Polonia, la 'china' europea: 50.000 muertos al año por la contaminación
Los polacos respiran un aire con 28 veces más partículas cancerígenas que hace una década y las autoridades son incapaces de reaccionar ante un problema que causa el 12% de los fallecimientos del país.
21 febrero, 2018 02:01La contaminación en Polonia es una calamidad nacional que provoca más víctimas mortales al año que la Guerra de Siria. La Organización Mundial de la Salud estima que 50.000 polacos mueren anualmente por culpa del aire que respiran, uno de los más contaminados de Europa. Además, la OMS ubica 33 de las 50 ciudades más contaminadas de Europa en este país.
Cada invierno, muchas casas polacas encienden sus calderas y utilizan como combustible basura de todo tipo -a veces incluso plástico- y carbón. En regiones como Malopolska, en el sur, pueden verse columnas negras de humo saliendo de las chimeneas de viejos edificios de viviendas, donde los vecinos usan el mismo sistema de calefacción de hace décadas. Es normal ver como cada mañana, al salir del portal, lo primero que hacen los vecinos es toser y ponerse una de las máscaras 'anti-smog' que se han convertido en algo normal desde hace años. Alrededor de lugares así, la nariz pica al respirar y las plantas de los alrededores están enfermas.
Cracovia, capital de esta región, es la tercera ciudad con el peor aire de toda la Unión Europea. No lejos de aquí, en el pueblo de Rabka-Zdrój, cuyo nombre se refiere a lo saludable que una vez fue su aire, sus ciudadanos respiran un aire con 28 veces más partículas cancerígenas que hace una década. Es muy probable que Rabka deje de gozar de la consideración de “ciudad spa” y su economía, basada en el turismo, se verá tan afectada como los pulmones de sus habitantes.
El problema de la contaminación en Polonia, un país tradicionalmente apegado a la industria del carbón, no es nuevo. Sin embargo, las autoridades parecen estar tardando demasiado en reaccionar ante un problema que causa el 12% de las muertes en este país. Solo recientemente se ha puesto en marcha un proyecto que intentará prohibir el uso de este mineral o de basuras como combustible. Sin embargo, al menos durante este año y el próximo, se seguirá pudiendo hacer sin ninguna restricción.
En algunos lugares se están usando drones para detectar los focos más contaminantes y se está evaluando restringir el tráfico de coches en el centro de Cracovia cuando los índices alcancen niveles críticos, pero incluso la manera de medir cuán peligrosa es la situación es algo que está poco claro: la agencia independiente Alarm Smogowy denuncia que, con los estándares establecidos por las autoridades polacas, solo hubo 3 situaciones críticas en 2017; sin embargo, si se aplican los criterios de un país como Francia, el número de alarmas habría sido de 263.
Las soluciones no son rápidas ni baratas. El carbón es uno de los culpables, pero es un sector que a pesar de estar anticuado y ser ineficiente se considera "patriótico" y en Polonia tiene hasta matices sentimentales. Mientras que en Alemania un obrero produce de media cuatro veces más carbón que un minero en Polonia y resulta más barato importarlo desde Holanda que comprarlo a productores locales, el sector acumula una deuda de miles de millones de euros. Por otro lado, se trata de una industria que emplea a 100.000 trabajadores y es la segunda mayor de este tipo en Europa.
La situación de Cracovia, asentada sobre un valle que limita al sur con la barrera montañosa de los Tatra, convierte a esta ciudad y su comarca en una especie de olla donde van a parar y permanecen las partículas de residuos que flotan en el aire. El año pasado, el principal periódico de Polonia, Gazeta Wyborcza, regaló con cada ejemplar una de las máscaras que niños y deportistas al aire libre, entre otros, llevan puesta cada vez que salen a la calle. En las máquinas expendedoras de refrescos de algunas oficinas se pueden comprar estas máscaras por unas monedas. Sin embargo, un estudio llevado a cabo por una asociación de consumidores llegó a la conclusión de que el 20% de las máscaras que se venden no sirven para nada y un porcentaje similar ofrecen una protección muy limitada ante el 'smog'.
Jan Oltarszewski, un padre de dos niños en edad escolar residente en los suburbios de Cracovia, consulta constantemente las tres aplicaciones que tiene instaladas en su móvil para conocer los índices de contaminación en tiempo real. “Lo miro antes de salir de casa por la mañana, por la tarde para elegir el mejor sitio donde pasear con mis hijos y, por supuesto, los fines de semana para ver si es aconsejable salir a correr o no”. Su caso no es excepcional, pero su punto de vista es justamente contrario al de Maciej Sadowski, socio en una tienda de electrodomésticos: “La venta de aparatos purificadores del aire es la nueva televisión”, dice. "Ya casi nadie compra un simple (aparato de) aire acondicionado, no si no incorpora humidificador, filtro y purificador”.
En Cracovia se supera el límite aconsejado por la UE de concentración de partículas P10 en el aire (con un diámetro de menos de una milésima de milímetro), una media que se registra unos 150 días al año. En la ciudad de Rybnik, de unos 150.000 habitantes, las escuelas permanecen cerradas unos cuantos días cada curso para que lo niños puedan permanecer en sus casas y huir de la contaminación. En algunas escuelas públicas de Cracovia, los padres de los alumnos han costeado de su propio bolsillo máquinas purificadoras para ser instaladas en las áreas comunes.
Al mirar un mapa que muestre la contaminación en Europa se pueden delimitar las fronteras polacas con una precisión digna de un GPS, pero en otros países el problema también está creciendo de manera alarmante. Eslovaquia, por ejemplo, se enfrenta a la posibilidad de ser sancionada por la UE si no soluciona el deterioro de su medio ambiente. En Bulgaria, la situación es parecida a la de Polonia. Hace unos días, la prensa inglesa denunciaba que 50.000 ciudadanos británicos fallecen prematuramente cada año debido a la contaminación y en total, se estima que unos 400.000 ciudadanos de la UE sufren la misma suerte.
A finales de enero, unas fotos de Varsovia en las que las nubes de humo no dejaban ver la enorme mole del Palacio de la Cultura, el mayor edificio del país, causaron todo tipo de bromas. Precisamente esos días, Polonia se convirtió en el primer país del mundo en emitir una segunda tanda de “bonos verdes”, fondos de inversión destinados a financiar proyectos que ayuden al medio ambiente, una decisión que fue cuestionada por la prensa especializada.
Un mítico dragón llamado 'Smok' es la mascota oficiosa de Cracovia. Su aliento de fuego, cuenta la leyenda, aterrorizaba a la ciudad sin que ninguno de los caballeros enviados a luchar contra él pudiese vencerlo o hacerle salir de su cueva. La densa niebla gris que con frecuencia envuelve a esta ciudad causa sin duda muchas más muertes que aquella criatura de leyenda y se ha convertido en 'el nuevo dragón' al que se enfrentan los ciudadanos de Cracovia. Un consorcio internacional liderado por la empresa de seguros Allianz está financiando la mayor planta energética basada en carbón de toda Europa. Se inaugurará el año que viene en Opole, a menos de 200 kilómetros de la cueva de 'Smok'.