Portugal decidió este jueves frenar su plan de desescalada y no avanzar a la siguiente fase, prevista para el próximo lunes, en un momento "crítico" de la pandemia que golpea especialmente a Lisboa, donde se van a endurecer las restricciones.
"Este es un momento crítico de evolución de la pandemia en nuestro país", dijo la ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva, en rueda de prensa tras el consejo de ministros, en el que anunció que Portugal no avanzará a la última fase de su plan de desconfinamiento.
Esta última fase, que se iba a extender hasta agosto, iba a permitir que el transporte público funcionase con aforo completo y la entrada de público en los recintos deportivos.
Los contagios siguen creciendo en Portugal, que este jueves notificó 1.556 infecciones, nuevo máximo desde febrero, y dos muertes.
La incidencia ronda los 130 casos por 100.000 habitantes y el índice de transmisión Rt está en 1,18, lo que coloca a Portugal en la "zona roja", según el baremo del Ejecutivo portugués.
Lisboa, epicentro de la pandemia
La situación es especialmente complicada en la región de Lisboa, que acumula dos tercios de los contagios detectados en el país y donde la variante delta supone más del 60% de los nuevos casos.
Las medidas se van a endurecer en el municipio de Lisboa, donde los restaurantes y el comercio sólo podrá permanecer abiertos hasta las 15:30 horas los fines de semana, a excepción de los supermercados, que pueden trabajar hasta las 19:00 horas. También sigue siendo obligatorio el teletrabajo.
Algunos lisboetas ya se preparan para un verano con más restricciones. "Van a tener que ser más duras porque viene una cuarta ola", dice Luísa, con resignación, en una cafetería.
Este fin de semana se va a mantener además el cierre perimetral del área metropolitana de Lisboa, aunque se permitirá la circulación si se presenta un certificado digital o un test negativo.
El Ayuntamiento tiene en marcha una campaña de test gratuitos en farmacias y cada vez son más frecuentes las colas en las puertas de estos establecimientos.
Con el anuncio de que una prueba negativa sirve para escapar del cierre perimetral, "probablemente" va a aumentar el número de lisboetas que acudan en los próximos días, señalan desde una farmacia de la capital, donde este jueves ya han realizado un centenar.
"Carrera contrarreloj"
Mientras aumentan los test, se sigue vacunando. La ministra de Presidencia señaló que Portugal vive una carrera contrarreloj entre el avance de la pandemia y de la vacunación.
Recordó que los estudios apuntan a que la efectividad de las vacunas ante la variante delta es buena cuando la pauta está completa pero no tanto con sólo una dosis, y explicó que todavía hay más de 700.000 personas mayores de 60 años sin la segunda.
"Es necesario mantener la pandemia controlada para tener tiempo para vacunar progresivamente a la gente, particularmente a las más vulnerables", dijo, y calculó que en dos o tres semanas se podrá completar la pauta de la mayoría de los mayores de 60 años.
Portugal cuenta con cerca del 47% de la población con la primera dosis y un 30% con la pauta completa.