El hombre que pasó 39 años en prisión injustamente, compensado con 18,5 millones de euros
Craig Coley fue condenado por el asesinato de su exnovia y el hijo de ella y, casi 40 años después, se ha demostrado su inocencia.
25 febrero, 2019 20:24Craig Coley ha pasado 39 años en la cárcel por un doble asesinato que no cometió. Ahora, con 71 años, se va a convertir en millonario cuando reciba 21 millones de dólares (18,5 millones de euros) del Estado como compensación por "el error" en la condena.
Coley, que siempre defendió su inocencia, entró en prisión en 1979, tras ser juzgado por el asesinato, cometido un año antes, de su exnovia, Rhonda Wicht (de 24 años) y el hijo de ella, Donald, de tan solo cuatro años. Los dos fueron asfixiados en su casa en la ciudad californiana de Simi Valley. Además, Witch, también fue violada.
En 2016 la Policía y la Fiscalía reabrieron su caso después de que un agente retirado sembrase dudas sobre la culpabilidad de Coley. Más tarde se pudo demostrar su inocencia y en 2017 fue indultado por el Gobernador de California, Jerry Brown.
Coley es la persona que más años ha pasado en la cárcel injustamente en EEUU. Por ello, su indemnización se ha convertido en una de las más altas de la historia, aunque nada puede corregir el pasado.
Así lo expresaba Eric Levitt, el gerente de la ciudad californiana de Simi Valley, en un comunicado tras conocer la cantidad final de la indemnización: "Aunque ninguna cantidad de dinero puede compensar lo que le ocurrió al Sr. Coley, resolver el caso es positivo para él y para la Comunidad".
Pruebas destruidas
La reapertura del caso ha evidenciado la falta de pruebas reales que hubo contra Coley desde el principio. Lo que fundamenta su inocencia es una muestra de ADN encontrada en el lugar del delito y que no coincide con Coley.
Esas "muestras biológicas" se encontraron en la camiseta de Donald y también en el cuerpo de Witch, más concretamente semen y saliva.
El motivo por el que no fue probada antes la inocencia de Coley, teniendo en cuenta que su ADN no pertenecía al encontrado en la casa, fue que en 1980, después de ser condenado, el tribunal de primera instancia ordenó destruir las muestras.
Sin embargo, por suerte para Coley, un laboratorio privado las había guardado y las pudo volver a examinar, tal y como informó la oficina del fiscal del distrito.
Versiones erróneas y pruebas contradictorias
Además del ADN, otro gran error cometido en la investigación en 1979, fue la veracidad que se dio al testimonio de un vecino. El suceso ocurrió en plena noche, alrededor de las 5:00-6:00 de la madrugada.
Un vecino declaró a la policía que aproximadamente a las 5:30 le había despertado el sonido de una lucha y que, al mirar por la ventana, vio la camioneta de Coley.
No obstante, cuando Coley fue interrogado, afirmó que a las 4:30 se encontraba en un restaurante y que sobre las 4:45 dejó a un amigo y se fue a su casa. Además, compañeros de trabajo respaldaron su versión.
Como parte de la nueva investigación, la policía fue al edificio de apartamentos donde vivían los vecinos y determinaron habría sido difícil distinguir la camioneta de Coley. Igualmente, admitieron que tampoco nadie le identificó en el interior cuando ocurrió el crimen.
Una tercera incongruencia no se tuvo en cuenta en 1978. La policía dijo que la puerta de la casa de Witch había sido forzada, sin embargo, se encontró una copia de la llave en el piso de Coley cuando fue registrado. Por lo que no tenía sentido forzar la entrada.
Los principales argumentos que sostuvo la fiscalía durante el juicio fueron: que cuando fue detenido Coley tenía heridas por el cuerpo y que en su casa encontraron una camiseta de un niño y una toalla con sangre. Sin embargo esas "pruebas" realmente no demostraban nada.
Casi 40 años después (demasiado tarde), la justicia ha dado la razón a Coley, que siempre se declaró inocente. Por fin ha salido libre y podrá disfrutar el resto de su vida sin ningún tipo de atadura ni problema económico.
La cuestión ahora es quién asesinó a Rhonda Wicht y a su hijo. La policía californiana deberá intentar averiguar a quién pertenece el ADN encontrado en 1978.