Italia excluye a los mayores de 70 de la ‘liberación’ de mayo: “Debemos protegerlos”

En la salida escalonada de la cuarentena que Italia planea a partir del 4 de mayo, los mayores de 70 años y enfermos crónicos serán los últimos de la fila. Las cifras de víctimas mortales y contagiados son muy claras: el coronavirus casi no entiende de edades pero se ceba especialmente con los más mayores.

De los más de de 20.000 muertos que registra el país transalpino, más de 14.000 tenían entre 70 y 90 años. Consciente de la fragilidad de este grupo de la población, el Gobierno italiano se dispone a excluir a los mayores de 70 años de la libertad condicional que diseña para las próximas semanas.

"Para ellos debemos proveer un programa especial, caminos que nos permitan protegerlos del contagio cuando los más jóvenes empiecen a circular de nuevo. Pero también debemos protegerlos del calor y el aislamiento, que pueden tener efectos psicológicos devastadores", ha adelantado este martes la Secretaria de Salud, Sandra Zampa, que promete un "plan de intervención específico" para los mayores de 70 años.  

Test y control tecnológico

Las pruebas serológicas para comprobar qué porcentaje de la población ha vencido al Covid-19 y el uso de la tecnología jugarán un papel clave en la 'operación salida'. El Gobierno de Giuseppe Conte ultima también una aplicación para que la ciudadanía registre sus datos y situación sanitaria, un sistema que funcionará como un pasaporte para que las autoridades puedan comprobar quién puede salir a la calle en cada etapa del desconfinamiento progresivo. 

De esta manera se podrán vigilar los movimientos de las personas, su "fragilidad" y será más fácil permitir el reinicio de las actividades, respetando las estrictas normas de la nueva normalidad: distancia social, mascarillas en lugares públicos y recomendaciones de higiene. 

El comité científico que asesora al Gobierno advierte que la 'fase 2' será un momento extremadamente delicado. La tasa de contagio, el famoso R0, deberá seguir cerca de cero pero el riesgo de contagio se volverá a multiplicar mientras millones de italianos recuperan, paso a paso, su vida cotidiana. 

El peligro es evidente: un rebrote podría tirar por la borda todos los esfuerzos de un país que está enclaustrado y en pausa desde principios del mes de marzo.