Mientras las calles comenzaban a calentarse a través de manifestaciones masivas contra el líder de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, Rusia daba pasos al frente, mostrando su disposición a "prestar la ayuda necesaria para resolver los problemas" surgidos en el país.
La diferencias entre entonces y ahora es que hace unas semanas la predisposición se mostraba a través de conversaciones telefónicas entre ambos líderes, Lukashenko y Vladímir Putin, y ahora es este último quien lo ha constatado en televisión.
En una entrevista con la cadena pública, Putin ha dicho que Rusia está dispuesta a intervenir con fuerzas policiales en la vecina Bielorrusia si la situación se descontrola.
"Alexandr Grigórevich (patronímico de Lukashenko) me pidió formar un contingente de miembros de fuerzas del orden. Y lo hice. Pero acordamos también que este no será utilizado mientras la situación no se descontrole", ha concretado el líder ruso.
"Lukashenko planteó que le gustaría que le ofreciéramos, en caso de necesidad, la ayuda necesaria. Yo le dije que Rusia cumplirá con sus obligaciones", explicó, al tiempo de matizar que "en la conversación llegamos a la conclusión de que ahora no hay dicha necesidad y espero que no la haya. Y por eso esa reserva no la utilizamos".
El jefe del Kremlin admitió que Rusia tiene "obligaciones" con Bielorrusia en el marco de acuerdos y tratados multilaterales -la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva- y bilaterales, entre los que mencionó la Unión Estatal.
En cuanto a la situación actual, destacó que las cosas en Bielorrusia se están normalizando y expresó su confianza en que el país pronto recuperará la estabilidad.
"Espero que todos los problemas, y los hay, por supuesto, sino la gente no saldría a la calle, eso es algo totalmente evidente, se solucionen en el marco del terreno constitucional y legal, y por medios pacíficos", afirmó.
También criticó la actitud de las potencias occidentales, a los que acusó de intentar influir en los acontecimientos en marcha en Bielorrusia, ante lo que Rusia, en su opinión, ha mantenido un comportamiento más "moderado" y "neutral".
El presidente bielorruso ya denunció que la OTAN, al aumentar su presencia en las fronteras del país, apoya la desestabilización en el país: "Las acciones y declaraciones correspondientes de países occidentales ya son una intervención directa en la situación en Bielorrusia".
Los líderes de los 27, en reunión extraordinaria, decidieron no reconocer el resultado de las elecciones presidenciales celebradas el pasado día 9 de agosto, por lo que Lukashenko es, ante los ojos de la UE un gobernante ilegítimo.
La canciller Alemania, que ahora ocupa la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE, Angela Merkel, manifestó que "los ciudadanos de Bielorusia saben lo que quieren. Por eso queremos un camino independiente para Bielorrusia donde las condiciones políticas sean decididas por sus propios ciudadanos de manera pacífica y dialogada".