Las estadísticas dicen que en el Reino Unido los partidos en el Gobierno salen mal parados en las elecciones locales y regionales. No ha ocurrido lo mismo con los conservadores, que dirige Theresa May, en los comicios electorales del pasado jueves y cuyos resultados se han conocido este viernes. A pesar del desgaste que supone llevar en el Ejecutivo siete años, los tories han arrasado en esta primera gran cita con las urnas tras el brexit.
Los de Theresa May ganan terreno en cada territorio y a cada partido. Sí, se trata de elecciones locales pero como señaló la primera ministra británica tras confirmarse los resultados: “Esto no se trata de quién gana o quién pierde en unas elecciones locales, sino de luchar por el mejor acuerdo del brexit para las familias y las empresas”. Y es exactamente eso, con unas elecciones generales a tan sólo cinco semanas y la primera gran prueba de fuego tras el brexit, cabe analizar las implicaciones que puedan tener los resultados dados a conocer este viernes.
Descalabro para los laboristas
Primero, los datos. Este es el mejor resultado de un partido en el Gobierno en elecciones locales desde 1974. Ganan más de 500 representantes. Los laboristas sufren la mayor pérdida neta de un partido en la oposición en citas municipales por tres años consecutivos: más de 320. Por su parte, el eurófobo Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) se ha quedado muy lejos de aquella noche de gloria de 2013. Prácticamente desaparece del mapa manteniendo un único representante y perdiendo más de 100. Los liberal-demócratas, de los que se esperaba un pequeño renacer, no convencen y también pierden posiciones.
El triunfo de los tories es todo un aval para May de cara a la cita que los británicos tienen el próximo 8 de junio, tanto dentro de su partido como ante los laboristas y voces críticas como la ministra principal escocesa. Los resultados de estos comicios son además respaldo ante Europa, en un momento en el que la escalada de tensión entre Bruselas y Londres no deja de aumentar tras la filtración de la cena “indigesta” con Jean-Claude Juncker y el cruce de acusaciones por la presunta interferencia de la Unión Europea en las elecciones británicas.
Algunos medios ingleses como The Guardian, tienen su propia teoría. Creen que las acusaciones de May a las puertas de Downing Street no fueron más que una estrategia perfecta para aparecer el jueves, día de la votación, en las portadas de todos los periódicos con una postura insumisa ante Bruselas. El objetivo, apuntaron, es ganar terreno al UKIP.
“Pese a la voluntad evidente de los británicos, tenemos burócratas en Europa que están cuestionando nuestro propósito de alcanzar el mejor acuerdo para el brexit”. Una muestra más de que estas elecciones son también una respuesta para Europa.
¿Presagio del 8-J?
Los expertos dicen que no pueden tomarse los resultados de estas elecciones como una “plantilla” para las generales. En conversación con EL ESPAÑOL, el profesor Robert Ford de la Universidad de Manchester insiste en esa idea. Sin embargo, recuerda que no hay que menospreciar el “patrón general que sugiere una gran ventaja en el voto conservador, una caída en picado del UKIP y un muy mal resultado para los laboristas”. Esto, junto a otras evidencias como las encuestas encuestas ofrecen “un horizonte muy alentador para May y su equipo”.
Los sondeos dan una victoria amplia a Theresa May, hasta 13 puntos de ventaja con respecto al partido laborista. Según el sondeo más pesimista, el de YouGov realizado entre el 27 y el 28 de abril. Mientras, los tories ganarían con 24 puntos de diferencia los laboristas según una encuesta realizada por la empresa metroscópica Kantar.
Con estas cifras, la pregunta “cómo de grande será la victoria” que obtenga May en los comicios del próximo mes, apunta el profesor Ford. “Veremos si pueden repetir la estrategia de robar los votos al UKIP utilizando el brexit. Esto podría darle una victoria muy amplia. Hay muchos escaños que pueden obtener sin tener que disputárselos a los laboristas, simplemente capitalizando el voto del UKIP”, analizó.
El futuro del UKIP es incierto. Lejos parecen estar sus años de gloria con Nigel Farage como cabeza visible y un discurso eurófobo e independentista que caló entre los ingleses. A día de hoy no tiene ni un solo representante en el Parlamento británico ya que su único diputado se declaró independentista hace unos meses. Está lleno de disputas internas y ha perdido el voto en lugares muy icónicos como Lincolnshire y Stoke-on-Trent. Sin embargo, Ford apunta dos posibilidades para el partido: “O desaparece o aguanta hasta que pueda tener más relevancia cuando dentro de dos años empiecen los temas más problemáticos sobre el brexit”.
Ford está convencido de que la estrategia del brexit duro que ha llevado a cabo May le ha traído mucho rédito electoral, ya que los que parecen haber desaparecido del mapa es la representación del UKIP. Los laboristas, por su parte, también han tenido unos resultados desastrosos. Ford cree que la opinión pública “ve un partido laborista dividido, con discursos poco claros y con un líder absolutamente denostado”.
En cuanto a los resultados en Escocia, el profesor señala que son difíciles de equiparar porque tienen un sistema de recuento diferente al del resto del territorio. Los conservadores han ganado allí también otras 11 plazas, sólo por detrás del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y desplazando al Partido Laborista como tercera fuerza. Allí, dice Ford, “la posibilidad de un segundo reférendum de independencia en Escocia puede que haya trasvasado el voto del SNP a los tories, ya que estos allí se presentan como alternativa a mantener un país unido”
Habría que esperar a lo que pasará en apenas cinco semanas para saber si Theresa May revalida su liderazgo en las elecciones generales. De lo que no cabe duda es que esto le ha dado un buen empujón para ratificarse en su estrategia de negociación. Tanto ante Westminster, con los diputados, como ante Bruselas con los “burócratas”.