La ofensiva relámpago que planeaba el presidente ruso, Vladimir Putin, para invadir Ucrania no ha sido tal y Rusia decidió acercarse a China tras el inicio de la guerra el pasado 24 de febrero para pedir al gigante asiático ayuda militar y económica.
Los avances rusos sobre el terreno no han sido tan notables como en un principio se temía y en los 18 días que han transcurrido desde que comenzó la ofensiva los servicios de inteligencia occidentales han apuntado a que los soldados de Putin se han encontrado con numerosos problemas logísticos.
Además, las duras sanciones económicas impuestas por la OTAN y sus aliados como respuesta al ataque a Ucrania ya se están dejando notar en Rusia. La Bolsa de Moscú no ha abierto desde que se conocieron las medidas contra la economía rusa y el rublo sigue desplomado.
En este contexto, Rusia ha solicitado equipo militar y asistencia económica adicional a China, según han asegurado fuentes del Gobierno de Estados Unidos a medios estadounidenses.
Sin embargo, se desconoce la respuesta de China a la petición. Pekín ha mostrado una posición neutral frente a la guerra iniciada por Putin y no ha condenado la invasión, aunque ha pedido una salida negociada de la crisis.
La Casa Blanca no ha respondido de forma oficial a estas informaciones. Sin embargo, horas antes de que se conocieran, el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan ha advertido a Pekín que afrontará consecuencias si ayuda a Rusia para que pueda evitar las sanciones impuestas.
"No permitiremos que se vaya adelante y se ofrezca una tabla de salvación a Rusia ante estas sanciones por parte de ningún país, en ningún lugar del mundo", ha afirmado en una entrevista en CNN.