La COP25 comienza este lunes en Madrid y la activista, Greta Thunberg, continúa su largo viaje para llegar a tiempo y asistir a las conferencias. La activista anunció el domingo que llegará a Lisboa el martes, desde donde partirá hacia la cumbre. Su principal objetivo es poder participar en la marcha por el clima -enmarcada en las huelgas estudiantiles que ella comenzó hace más de un año, Fridays for Future- que tendrá lugar en la capital española el viernes seis de diciembre.
El interés de Greta Thunberg de que su viaje desde Estados Unidos a España fuese lo más sostenible posible hizo que rechazase montar en avión o en barcos comerciales, por lo que está atravesando el Océano Atlántico en un catamarán llamado La Vagabonde, ofrecido por Riley Whitelum y Elayna Carausu, una pareja de influencers australianos que, junto con su bebé de 11 meses (Lenny), recorre el mundo y graba sus aventuras para subirlas a YouTube. Este barco tiene un motor diésel que no se usa de forma constante, ya que también cuenta con velas y placas solares para ser más ecológico.
Las inclemencias climáticas propias de esta época del año han convertido el viaje en una travesía complicada y en la que se han visto obligados a sortear varias borrascas de gran fuerza. "La Vagabonde ha visto más viento que nunca en este viaje", expresaba en Instagram Elayna Carausu, una de las propietarias del catamarán, el séptimo día de viaje.
Thunberg partió de Virginia (EEUU) el 13 de noviembre, hace ya 20 días, y durante este tiempo han tenido que hacer frente a ráfagas de viento de entre 40 y 50 nudos (entre 75 y 90 kilómetros por hora) y olas de seis metros, según han ido informando miembros de la tripulación a través de las redes sociales. Carausu afirmó que una noche estuvieron en medio de una tormenta eléctrica pero, en esa misma publicación, aseguró que había pasado todo y se encontraban bien.
"A contracorriente"
El principal problema que ha entrañado este viaje es que los recorridos de América a Europa se suelen realizar en otros meses del año. Marcos Pérez, navegante gallego que ha realizado travesías por el Mediterráneo, el Caribe, y ha competido a nivel europeo, considera que viajar hacia Europa en estas fechas es poco habitual.
"Generalmente, a mediados o finales de noviembre, cuando empiezan a desaparecer los huracanes, es cuando vas hacia América. Después dejas pasar la época de huracanes o tormentas tropicales para venir del invierno de allí al verano de aquí. Hacer lo contrario es ir un poco a contracorriente", explica a EL ESPAÑOL.
A pesar de los peligros que puede tener realizar un viaje así, Pérez afirma que Thunberg está en buenas manos ya que tanto Riley Whitelum como Elayna Carausu tienen al menos cuatro años de experiencia, el tiempo que llevan dando la vuelta al mundo, "y habrán vivido muchas situaciones como para poder afrontar este reto". También cuentan con la ayuda de Nikki Henderson, una navegante profesional británica que se ofreció a acompañarles en el viaje.
En total, seis personas se encuentran a bordo del La Vagonde ya que Svante Thunberg, padre de Greta, la acompaña. Ni Greta ni Svante tienen mucha experiencia en navegación a pesar de que ya hicieron un recorrido similar en agosto, cuando acudieron a la Cumbre del Clima de la ONU en Nueva York.
En este sentido, Marcos Pérez resalta que lo más importante es "tener valor y motivación para hacer un viaje de este tipo". "La persona debe saber lo que es el mar. En el mar no hay dónde agarrarse, no hay nada, es un entorno hostil para desenvolverse. Sobre eso, el día a día es trabajar. Se pueden repartir las funciones como las guardias, quién hace la comida... Se debe llegar a una convivencia amena", asegura.
Un barco cómodo pero más lento
La Vagabonde es un barco "de lujo" en comparación con el Malizia II, el velero de competición con el que Greta Thunberg llegó a Nueva York, ya que es más grande (tiene 48 pies de eslora -unos 15 metros de largo-) y cuenta con varios camarotes y un salón común. Pero, sin lugar a dudas, lo que lo hace más habitable es el hecho de que tiene baño, algo que no había en el Malizia II.
El camino desde Plymouth (Reino Unido) hasta Nueva York duró 14 días, pero en esta ocasión Thunberg va a tardar 21 (si se cumple su objetivo de llegar el martes). Uno de los motivos es la diferencia de las embarcaciones. Aunque el La Vagabonde puede alcanzar una gran velocidad, no hay comparación con el Malizia II que, como cuenta Marcos Pérez, "es un barco de vuelta al mundo que llega a unas velocidades de vértigo. El catamarán no es como un velero de competición".
También hay diferencia de vientos. "De España al Caribe tienes vientos del este, los vientos alisios, que van hacia el Caribe y luego vuelven a Europa por el norte. Lo que buscas es que siempre te empujen por detrás para así conseguir velocidad".
El problema es que durante gran parte del viaje, La Vagabonde no ha contado con vientos de gran intensidad que vengan desde la popa -parte de atrás del barco-, lo que ha ralentizado el viaje. De esta manera, Greta Thunberg va a contrarreloj para poder llegar a tiempo a la Cumbre en Madrid y, sobre todo, a la marcha por el clima del próximo viernes.
No obstante, estos últimos días han cogido vientos favorables, lo que ha permitido que pueda anunciar su temprana llegada a la capital lusa. "¡Estamos orgullosos de decir que al anochecer rompimos el récord de velocidad de La Vagabonde y alcanzamos 23.8 nudos (44 km/h)!", escribía Nikki Henderson en Facebook, en una de sus actualizaciones diarias sobre el viaje.
600 km de Lisboa a Madrid
Una vez desembarque en Lisboa, Greta Thunberg tendrá que emprender un camino de algo más de 600 kilómetros hasta la capital de España. Para hacer esta última etapa de la forma más sostenible posible, la Junta de Extremadura puso a su disposición un coche eléctrico, lo que ha generado polémica porque algunas plataformas que luchan por la preservación del entorno natural extremeño temen la puesta en marcha de una mina de litio en Cáceres.
En caso de que Thunberg acepte dicho ofrecimiento, su travesía durará unas 12 horas más, debido a la ruta que tendría que seguir para pasar por puntos de recarga, pero ésa, es otra historia.