La nariz del candidato republicano Ted Cruz comienza a crecer de manera espeluznante mientras una voz femenina arremete contra el senador por Texas. “Muchos simplemente lo llaman 'Mentiroso Ted'”, dice la narradora. “Mintió sobre Ben Carson para robar una victoria en Iowa. Miente sobre que es el mejor para el Partido Republicano cuando las encuestas muestran que ni siquiera puede ganar a Hillary Clinton...”.
Se trata de un anuncio difundido la semana pasada por New Day for America, un grupo que apoya al candidato John Kasich en las primarias republicanas de Estados Unidos. “Su anuncio televisivo sobre John Kasich mentía; las cadenas tuvieron que retirarlo. Si la boca de Ted Cruz se mueve, es que está mintiendo”, concluye el vídeo electoral.
Esta secuencia, bautizada como Nariz, es una muestra de la épica guerra propagandística que se está librando en la carrera por la Casa Blanca. El gasto en anuncios electorales para radio y televisión supera ya los 300 millones de dólares, según la empresa Smart Media Group, lo que representa un aumento de más del 200% respecto a los anteriores comicios presidenciales de 2012.
La propaganda no deja de golpear a los votantes. A mediados de febrero, se habían emitido alrededor de 200.000 anuncios televisivos en favor de los principales aspirantes a ocupar el Despacho Oval, reveló un análisis del Wesleyan Media Project.
Los anuncios pueden ir encaminados a defender un político, pero también son frecuentes los llamados anuncios de ataque. “Según la ley, si un candidato quiere emitir un anuncio para atacar a su oponente, tiene libertad para hacerlo”, afirma Meredith McGehee, responsable de políticas públicas en el Campaign Legal Center, una ONG estadounidense que vela por el cumplimiento de la legislación electoral. “Una cadena de televisión no tiene capacidad en absoluto para censurar ese anuncio”.
Además, a no ser que sea claramente difamatorio, los candidatos no tienen recursos legales para combatir un anuncio con contenido falso, afirma la experta. “Existe la posibilidad de que, si puedes probar que es falso y difamatorio, puedas ir a los tribunales, pero eso no ha sucedido que yo sepa”, dice la experta. Así, los candidatos se enmarañan en fieras peleas propagandísticas.
La financiación de estos materiales puede proceder tanto de las propias campañas de los contrincantes como de grupos externos con intereses políticos como New Day for America. McGehee explica que cuando se trata estos colectivos paralelos, la cadena de televisión o la emisora tiene poder para decidir.
Los grupos conocidos como Súper PAC (supercomités de acción política), como el antes nombrado, pueden recabar todo el dinero que quieran de individuos y empresas e invertirlo en influenciar las elecciones. Muchos estadounidenses ven en estos colectivos una amenaza a la democracia porque, entienden, sirven de canal a la élite económica para alzar su voz por encima del resto de los ciudadanos en los procesos electorales.
Trump, en el centro de la diana
En la vigente competición, una gran parte de los esfuerzos propagandísticos buscan hacer tropezar al polémico aspirante republicano Donald Trump. ABC News contaba más de 60 millones de dólares el mes pasado en anuncios beligerantes hacia el magnate inmobiliario, una cifra que continúa engordando. Incluso la demócrata Hillary Clinton ha comenzado a atacar al multimillonario Trump, que podría convertirse en el paladín del Partido Republicano.
Pero el grueso de la ofensiva anti-Trump procede del propio bando republicano, sobre todo grupos externos de interés. El colectivo pro-Marco Rubio Conservative Solutions PAC había destinado 20 millones a hacer tropezar al millonario, según el citado análisis de ABC News. Por su parte, el senador por Texas Ted Cruz, principal rival de Trump, se había gastado 3 millones en lo mismo.
En la política estadounidense, la guerra sucia está recayendo cada vez más en grupos externos como los Súper PAC, afirma McGehee, para que los candidatos puedan lavarse las manos y cuidar su imagen. Y destaca, que aunque esto suele verse más en las elecciones legislativas, “ha habido mucha actividad de grupos externos en la primaria republicana”.
Toda la publicidad negativa que Trump recibe, sin embargo, le ha ahorrado al magnate un montón de dinero a la hora de promocionar su candidatura, lo que cuestiona la efectividad de la propaganda audiovisual tradicional. “Cuando el candidato con más delegados ha sido el que menos se ha gastado en anuncios y consigue el doble de publicidad gratuita que todos sus oponentes combinados, hay algo inusual en juego”, dice la empresa de análisis publicitario Borrell Associates sobre el llamado “efecto Trump” en un reciente estudio.
CBS News informa que Trump se ha gastado unos 17 millones en anuncios, mientras que los candidatos retirados Jeb Bush y Marco Rubio han sido los que más dinero invirtieron en publicidad en combinación con sus grupos afines: 80 y 70 millones respectivamente. El New York Times estima que Trump ha conseguido cerca de 2.000 millones de dólares en publicidad gratuita.
Pero, si bien la polémica ha servido a lo largo de la campaña como un combustible efectivo para la candidatura de Trump, ahora parece estar frenando el ascenso del candidato. Su fortaleza en las encuestas ha flaqueado y el martes perdió frente a Cruz en Wisconsin. Aun así, lleva una importante ventaja en el recuento de delegados, que son los encargados de escoger al candidato de la formación a la Casa Blanca.
Trump ha usado su dinero para atacar con dureza a sus oponentes. Mentiroso Ted, Corrupto Marco o John Kasich, político de todo palabras y cero acción son algunos de los nombres de sus anuncios electorales. En un vídeo titulado La clara diferencia, el magnate carga contra Cruz en materia de inmigración para luego asegurar que “[los inmigrantes] llegan a raudales y están haciendo un daño tremendo si miras la delincuencia, si miras la economía”, una afirmación que ha sido criticada y cuestionada ampliamente.
Cruz también apela al miedo en su propaganda. En Invasión, decenas de abogados y hombres de negocios cruzan la frontera mexicana hacia el norte. “La política sobre esto sería muy, muy distinta si un montón de banqueros o abogados estuvieran cruzando el Río Grande, o si una banda de graduados en Periodismo estuvieran haciendo bajar los salarios en la prensa. Entonces, veríamos noticias sobre la calamidad económica que sucede en nuestra nación”, afirma el senador por Texas.
El legislador tampoco se queda atrás a la hora de golpear a Trump. En uno de sus vídeos, tres niños juegan con un muñeco del magnate a “pretender ser republicano” y cuestionan su conservadurismo. “Ey Hillary, te daré dinero para que seas mi amiga”, dice uno de los jóvenes en referencia al hecho de que Trump donó dinero a la Fundación Clinton y a la campaña de la ex primera dama al Senado federal.
En los últimos días, Cruz también lanzó sus primeros ataques propagandísticos contra Kasich. Por su parte, el gobernador por Ohio, que va tercero en la interna republicana después de que Rubio se rindiera, y grupos afines a él habían invertido 14 millones en anuncios como el de la nariz de Cruz.
Los demócratas toman las ondas
Entre los candidatos que se mantienen en la competición, los aspirantes demócratas son los que más dinero se han gastado en copar las ondas. El senador por Vermont Bernie Sanders va por delante de la favorita, Hillary Clinton, en la guerra propagandística. Ha invertido 40 millones en anuncios frente a los 36 de la ex secretaria de Estado, indica Smart Media Group.
“El mes pasado recabaron más dinero que nosotros y se gastaron más”, concedía el director de campaña de Clinton, Robby Mook, en un correo electrónico a simpatizantes para recaudar fondos antes de las primarias de Wisconsin de este martes, en las que acabó imponiéndose el aspirante socialista.
En sus anuncios, Sanders promete luchar por causas progresistas como la defensa de los derechos laborales, la expansión de la Seguridad Social o el cuidado del medio ambiente. En un vídeo llamado No se ha acabado, la hija del afroamericano estrangulado por la policía Eric Garner pide el voto por Sanders como esperanza para la igualdad racial en EEUU.
“Estoy con quien vaya a escucharnos y defendernos y pienso que tenemos que creer en un líder como Bernie Sanders”, afirma la hija de Garner, que es activista. “No hay ninguna otra persona que esté hablando sobre esto… La gente está muriendo, no es televisión. Necesitamos un presidente que hable sobre esto”.
Aunque Sanders prometió no arremeter contra su rival cuando lanzó su campaña, se ha enzarzado en alguna rencilla propagandística con Clinton. En una cuña radiofónica difundida en el estado norteño de Michigan, el senador por Vermont reprocha a la favorita que miente sobre su historial legislativo.
Por otro lado, en un anuncio dedicado a sus propuestas para reformar el sistema financiero, el candidato comienza diciendo que “existen dos visiones demócratas sobre cómo regular Wall Street; una dice que está bien aceptar dinero de los grandes bancos y luego decirles qué tienen que hacer (en alusión a Hillary Clinton)”. Después prosigue exponiendo su plan.
“Nunca he emitido un anuncio negativo de televisión o radio en mi vida”, dijo el candidato el mismo día que el vídeo sobre Wall Street vio la luz en declaraciones recogidas por CNN. “Si distorsionan mi trayectoria [legislativa], como es el caso ahora, vamos a lidiar con ello”.
Como Sanders, Clinton también apela a las minorías en sus anuncios para conquistar la nominación del partido azul. En el vídeo Valiente, una niña hispana rompe a llorar durante una reunión de ciudadanos con la ex secretaria de Estado porque sus padres han recibido una orden de deportación. “Tengo miedo de que los deporten”, balbucea la pequeña. Clinton la toma en el regazo y le dice: “Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que no tengas que pasar miedo (…) Deja que sea yo quien se preocupe, ¿trato?”.
El anuncio vio la luz en febrero poco antes de los caucus de Nevada, donde los latinos representan el 17% de la población, según estimaciones del Censo de EEUU. Allí, Clinton se hizo con cerca del 53% del voto y sobrepasó a su rival.
A diferencia de Sanders, Clinton no prometió expresamente que no bajaría al barro y ha tomado una estrategia más ofensiva. “Los estadounidenses no pueden permitirse esperar por ideas que quedan bien en el papel pero son irrealizables en el mundo real”, dice la ex primera dama en un vídeo.
Clinton trasladó su estrategia de pintar a Sanders como un político con una única obsesión al audiovisual. El vídeo Single Issue -que se refiere a que Sanders, en opinión de su oponente, tiene un único punto en su programa- muestra al senador criticando constantemente Wall Street para luego enseñar a la favorita diciendo “no soy una candidata de un único asunto y no creo que vivamos en un país de un sólo asunto”.
La hostilidad en la primaria demócrata ha escalado esta semana después de que Sanders venciera en Wisconsin, encadenando una creciente serie de victorias.
"Creo que no había hecho sus deberes y había hablado durante más de un año sobre cosas que obviamente no había estudiado o comprendido (...) y eso despierta muchas dudas", dijo la aspirante sobre su rival el miércoles a MSNBC cuando la cadena le preguntó si el socialista estaba preparado para dirigir el país. La ex secretaria de Estado se refería a una entrevista que su rival dio a New York Daily News en la que éste tuvo dificultades para explicar sus planes de reforma financiera.
Sanders ha ido más allá y ha dicho abiertamente este jueves que Clinton no está cualificada para gobernar. "Clinton ha estado diciendo últimamente que piensa que no estoy cualificado para ser presidente. Bien, dejadme responderle: no creo que ella esté cualificada".