente en la parada de Maelbeek. El ministro del Interior, Jan Jambon, ha asegurado que el Gobierno dio la orden de parar el metro de Bruselas y evacuarlo. La decisión de vaciar las estaciones de metro y las cinco estaciones ferroviarias de la capital se adoptó a las 8:50. Pero una portavoz de la empresa pública de transporte de Bruselas (STIB) ha afirmado que no se recibió ninguna orden de parar el metro tras el ataque del aeropuerto.

6.Equivocarse de sospechoso. El último de los errores hasta ahora de las fuerzas de seguridad de Bélgica es haberse equivocado de sospechoso. El sábado, la policía filtró a la prensa belga que el tercer terrorista del aeropuerto, el conocido como “hombre de blanco” o como “hombre del sombrero”, había sido identificado y estaba detenido. Se trataba de Fayçal Cheffou, un periodista independiente del que la policía sospechaba que actuaba como reclutador en Bruselas. Cheffou, detenido el pasado jueves, fue acusado formalmente de “participación en las actividades de un grupo terrorista, asesinatos terroristas y tentativa de asesinatos terroristas”. Había sido identificado por el taxista que transportó a los terroristas al aeropuerto.

El hombre de blanco, el tercer terrorista del aeropuerto. Efe

Pero este lunes, la fiscalía anunciaba su puesta en libertad. “Los indicios que llevaron a su arresto no han sido confirmados por la evolución de la instrucción en curso”, afirmó en un comunicado. En particular, los investigadores no han encontrado rastros de su ADN en el aeropuerto. El abogado de Cheffou ha dicho en una entrevista a la RTBF que su cliente “ha dado una coartada de telefonía, diciendo que estaba en su casa en el momento de los atentados”. “Recibió llamadas”, ha explicado.

Siete de los detenidos en las redadas posteriores al 22 de marzo siguen en prisión. Su papel en los ataques se desconoce. Pero el tercer terrorista de Zaventem continúa huido. Tampoco se sabe nada del paradero del segundo sospechoso que pudo participar en el atentado del metro, según las fuentes policiales citadas por la prensa belga.

7.No dedicar bastantes recursos a seguridad. Todos los expertos coinciden en que uno de los problemas que diferencia a Bélgica del resto de países de la UE es que sus servicios de seguridad no cuentan con suficientes recursos ni personal, y están desbordados por el gran número de sospechosos a los que habría que vigilar. El propio Gobierno es consciente de ese fallo y ya en noviembre, tras los ataques de París, anunció 400 millones de euros de presupuesto extra para seguridad. Tampoco ayuda la división y fragmentación política del país entre Flandes, Valonia y Bruselas. O algunas leyes obsoletas cuya reforma ya está en marcha, como la que prohibía las redadas entre las 21:00 y las 5:00 horas.

8.No resolver el problema de Molenbeek. Tanto el primer ministro Michel como su responsable de Interior Jambon admitieron tras los atentados de París que Molenbeek era un problema que había que afrontar. En este barrio bruselense de 95.000 habitantes, el 30% de los cuales son inmigrantes, vivían varios de los terroristas de París y se han preparado varios de los ataques yihadistas de los últimos años en Europa. Jambon prometió incluso “limpiar” Molenbeek. Pero la acción del Gobierno no parece haber surtido efecto. Abdeslam fue detenido en Molenbeek y se sospecha que los cuatro meses que ha estado huido se ha escondido allí y en otros barrios de Bruselas. El diputado bruselense Jamal Ikazban ha avisado a la policía federal que los jóvenes de Molenbeek han recibido en las últimas horas SMS de propaganda yihadista.

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