Lo llaman el “Super Trumpsday”. Donald Trump, el líder de la interna presidencial del Partido Republicano, ha arrasado con las primarias de la costa este y ha quedado a tiro de la nominación, el escenario más temido por el establishment. Con 953 delegados, Trump necesita sumar sólo 284 más para llegar al número mágico de 1237 representantes en la convención que se celebrará en Cleveland en julio para votar al candidato final.
¿Qué le gusta a la gente de Trump? ¿Por qué lo votan? En Estados Unidos, pueden encontrarse todo tipo de respuestas para esta pregunta. Las encuestas a pie de urna que han realizado los medios locales tras las elecciones revelan dos características del magnate que han atraído a los votantes: es un “outsider”, es decir, no es un político tradicional, y “dice las cosas como son” (eso, aún cuando el 75% de sus declaraciones son falsas, según Politifact).
Trump ha logrado capitalizar como ningún otro político la frustración del votante blanco, y ha movilizado a más gente que Mitt Romney en las primarias de 2012. Ha conseguido crear un movimiento político nunca antes visto en una interna republicana: lo votan todas las facciones del partido, los moderados, los ultraconservadores, los libertarios y los evangélicos.
Sus votantes son, sobre todo, hombres blancos, de mediana edad, sin título universitario, angustiados por la economía, el futuro, y enfadados con los inmigrantes y el establishment político de Washington. “¡Ya no ganamos!”, es la frase de Trump que parece cautivarlos con más facilidad. Todo, aún cuando los republicanos creen que no logrará unir a su partido: el 56% opina que es el candidato más divisivo de los últimos tiempos, según una encuesta del Centro de Investigación Pew.
“Creo que es alguien nuevo, y nosotros estamos cansados de la misma vieja rutina política, de la misma vieja política”, explica a EL ESPAÑOL Dan McPartland, 56 años, empleado en una tienda de bagels en Brooklyn.
En los actos de campaña de Trump a los que ha asistido este periódico se palpaba ese malestar de la gente con la política tradicional que le ha permitido a Trump –al igual que al senador socialista Bernie Sanders en las primarias demócratas– ascender a lo más alto de la interna presidencial. La gente no parece reparar mucho en sus políticas o en su conocimiento de los temas. De hecho, Trump ha sido muy criticado por su pobre manejo de la política exterior. El presidente Barack Obama prácticamente lo ha tildado de ignorante. Pero eso parece importarle poco a los votantes.
Trump ha explotado también la xenofobia de muchos estadounidenses. “La gente que está viniendo aquí de China, Indonesia y todos esos países, se están embarazando y viniendo aquí y teniendo bebés. Se quedan con todo, y la gente que nace aquí no se puede quedar con todo”, dijo a la cadena CNN Paul Weber, de Appleton, Iowa, cuando esta televisión entrevistó a más de 150 personas en 31 ciudades de EEUU para tratar de entender el "fenómeno Trump".
“La gente está enfadada”, dice a EL ESPAÑOL Carol Johnson, una mujer mayor oriunda de Sacramento que vive en el mismo barrio neoyorquino. “No tengo ni idea de por qué la gente vota por él; a mi no me gusta. Es crudo y no sabe nada de política exterior. Quizá porque ha sido una celebridad durante mucho tiempo”, agrega.
La mejor persona para lograr derrotar a Hillary Clinton es Donald Trump
Su amiga, Joanne Nelson, vive en California. Ambas fueron juntas a secundaria. Johnson es demócrata, y Nelson es republicana. Nelson votará en la primaria de California el próximo 7 de junio, el último estado “grande” en votar en las internas presidenciales. Todavía no sabe si votará al senador ultraconservador Ted Cruz o a Trump. Ninguno de los candidatos de estas primarias llega a convencerla del todo. Al principio, le gustó Rubio. Pero Rubio renunció, con lo cual comenzó a escuchar con más atención a Cruz porque comulga con varios aspectos de su plataforma. Así y todo, cree que terminará votando por Trump.
“Supongo que la gente lo sigue porque no es un político”, explica. “Probablemente voy a terminar votando por él, aunque creo un poco más en las políticas de Cruz. Pero, para mí, lo más importante es que no gane Hillary Clinton, y la mejor persona para lograr ese objetivo es Trump. Es una persona divertida”, agrega Nelson.
Algunos inmigrantes miran la elección con perplejidad. Pueden llevar muchos años en el país, tener o no papeles, pero al no poder votar, son espectadores impotentes de un proceso en el que se decidirá su futuro, en el que no tienen voto, pero intentan tener voz.
Uno de esos inmigrantes es Ozzie Aziz, un palestino de 52 años que lleva 32 en Estados Unidos. Teme por una eventual presidencia de Donald Trump, y le cuesta encontrar motivos por los cuales los estadounidenses lo siguen.
“Creo que miente, y la gente le cree las mentiras porque tiene miedo. No hay ni un sólo dato o hecho en sus mentiras. He visto incluso a algunas personas que son entrevistadas y cuando les preguntan por qué votan por Trump responden que es rico. ¿Qué es eso?”, se pregunta, perplejo.
Liz Johnson, de 29 años, pasea a su perra por un parque de Nueva York y muestra la misma perplejidad que otros votantes. No termina de entender cómo Trump ha logrado tanto respaldo, confiesa. “La gente da miedo”, dice. Luego, intenta ir más allá con otra explicación, también arraigada en el miedo: “Creo que la gente siente que van a estar protegidos por él, que los va a defender”.