El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha calificado de agresión con un pretexto inventado el ataque de EEUU contra la base aérea siria de Shayrat, y advirtió de que la acción militar de Washington daña seriamente las relaciones ruso-estadounidenses.
De hecho, Rusia ha suspendido la coordinación militar que tenía con EEUU en Siria. "La parte rusa suspende la vigencia del memorando que existe para evitar incidentes y garantizar la seguridad de vuelos durante las operaciones (militares) en Siria, firmado con EEUU".
"El presidente Putin considera los ataques estadounidenses en Siria son una agresión contra un Estado soberano y una violación del derecho internacional, por si fuera poco, con un pretexto inventado", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Por su parte, el ministro de Defensa de Siria, Fahd Yasem al Freich, ha calificado el ataque de "agresión" y dijo que con esa acción Washington se ha convertido en un "socio" de los terroristas. La Presidencia de Siria ha afirmado en un comunicado que el ataque de Estados Unidos es un acto "irresponsable" e "imprudente" que revela "ceguera política y militar" ante la realidad.
Según Damasco, Trump se ha dejado arrastrar ingenuamente por una campaña de propaganda falsa, en alusión al supuesto ataque químico en Jan Shijún que Washington ha utilizado como justificación para el ataque. La propaganda, afirma la Presidencia siria, alimentó la "arrogancia" de Estados Unidos y le llevó a cometer una "orgía política y militar imprudente". El Gobierno de Asad insiste en que EEUU mantiene su política de "atacar países, someter pueblos e intentar controlar el mundo" y reiteró que "este acto vergonzoso" aumentó la determinación de Siria en su lucha contra el terrorismo en cualquier parte del país.
El presidente del Comité de Defensa de la cámara alta del Parlamento de Rusia, Victor Ozerov, ya ha anunciado que Moscú pedirá una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU tras el ataque.
En sus declaraciones, ha sostenido que el ataque "puede ser considerado como un acto de agresión por parte de Estados Unidos contra un país miembro de la ONU".
El mandatario ruso, agregó, "ve en los ataques un intento por parte de EEUU de desviar la atención de la comunidad internacional de las múltiples víctimas entre la población civil en Irak, donde tropas estadounidenses lideran una operación militar contra el Estado Islámico".
"Este paso daña seriamente las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí maltrechas. Y lo más importante, como considera Putin, es que no nos acerca al objetivo de la lucha contra el terrorismo internacional, sino al contrario, crea un importante obstáculo para formar una coalición internacional antiterrorista", apuntó Peskov.
El Kremlin insistió en que "el Ejército sirio no dispone de arsenales de armas químicas, cuya destrucción fue supervisado y confirmado por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas".
"Además, Putin opina que ignorar totalmente las pruebas sobre el uso de armas químicas por parte de los terroristas no hace sino empeorar la situación", concluyó Peskov.
Por su parte, Irán ha condenado la huelga de misiles estadounidenses contra Siria, diciendo que "la acción unilateral es peligrosa, destructiva y viola los principios del derecho internacional", según el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Ghasemi.
Irán es uno de los mayores partidarios del asediado presidente sirio Bashar Al Asad. Su Guardia Revolucionaria paramilitar de línea dura está profundamente involucrada en la guerra. Ghasemi describió a Irán como "la mayor víctima de las armas químicas en la historia reciente", haciendo referencia al uso iraquí de las armas durante su guerra de 1980 con la República Islámica y añadió que condenan el lanzamiento de misiles "independientemente de los perpetradores y las víctimas".
También advirtió de que este ataque sólo "fortalece a los terroristas" y añade más "complejidad a la situación en Siria y la región".
El Gobierno chino ha insistido en que es "urgente prevenir un mayor deterioro" de la situación en Siria. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores no quiso criticar abiertamente la acción militar de Washington pero defendió que, en asuntos internacionales, Pekín se opone al uso de la fuerza.