Tessa Ganserer, primera diputada 'trans' alemana: "Mi vida como hombre era insoportable"
La diputada regional Tessa Ganserer, de Los Verdes, es la primera persona en Alemania que rompe el tabú de la transexualidad en política.
19 enero, 2019 03:30"La vida como Markus Ganserer no estuvo mal. Pero soy Tessa Ganserer y ahora voy a vivir así". Con este mensaje en redes sociales se despedía Tessa Ganserer de Markus Ganserer. Hasta no hace tanto, Markus y Tessa eran la misma persona. Quien conocía a Markus sabía que a veces podía adoptar su forma de mujer. Pero a partir de este año, sin embargo, Markus ha dejado de existir. Sólo queda Tessa. Ella es la primera persona transgénero de la política de Alemania.
Tessa Ganserer ha roto un tabú en el país de la canciller alemana Angela Merkel. "Sobre la aceptación y la igualdad en materia legal de homosexuales y lesbianas hemos hecho mucho en los últimos años. Pero el tema de la transexualidad sigue siendo un tabú en la sociedad alemana", dice Ganserer a EL ESPAÑOL. "Pienso que, estadísticamente, era necesario que de entre los políticos saliera del armario una persona transgénero", sostiene esta diputada de Los Verdes en el parlamento regional bávaro.
Ganserer no sabe si en la política germana hay otras personas que se encuentren en una situación parecida a la suya. Pero la transexualidad no es ajena a la política. "En todos los niveles de la sociedad hay personas que aún no se han dado a conocer así", apunta Ganserer.
Tessa comenzó su actividad política en 1998, cuando todavía era Markus. Ese año se hizo miembro de la formación ecologista. En 2008 se presentó por primera vez a unas elecciones. Desde 2013, ocupa un escaño en la cámara legislativa bávara. Que ahora se defina como mujer no implica para ella cambios de criterio político. "Sigo siendo la misma persona. Mi actitud política no ha cambiado porque ahora esté expresando mi verdadero género", asegura Ganserer.
Ahora, sin embargo, su partido cuenta con una excepcional portavoz para temas de identidad 'trans'. "Mucha gente del colectivo LGBTI se enfrenta a la discriminación. Esto implica que los políticos tengamos que promover la tolerancia y la aceptación en la sociedad. Porque todas las personas somos iguales. Hace falta urgentemente mucha pedagogía", manifiesta Ganserer. "Nadie debe ser discriminado por su su orientación sexual o por su identidad sexual", añade.
Ella es toda una superviviente. Es muy complicada existencia de una persona cuya identidad de género no se corresponde con su asignación sexual. Tessa nació varón en 1977, en la pequeña población bávara de Zwiesel, no lejos de la frontera de Alemania con la República Checa. "Para mí estaba claro desde hace años que me sentía mujer y que me sentía pertenecer al sexo femenino", dice Ganserer.
En su vida como hombre, Ganserer contrajo matrimonio. Sigue estando casada. Tiene dos hijos, de once y seis años. A ambos les ha explicado que su padre es ya para siempre una mujer. "La vida como hombre era para mí, sencillamente insoportable. Ya no podía aguantar más tener que interpretar un papel equivocado", explica.
Vivir plenamente como una mujer
"He necesitado mucho tiempo para aceptarme como soy. Deseé que las cosas no fueran así. Fueron años muy dolorosos hasta que, al final, dejé de tener fuerzas para esconderme. Quisiera simplemente vivir una vida feliz y no me queda otra opción más que levantarme y salir como soy. Ahora vivo plenamente como mujer y quiero ser aceptada como tal", abunda.
Ganserer sabe de sobra lo difícil que es pasar por la transición que ella ha vivido en los últimos días. Por eso aconseja a las personas que estén en una situación similar a la suya que pidan ayuda. "Salir del armario es una fase muy intensa a la que uno tiene que prepararse", previene. "A mí me gustaría que fuéramos aceptados como somos, de modo que en el futuro no le haga falta a nadie tanto valor", explica Ganserer.
Según recoge la prensa local, en su entorno y en el Parlamento regional, "las primeras reacciones son positivas" al cambio de Ganserer. Así se leía al menos en un reciente artículo del diario generalista bávaro Süddeutsche Zeitung sobre la aparición oficial de Tessa Ganserer en el parlamento de su Land. "110% Mujer", se leía en el titular de dicho texto.
Ganserer confirma a este periódico la buena recepción que ha tenido su particular salida del armario. "Las reacciones han sido increíbles. No sólo en mi grupo parlamentario sino también entre los otros grupos ha habido respuestas muy positivas. Por todas partes me han animado. Me han escrito cartas hasta desde otros países de Europa", cuenta Ganserer. "Eso me ha devuelto fuerzas y me ha hecho mucho bien emocionalmente", agrega.
Alude Ganserer a estos días en los que ha tenido que dejar atrás su identidad como Markus y presentarse a todo el mundo como Tessa. El lunes, sin ir más lejos, protagonizaba una conferencia de prensa justificada por el mucho interés que ha generado su decisión de hacerse mujer definitivamente. Ganserer forma parte del puñado de políticos que en todo el mundo se conocen por tener una identidad 'trans'. En Alemania, aún no se conocía a nadie en una situación así.
"Faltan ejemplos en la vida pública que muestren que también se puede vivir así", sostiene Ganserer. "Todos somos parte de la sociedad en la que nacemos y en la que somos criados, y debido a que este tema es un tabú, muy a menudo es difícil el aceptarse a uno mismo. Mucha gente, además, vive discriminación en sus trabajos. Por eso hay miedo a salir del armario", añade.
"Políticas cosmopolitas"
Ella es, de ahora en adelante, una de esas personas públicas de identidad transgénero. Eso la convierte también en objetivo de los intolerantes. "En las redes sociales he tenido que soportar mucho", reconoce, señalando, ante todo, al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD).
"Cualquier método es bueno para ellos con tal de ir a por las minorías", señala Ganserer. La formación ultra es conocida por tener a destacadas figuras homosexuales en sus filas, como Alice Weidel, co-líder del grupo parlamentario de AfD en el Bundestag. Sin embargo, Ganserer afirma que, entre quienes han visto con peores ojos su presentación al mundo como Tessa, se encuentran miembros del partido ultra.
En las pasadas elecciones regionales bávaras, AfD logró entrar en el parlamento del rico y sociológicamente conservador Land del sur alemán. El partido de ultraderecha logró un 10,2% de los votos. Fue el cuarto más votado, quedando por detrás de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), Los Verdes (17,6%) y los Electores Libres (11,6%).
En Baviera, Los Verdes se han convertido en el partido de centro-izquierda más importante, una realidad que, según los sondeos, parece poder extrapolarse al resto del país. Los últimos sondeos de intención de voto a nivel nacional atribuyen a Los Verdes entre un 18% y un 21%. Los ecologistas superan en esos estudios claramente a los socialdemócratas, socios de la canciller Angela Merkel en el Gobierno, a los que se concede entre un 14% y un 16,5%.
Ganserer no es ajena al buen momento de su partido. Para ella, los hinchados datos demoscópicos de su partido muestran que "Alemania quiere políticas cosmopolitas y pro-europeas que preserven nuestros recursos naturales". "Los Verdes somos los únicos que mostramos un claro posicionamiento en materia ecológica y respecto al anhelo de una sociedad abierta y tolerante", concluye.