Aunque el responsable de la muerte de 49 personas en Orlando este fin de semana invocó al Estado Islámico en una llamada a Emergencias desde el escenario de la masacre, las autoridades de Estados Unidos dudan de que el mayor tiroteo de la historia del país estuviera orquestado desde el exterior.
“Por lo que sabemos, éste es ciertamente un ejemplo del tipo de extremismo criado en casa que nos preocupa a todos nosotros desde hace mucho tiempo”, ha dicho este lunes el presidente de la nación, Barack Obama, desafiando las reivindicaciones del grupo terrorista 'Estado Islámico' sobre que el tirador de Florida, Omar Mateen, era uno de los "soldados del califato”.
Si bien la investigación sigue intentando esclarecer los motivos que llevaron a Mateen, de casi 30 años, a entrar en una discoteca de ambiente gay y disparar a discreción, Obama ha señalado que probablemente se vio influenciado por propaganda extremista en internet, al estilo del tiroteo perpetrado en San Bernardino, California, el pasado diciembre.
La tragedia de este fin de semana ha echado más leña al candente debate nacional sobre el control de las armas y ha generado un nuevo espacio de batalla en la contienda por la Casa Blanca.
El republicano Donald Trump ha arremetido contra Obama, su ungida, Hillary Clinton, y la comunidad musulmana para también exigir más dureza contra el Estado Islámico en Oriente Medio y prometer que “jamás” prohibirá los rifles de asalto. Mientras, Clinton ha defendido combatir el “virus” del radicalismo que motiva a los lobos solitarios y ha abogado por más control de las armas de fuego, siguiendo la estela de su padrino político.
“No podemos caer en la trampa preparada por el lobby que dice que si no puedes parar cada tiroteo, no deberías intentar de parar ninguno”, ha afirmado la demócrata, quien ha reclamado volver a prohibir las armas de asalto.
Las autoridades estadounidenses informaron de que las armas de fuego utilizadas en la matanza de Orlando fueron “compradas legalmente” apenas días antes de la tragedia. Mateen usó aparentemente un rifle de asalto estilo AR-15 y una pistola nueve milímetros semiautomática, según la Agencia de Tabaco, Alcohol, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) estadounidense.
Los rifles semiautomáticos AR-15 han sido acuñados los “favoritos” de los autores de tiroteos masivos. Se emplearon en masacres como la de San Bernardino el año pasado o en la de la escuela primaria de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, de 2012. Según la Asociación Nacional del Rifle, también es el rifle más “popular” en el país, pese a que el gigante de la distribución Walmart decidiera dejar de venderlo el año pasado.
Unos cientos de dólares habrían bastado al tirador de Orlando para hacerse de manera lícita con estas armas de fuego, de acuerdo con las regulaciones vigentes en el estado de Florida.
Aunque existen leyes federales, la legislación en materia de armas cambia de estado a estado y Florida es uno de los que poseen normas más laxas. La ONG Law Center to Prevent Gun Violence “suspende” al estado por la debilidad de sus leyes para regular las armas de fuego, mientras que la revista Guns&Ammo sitúa a Florida en el puesto 12 de su lista de mejores estados para los propietarios de armas de cañón.
Sin más límite para comprar un arma que estar limpio de antecedentes penales
Florida no limita el número de armas que se pueden adquirir a la vez; no exige una licencia de usuario ni que los compradores registren el armamento con las autoridades; carece de reglas específicas para las armas de asalto o las de gran capacidad; y tan sólo exige un control de los antecedentes cuando la venta procede de un vendedor autorizado (Florida no requiere que se realicen estas verificaciones cuando el intercambio involucra a un vendedor privado ocasional).
Mateen había estado en el punto de mira del FBI en 2013 y 2014 por posibles vínculos terroristas, pero los investigadores concluyeron que no representaba una “amenaza sustantiva” y lo terminaron dejando en paz. “No es una persona ‘prohibida’, por lo que puede entrar legalmente a una tienda y adquirir y comprar armas de fuego”, explicó un agente de la ATF en rueda de prensa el domingo.
Pero los controles de antecedentes actuales no son suficientes para evitar sucesos como los de este fin de semana, denuncia Ladd Everitt, director de comunicación del grupo procontrol Coalition to Stop Gun Violence. “[Las comprobaciones de historial] son chequeos instantáneos por ordenador, no investigaciones de antecedentes”, afirma. “La historia que examinan es muy limitada”.
La exmujer de Mateen ha denunciado ante los medios que su matrimonio era “abusivo” y afirma que sus padres tuvieron que intervenir y llevársela lejos de su pareja para protegerla. También ha asegurado que Mateen demostraba una “intolerancia a los homosexuales”. Asimismo, un compañero de trabajo del tirador afirma que se había quejado a sus superiores en repetidas ocasiones de que éste hablaba de matar a gente.
“Era un caso donde una o dos llamadas podrían haber levantado señales de alarma inmediatamente, pero tenemos un sistema en este país que se basa en vender, no en comprobar correctamente si alguien es una amenaza”, asegura Everitt.
Para Mike McLively, abogado del Law Center to Prevent Gun Violence, la razón por la que Mateen pudo obtener armas de fuego sin problema es sencilla. “La respuesta rápida es que Florida tiene leyes sobre armas muy débiles”, afirma McLively, quien recuerda que el tirador pudo haber obtenido sus armas de un vendedor privado sin que siquiera se verificaran sus antecedentes.
El letrado defiende que se prohíban las armas de asalto -una medida iniciada por la Administración de Bill Clinton y tumbada más adelante- y limitar las de gran capacidad. También aboga por impedir que aquellas personas que estén siendo investigadas por terrorismo puedan hacerse con un arma. Y reivindica una medida recientemente aprobada en California que permite a familiares y fuerzas del orden pedir un la justicia que se desarme temporalmente a personas que puedan constituir una amenaza.
“Tener leyes inteligentes sobre armas no va a parar todos los tiroteos masivos, pero hará que esos ataques sean más difíciles de llevar a cabo y, sin duda, salvará vidas”, concluye.