Theresa May se convirtió en primera ministra británica tras asumir David Cameron el resultado del referéndum del brexit con su dimisión. Donald Trump ha llegado a la Casa Blanca tras ganar unas elecciones en las que casi nunca fue favorito. Ambos son dos líderes inesperados que este viernes, en su primer encuentro bilateral en Washington, han evidenciado que están condenados a entenderse.
Tanto la primera ministra como el recién investido presidente de EEUU han aseverado que quieren mantener y fortalecer su "relación especial". Aunque el Reino Unido no puede negociar ningún tratado bilateral hasta que se consume la salida de la UE, May ha subrayado que un acuerdo comercial entre ambos países será bueno para todos, especialmente con el brexit en marcha, a falta de comenzar las negociaciones con Bruselas.
Lo bueno de una relación especial es que no tenemos que estar de acuerdo en todo
"Estoy encantada de que la nueva Administración haya convertido el nuevo acuerdo comercial entre nuestros países en una de sus prioridades más tempranas", sostuvo May a su llegada este viernes a la reunión con Trump en el Despacho Oval. La líder de los tories británicos ha recordado que el futuro acuerdo "debe funcionar para ambos lados y servir a los intereses mutuos".
Trump, que ya había aplaudido el resultado del referéndum del brexit, ha pronosticado que la salida del Reino Unido de la Unión Europea será "fantástica": "Tendréis vuestra identidad, negociaréis acuerdos comerciales justos sin nadie que os imponga normas y tendréis a la gente que queráis tener en vuestro país".
Tras el encuentro, May ha evitado en todo momento salpicarse de las múltiples polémicas que rodean a Trump. Ha obviado cualquier posible diferencia para destacar "los vínculos históricos" que unen a Reino Unido y EEUU. "Lo bueno de una relación especial es que no tenemos que estar de acuerdo en todo", ha despachado ante las preguntas de los periodistas sobre las posibles discrepancias entre ambos mandatarios.
Ni una palabra sobre la apología de la tortura del magnate, sobre sus declaraciones antiabortistas o sobre el muro de México. “No creo que la primera ministra de Reino Unido esté preocupada por el tema de México”, dijo el presidente de EEUU tras una pregunta de un periodista dirigida a May. La premier británica lo confirmaba, de manera tajante: “Es un asunto de México”.
Nueva relación con México
Trump -quien ha mantenido una conversación telefónica con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, este viernes- no ha querido dar muchos detalles sobre la llamada, simplemente que hace falta “construir una nueva relación” que sea “justa”. “Hemos tenido una conversación muy amena. Respeto mucho el país, amo a los mexicanos pero es cierto que nos han tomado por tontos durante muchos años. EEUU tiene un déficit comercial de 60.000 millones de dólares con México, tenemos un serio problema de drogas e inmigración ilegal que hay que solucionar. Hay que construir una nueva relación entre los dos países, que sea justa”, dijo.
El magnate republicano defiende que lo único que pretende es proteger a su país. "No podemos seguir perdiendo en esta relación: perdemos dinero, perdemos trabajos para los estadounidenses... hay que renegociar los acuerdos y otros aspectos de nuestra relación. Estoy convencido de que, al final, todo esto será bueno para los dos países. Yo represento a EEUU y defenderé siempre los intereses del pueblo estadounidense", sentenció.
Trump y May parecen haber acercado posiciones en temas de política internacional, como el papel de la OTAN y las sanciones a Rusia. "Señor presidente, creo que usted me ha dicho que respalda a la OTAN al 100%", dijo la mandataria británica, ante lo que Trump -que ha despotricado contra el Tratado del Atlántico Norte en el pasado- articuló con los labios, sin emitir sonido, la palabra "cierto". "Estamos unidos en nuestro reconocimiento de la OTAN como el bastión de nuestra defensa colectiva, y hoy hemos reafirmado nuestro compromiso inquebrantable con esta alianza", subrayó la primera ministra británica.
Más evasivas fueron las declaraciones con respecto a las sanciones a Moscú. Trump dijo que aún es "pronto" para hablar de levantar las medidas contra Rusia, añadiendo que espera "tener una fantástica relación con el presidente Putin". May, por su parte, ha sido contundente, apuntando que "las sanciones a Rusia deben continuar".
La tortura, en manos de Mattis
A lo largo de la semana, Trump había especulado con la posibilidad de volver a legalizar el ahogamiento simulado como técnica de interrogatorio, práctica prohibida por la Administración de Obama. Preguntado por los periodistas, ha dicho que esa decisión estaría en las manos de James Mattis, su secretario de Defensa.
"Él ha dicho públicamente que no cree en la tortura y la asfixia simulada. Yo no estoy necesariamente de acuerdo, pero su opinión tendrá prioridad porque voy a darle ese poder. Él es un experto, un general de generales, y me voy a apoyar en él", agregó, asegurando que "con tortura o sin ella, vamos a ganar la batalla contra el terrorismo".
Mientras volaba hacia EEUU, May había bromeado con que "los (polos) opuestos se atraen" para justificar su deseada cercanía con el nuevo presidente de EEUU. Los dos parecen empeñados en estrechar sus relaciones bilaterales al mismo tiempo que dan muestras de querer aislarse del resto del mundo. Trump dulcificó su discurso ante la premier británica y ésta le brindó su silencio en los temas más peliagudos en una especie de flirteo para conseguir "una relación especial".