Las elecciones en Israel han dejado un puzzle difícil de componer. El partido de Netanyahu, el derechista Likud, ha obtenido 31 escaños, por los 33 que ha ganado Azul y Blanco. Escaños insuficientes para permitir un gobierno en solitario por alguna de las fuerzas políticas.
El aún primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ofreció a su rival, el líder del partido centrista Azul y Blanco, Beny Gantz, formar un ejecutivo de unidad nacional con la participación de las fuerzas de ultraderecha y los ultraortodoxos para romper el bloqueo político en Israel. Pero Gantz ha rechazado la oferta por considerarlo "una maniobra".
Gantz, que apuesta también por un gobierno de unidad, exige un Ejecutivo "extenso y liberal", dirigido por él. "No hay otra opción que formar un amplio gobierno de unidad", dijo Netanyahu, quien propuso una reunión inmediata con Gantz para trabajar juntos y evitar unas terceras elecciones.
Sin embargo, la oferta llegó después de que Netanyahu hubiera firmado un compromiso con las dos formaciones ultraortodoxas (Shas y Judaísmo Unido por la Torá) y la alianza de partidos de derecha y ultraderecha, Yamina, para llevar a cabo las negociaciones como un solo bloque.
"Para construir un Gobierno de unidad, no vienes con bloques políticos y una maniobra, sino con honestidad, patriotismo, responsabilidad y seriedad", reprochó Gantz, en rueda de prensa, al primer ministro en funciones. El jefe del Gobierno dijo que se había quedado "sorprendido y decepcionado" por la reacción y aseguró que Gantz rechazó responder a su llamada.
Para el segundo de la lista Azul y Blanco, Yair Lapid, lo que está intentando Netanyahu con esta propuesta inviable, es "arrastrar al país a unas terceras elecciones: "Simplemente es incapaz de aceptar los resultados", apuntó.
El líder del partido ultraderechista laico Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman,quien podría tener la llave para desbloquear la situación actual, opina lo mismo: que la intención de Netanyahu es "preparar a la opinión pública" para otra repetición de elecciones.
Gantz se convierte así en el hombre clave para la formación de un Gobierno en Israel o la repeteción de elecciones.
Campaña hacia la derecha
Su primera campaña, previa a los comicios de abril, se había basado en una agenda de centro, con un foco importante en la seguridad y un discurso de unión y preservación de la democracia, según Gantz amenazada por la embestida de Netanyahu contra las instituciones, sus casos de corrupción y su perpetuación en el poder.
Por otra parte, había mostrado un perfil progresista en cuestiones sociales, enfatizando la necesidad de invertir en salud y educación y centrarse más en los que menos tienen.
En esta segunda campaña, pareció haber entendido que el bloque de centro izquierda que pretendía encabezar era matemáticamente inviable y se fue inclinando hacia la derecha. Esto quedó en evidencia cuando se mostró abierto a incorporar a los ultraderechistas Ayelet Shaked y Naftali Benet a su hipotético gobierno y cuando firmó un acuerdo con Avigdor Lieberman, otro líder de extrema derecha, por el cual sus partidos compartirán un eventual excedente de votos.
Además, Gantz adoptó una retórica más dura contra Hamás en Gaza, advirtiendo de una posible operación de gran escala, y un discurso más derechista en relación a los asentamientos judíos en Cisjordania ocupada, al mencionar que no evacuaría colonos y no descartar la anexión de ciertos territorios.
El aspecto más importante de su campaña para estas elecciones fue, sin embargo, su posicionamiento en relación a los partidos ultraortodoxos.
Tras un período de supuestas tensiones con el "número dos" de su lista, el experiodista Yair Lapid, por la agresividad de su discurso contra los partidos más religiosos, Gantz optó por adoptar la misma línea y remarcar la importancia de que Israel tenga un gobierno laico.
De esta forma, no solo se distanció de dos potenciales socios de coalición como son los partidos ultraortodoxos, sino que se acercó aún más a línea de Israel Nuestro Hogar, liderado por Lieberman y con la laicidad como principal bandera de campaña.
Más allá de encarnar la primera gran amenaza a la continuidad de Netanyahu, Gantz cuenta con características muy específicas y especialmente atractivas para el electorado israelí, que en buena parte lo ve como un candidato apto para el cargo.
Sus padres, supervivientes al Holocausto
Sus padres, ella de origen húngaro y él rumano, no solo sobrevivieron el Holocausto, sino que también representan los valores del sionismo sobre el que fue fundado el Estado de Israel.
Al factor familiar, que incluye un matrimonio estable y cuatro hijos, se suman su buena apariencia y la calma, seriedad y aires de liderazgo que su vasta experiencia militar le aportaron en el imaginario colectivo.
El general retirado nació en 1959 en un pueblo del sur de Israel, lugar que sus padres ayudaron a construir. Estudió Historia en la Universidad de Tel Aviv y luego realizó dos masters, una en Ciencia Política en la Universidad de Haifa y la otra en Gestión de Recursos Nacionales en la Universidad de Defensa Nacional en Estados Unidos.
Cuando ingresó al servicio militar eligió formarse como paracaidista y pronto se convirtió en el comandante de una unidad especial de la fuerza aérea.
En Israel, donde el Ejército es una de las instituciones más prestigiosas, una buena carrera militar puede catapultar a alguien a la cima. Su último cargo fue el de jefe del Estado Mayor entre 2011 y 2015, período en el que encabezó dos operaciones de envergadura contra el movimiento islamista Hamás en la Franja de Gaza.
Previamente, algunos de sus puestos más relevantes fueron como comandante de la división de Cisjordania en el comienzo de la Segunda Intifada, después de las fuerzas de infantería que lucharon contra la milicia chií Hizbulá en Líbano y, más tarde, como agregado militar israelí en Washington.