Qatar se ha erigido en actor clave en la crisis afgana tras la retirada de Estados Unidos, gracias a sus lazos con los talibanes y su ayuda en la evacuación y reanudación de los vuelos desde Kabul, y ha vuelto a primera línea tras años de aislamiento por parte de sus vecinos del Golfo.
Desde la caída de la capital afgana el 15 de agosto y tras la salida de los últimos soldados estadounidenses el día 31, Qatar ha sido un centro de intensa actividad diplomática por donde han pasado altos cargos del Reino Unido, EEUU y otros países, que incluso han reubicado sus embajadas de Kabul a Doha.
Al Udaid, la principal base estadounidense en el golfo Pérsico, fue una escala fundamental para los vuelos de evacuación desde Kabul en la segunda mitad de agosto y la semana pasada Catar hizo posible la reanudación de los vuelos internacionales, con el primero de Qatar Airways fletado el día 9 con pasajeros de varias nacionalidades.
Es más, el ministro de Asuntos Exteriores catarí, Mohamed bin Abderrahman al Zani, se convirtió ayer en el primer dignatario extranjero que viajó Afganistán desde que los fundamentalistas tomaron el poder y se reunió con los miembros del nuevo Gobierno interino talibán.
Un papel destacado
"El mundo entero ha mirado hacia Catar para ayudar y apoyar en los esfuerzos de mediación. Vamos a continuar con la involucración actual con el Gobierno interino mientras buscamos mantener los corredores humanitarios abiertos y asegurar el libre movimiento desde Afganistán", explicó a Efe una fuente del Gobierno catarí, que pidió el anonimato.
"Continuaremos con este rol intermediario imparcial en tanto contribuya a lograr la estabilidad", remachó.
Ese papel es posible ahora gracias a las relaciones que ha mantenido Catar en los últimos años con los talibanes, que en 2013 establecieron su oficina política en Doha, donde se llevaron a cabo las conversaciones entre los talibanes y Washington, por un lado, y las intraafganas, por otro.
La fuente aseguró que, además de haber facilitado las operaciones de evacuación, Catar continuará trabajando con sus socios internacionales, incluidos la Unión Europea, EEUU y Reino Unido, para lograr "los objetivos comunes de asegurar un futuro mejor para Afganistán".
Campaña de imagen
Su contribución en la actual crisis ha hecho que los líderes internacionales hayan agradecido el papel de Catar y está siendo la mejor campaña para un país que desde mediados de 2017 hasta principios de este año estuvo sometido a un boicot diplomático y comercial por parte de cuatro Gobiernos árabes.
Los medios de comunicación cataríes, encabezados por la cadena de televisión Al Yazira, han dado amplia publicidad a la labor de Doha, por encima de otros vecinos del golfo Pérsico, como Emiratos Árabes Unidos (EAU) o Arabia Saudí, que reconocieron el primer régimen de los talibanes.
Otros países árabes, como Baréin y Kuwait, han ofrecido su apoyo en las operaciones de evacuación y EAU también ha fletado aviones a Kabul con ayuda humanitaria, pero sus esfuerzos han pasado más desapercibidos frente al protagonismo que ha adquirido Catar.
El alojamiento provisional de decenas de evacuados de Afganistán en un complejo de villas de lujo en Doha, construidas para hospedar a participantes en la Copa del Mundo que se celebrará en Catar en 2022, ha servido de anuncio publicitario en estos momentos y de cara al futuro evento deportivo.
Aliado de los talibanes
Al mismo tiempo, Catar se ha volcado con el movimiento talibán y su cadena Al Yazira se ha convertido en la principal portavoz mediática del grupo en el mundo árabe, desvelando información confidencial sobre los planes de los fundamentalistas.
Durante las operaciones de evacuación desde Kabul, un avión militar catarí trasladó el 17 de agosto al cofundador del movimiento talibán, el mulá Abdul Ghani Baradar, a la ciudad afgana de Kandahar.
Baradar residía en la capital catarí desde hace años para liderar el diálogo con el Gobierno del huido presidente Ashraf Ghani, que se ha exiliado en Emiratos Árabes Unidos, y negociar con Washington el acuerdo para la retirada, firmado en enero de 2020.
En el Gobierno interino, Baradar figura como la mano derecha del presidente interino y jefe del Gabinete de ministros, mientras que no aparece ninguna mujer, algo que ha hecho saltar las alarmas en Occidente.
Sin embargo, Qatar no ha criticado a los talibanes por esta u otras cuestiones y sólo se ha preocupado de que mantengan el libre movimiento para la salida de los civiles y también la llegada de ayuda humanitaria al país, enviando a diario un cargamento de Doha a Kabul desde principios de este mes.