“Poco después de llegar a la prisión militar temporal del Campamento Arifjan (Kuwait) en mayo de 2010 me metieron en un agujero negro de encarcelamiento aislado por primera vez. En cuestión de dos semanas ya estaba barajando suicidarme”. Así comienza Chelsea Manning -antes Bradley Manning- el relato publicado este lunes en el diario británico The Guardian sobre su encarcelamiento tras filtrar cientos de miles de documentos secretos a Wikileaks sobre las guerras de Afganistán e Irak.
“Tras un mes bajo vigilancia suicida, fue transferido de vuelta a EEUU, a una celda enana de unos 2 x 2,5 metros en un lugar que me perseguirá el resto de mi vida: la base de la Marina en Quantico, Virginia”. Denuncia que lo retuvieran allí durante 9 meses de forma preventiva en “condiciones altamente restrictivas de aislamiento sin la aprobación de un psiquiatra”.
Asegura que se pasaba 17 horas al día sentado, directamente frente a al menos dos marines que lo vigilaban tras un cristal semireflectante. “No me estaba permitido acostarme. No me estaba permitido apoyar mi espalda contra la pared de mi celda. No me estaba permitido hacer ejercicio”, denuncia. “A veces, para evitar volverme loca, me levantaba, caminaba o bailaba, ya que “bailar” no estaba considerado ejercicio por la Marina”.
Para matar el tiempo se dedicaba a contar los “cientos de agujeros” de la “cuadrícula” que formaban las rejas de su habitáculo. También repasaba los saltos de un ladrillo a otro. El silencio le permitía oír una gotera en algún lugar cercano o el ruido de la luz fluorescente.
A veces, para evitar volverme loca, me levantaba, caminaba o bailaba, ya que “bailar” no estaba considerado ejercicio por la Marina y sí estaba permitido
Cada dos días aproximadamente le permitían salir a un campo de baloncesto vacío, acompañado por tres guardias. Caminaba -con grilletes- durante 20 minutos, y de vuelta a la celda. Cuenta que si se paraba antes, antes debía volver a su celda.
Tenía derecho a dos horas de visitas por mes. Podía ver a sus amigos, familiares o abogados a través de un cristal “gordo”, resalta. Permanecía esposado de pies y manos durante toda la conversación.
Como en otras cárceles con altas medidas de seguridad de otros países -por ejemplo el asesino de 77 personas, Anders Breivik en Noruega- las únicas conversaciones que no eran monitorizadas eran las que mantenía con sus abogados. En Noruega, por ejemplo esto está reservado a asesinos y narcotraficantes con delitos agravantes.
Manning recuerda que el propio enviado especial de la ONU para la tortura, Juan Méndez, denunció el trato “cruel, inhumano y degradante” al que se le había sometido, con un tiempo “excesivo” de aislamiento.
El texto de la soldado denuncia que hay entre 80.000 y 100.000 prisioneros en Estados Unidos sometidos a condiciones similares y asegura que este régimen de aislamiento es “arbitrario, abusivo e innecesario en muchas situaciones”. Por ello llama a poner fin a esta práctica de forma urgente desde el espacio que le concede The Guardian.
Manning fue condenada en 2013 a 35 años por violar la Ley de Espionaje entre otros cargos tras la mayor filtración de documentos secretos de Estados Unidos hasta entonces a Wikileaks. Edward Snowden, la otra persona que filtró papeles confidenciales más tarde a la misma plataforma -en aquella ocasión sobre la NSA- permanece bajo asilo político en Moscú para evitar enfrentarse a la justicia estadounidense; y el fundador de Wikileaks, Julian Assange, esquiva a la justicia sueca en un caso de presuntos abusos sexuales recluido en la embajada de Ecuador londinense mientras afirma que se trata de una persecución política y teme ser extraditado a Estados Unidos.