El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado un mayor control de los imanes extranjeros y de la financiación con dinero de otros países de las mezquitas del país, dentro de un plan para combatir el "separatismo" en barrios donde el islamismo radical está muy presente.
En paralelo, el presidente anunció medidas para que los servicios del Estado estén más presentes en esos barrios desfavorecidos, con el objetivo de contrarrestar el creciente poder de medios radicales.
Durante su visita a algunas de las barriadas más desfavorecidas en la ciudad de Mulhouse, denunció que "en nombre de una confesión" muchos de esos habitantes renuncian a los valores de Francia: "Debemos tener mezquitas financiadas de forma transparente y dirigidas por imanes formados en Francia y respetuosos con nuestros valores".
En ese sentido, indicó que de forma progresiva -aunque sin especificar cuándo comenzará a aplicarse la medida- se prohibirá la llegada al país de imanes procedentes de países árabes y pagados por esos Estados. En particular, citó los casos de Marruecos, Argelia y Turquía, al tiempo que señaló que se apoyará al Consejo Francés de Culto Musulmán para que se forme a religiosos en Francia.
Asimismo, también prohibirá la llegada de los 300 "cantores" que acuden cada año a Francia durante el período del Ramadán.
Acuerdos bilaterales con otros países
Para satisfacer las necesidades de los imanes en las mezquitas, se dará la bienvenida a los "imanes secundados" de otros países y financiados por ellos, pero a través de acuerdos bilaterales. Según Le Monde, hay alrededor de 300 empleados permanentes, de los cuales 150 provienen de Turquía, 120 de Argelia y alrededor de 30 de Marruecos, los principales países de origen de los 4 a 5 millones de musulmanes que viven en Francia.
Estos religiosos forman una pequeña parte del número de imanes del país. Son a menudo voluntarios, incluso itinerantes, que ofician en los 2.500 lugares de culto musulmanes. Este número no se conoce con precisión, pero se estima en alrededor de 1.800 imanes.
Eliminación de los cursos ELCO
Otra de las acciones que llevará a cabo Macron, y que quiere que entre en vigor a partir del comienzo del próximo año escolar, es eliminar el sistema de ELCO que son cursos de idiomas extranjeros impartidos por docentes designados por los gobiernos de otros países.
"No me siento cómodo con la idea de tener mujeres y hombres en la escuela de la República que puedan enseñar sin que el sistema educativo nacional pueda ejercer ningún control, ni siquiera en sus programas. No se pueden enseñar cosas que claramente son incompatibles ni con las leyes de la República ni con la historia tal como la vemos", explicó en declaraciones recogidas por Le Monde.
Al igual que con la llegada de imanes extranjeros, en el plano de la educación el presidente galo firmará acuerdos con los distintos países. Durante su intervención destacó la colaboración "ejemplar" con países como Argelia, Croacia, España, Italia, Marruecos, Portugal, Serbia y Túnez.
Turquía, fuera de los acuerdos
Sin embargo, indicó que no consentirá que ningún otro país pueda influir en la enseñanza del islam en Francia. "No permitiré que ningún país extranjero alimente, en el suelo de la República, un separatismo, ya sea religioso, político o de identidad".
Se refirió concretamente a Turquía y aseguró que "no se pueden aplicar sus leyes en el suelo francés" aunque dejó la puerta al diálogo añadiendo que "tiene la opción de seguir este camino con nosotros".
Macron también asumió parte de la responsabilidad de su Gobierno y afirmó que el Estado tampoco cumple su deber en esas zonas, lo que puede fomentar la radicalización y el "separatismo islamista".
"El 'separatismo' se nutre de la ausencia, en algunos lugares, de una oferta alternativa. En el plano social, deportivo, escolar, cultural o sanitario. Tenemos que acompañar con más fuerza a las asociaciones y municipios", aseveró. Además, subrayó que estas medidas "no tratan de estigmatizar ninguna religión".
La blasfemia "no es un crimen"
El anuncio de este paquete de medidas se ha dado poco después de que se produjese un gran escándalo en Francia después de que una chica de 16 años publicase una diatriba en las redes sociales contra el Islam.
Según informa The Guardian, la joven publicó un vídeo en Instagram en el que hablaba sobre su homosexualidad y dijo que una "comentarista musulmana" la insultó llamándola "lesbiana sucia" y "puta sucia". Ante esta agresión, ella respondió con un vídeo contra el Islam.
Su publicación se hizo viral, comenzó a recibir amenazas de muerte e incluso fue expulsada de su colegio. Los medios nacionales se hicieron eco del caso y Mila (como se la llama) acudió a la televisión para defender su derecho a blasfemar y reiterar que no lamentaba el vídeo. Igualmente, sí pidió disculpas a todos los que practican su religión "en paz".
Macron se pronunció sobre el tema y defendió a la chica, recordando que es solo una adolescente: "En este debate hemos perdido de vista el hecho de que Mila es una adolescente. Le debemos su protección en la escuela, en su vida diaria, en sus movimientos".
Sobre todo destacó que "blasfemar no es un crimen": "La ley es clara: tenemos derecho a blasfemar, criticar, caricaturizar religiones. El orden republicano no es un orden moral... lo que está prohibido es incitar al odio y atacar la dignidad".
"Nunca debemos aceptar que las leyes de la religión pueden ser superiores a las de la República", sentenció.
Noticias relacionadas
- Francia critica la idea del Gobierno de dar mayor importancia al árabe, "una lengua que debe ser aprendida"
- La "ley antiburka" se extiende en Europa: Holanda pondrá multas de hasta 400 € a quien lo lleve
- El informático de la Policía que ha matado a cuatro agentes se convirtió al islam hace un año y medio