La contraofensiva ucraniana llega hasta Jersón y aleja aún más el sueño ruso de Odesa
La ciudad del Donbás cayó en manos de los rusos en la primera semana de invasión, y desde entonces sólo se ven imágenes de paz en la urbe.
10 abril, 2022 03:08Noticias relacionadas
Hay ciudades que se utilizan como escarmiento y ciudades que sirven de zanahoria para el enemigo agotado. Jersón es de estas últimas. Al norte de la península de Crimea, justo en la desembocadura del Dniéper y a escasos sesenta kilómetros de Mykolaiv, uno de los grandes focos de batalla en los últimos días, Jerson fue de las primeras ciudades en rendirse a las tropas rusas, aún en la primera semana de ocupación.
Desde entonces, ha sido uno de los grandes motivos de propaganda por parte de los medios prorrusos. Las redes sociales llevan un mes llenas de imágenes de paz, alegría y niños jugando en los parques de Jersón. Eso es lo que pasa cuando te rindes a Putin, vienen a decir: te ahorras muchísimos problemas.
Tanto el alcalde de Jersón como el resto de las autoridades locales se han brindado también a este juego. Aquí no ha habido secuestros, como los hubo en la cercana Melitópol ni ha habido fusilamientos como en Motizhin.
Jersón es el ejemplo de lo que Rusia necesita para ganar la guerra: ciudades que se entreguen sin rechistar y sigan con su vida normal. Además, su situación es ideal para intentar el asalto a los distintos puertos del Mar Negro, culminando por la deseada Odesa, el gran foco comercial que Putin no puede dejar atrás bajo ningún pretexto.
El asunto es que no todo parece ir tan bien como se quiere dar a entender. El intento de tomar Mykolaiv no solo parece haber fracasado, sino que habría llevado a una nueva contraofensiva ucraniana. Según los estudios de posición del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), las tropas fieles al régimen de Zelenski habrían llegado hasta Belozerka, a quince kilómetros de la capital del oblast. El ejército ruso sigue en retirada y el ucraniano a la ofensiva, intentando recuperar el mayor territorio posible antes de que empiece la temida segunda fase de la “operación especial” en el este del país, tal y como anunció recientemente el Estado Mayor ruso.
¿Repliegue obligatorio o estratégico?
El asunto aquí, como sucedió al principio en las inmediaciones de Kiev, es saber qué parte de este repliegue es obligado y qué parte es estratégico. Entre las nueve razones que mencionaba el Washington Post en su edición digital de este sábado para explicar el fracaso ruso, se encontraba la confusión constante en las líneas de mando.
A principios de semana, el objetivo era tomar Mykolaiv y establecer un puente que permitiera atacar Dnipro hacia el este y Odesa hacia el oeste. ¿Cómo es posible que el sábado la estrategia haya cambiado ciento ochenta grados?
Si de verdad Rusia ha decidido entregar ese terreno, las consecuencias serán enormes. Por supuesto, siempre cabe la posibilidad de que la acción no sea deliberada, sino que, simplemente, las tropas invasoras se hayan visto sin suministros o faltos de efectivos… lo que pasa es que esta posibilidad extraña teniendo en cuenta las numerosas bases que tiene Rusia en Crimea y que pueden servir para mantener el frente bien cuidado, alimentado y con gasolina suficiente para sus tanques, algo que no hemos visto en el norte, por ejemplo.
Cuesta mucho creer que Putin haya llamado a 60.000 reservistas, esté preparando a 100.000 reclutas y ande buscando entre mercenarios y voluntarios sirios, osetios o chechenos solo para avanzar en el este del país.
Recientemente, Jens Stoltenberg, el secretario general de la OTAN, afirmaba su convencimiento de que Putin no pararía hasta tomar Kiev. Si su objetivo es Kiev, es impensable que antes no intente tomar toda la Novarossiya, es decir, desde la frontera hasta el río Dniéper por el este, y todo el sur del país desde un vértice del Mar de Azov hasta el contrario del Mar Negro.
Rusia parece estar preparándose para una ofensiva brutal y puede que, de nuevo, esté cayendo en el mismo error que el 24 de febrero: el exceso de confianza. La sensación es que dan por hecho que, con este nuevo ejército, con más y mejores armas, y cambiando la estrategia a un único frente que vaya haciéndose más grande en vez de dispersar sus tropas sin establecer líneas de contacto y suministro entre ellas, van a arrasar a su paso. Eso está por ver.
Si el objetivo va a ser afianzar Donetsk y Lugansk, echar a las JFO ucranianas y tal vez avanzar hasta Járkov y Dnipro, no hace falta montar un ejército así. Por otro lado, si el objetivo es mayor, como damos por hecho, ceder lo que ya has conquistado parece una locura.
Alejarse de Odesa
Los próximos días serán clave a la hora de salir de dudas. ¿Es el avance ucraniano en el sur algo circunstancial o responde a una tendencia? Rusia necesitaba tomar Mykolaiv y de repente se ve defendiendo Jersón. No tiene sentido. Puede que estén tan convencidos de que, llegado el momento, la ciudad rusófona repelerá a las tropas de Zelenski, que se haya convertido en una especie de regalo envenenado. Un intento de invitar al enemigo a meterse en la boca del lobo para luego echarlo inmediatamente de nuevo hacia atrás, pero diezmado y en retirada.
De lo contrario, sinceramente, el movimiento no se explicaría. Sería como tirar a la basura semanas de esfuerzo, cientos de vidas humanas y todo el armamento utilizado en la primera ofensiva. El ejército ruso aún no ha sido capaz siquiera de tomar Mariúpol en su totalidad ni aún después de dejar el puerto en ruinas. Necesita mantener el control sobre Jerson por varias razones: es la única capital de región que está ahora mismo en sus manos, sirve de puente hacia el resto del Mar Negro… y permite continuar con la propaganda del “sueño ruso hecho realidad”.
Si ya se ha demostrado complicado tomar territorio ucraniano una vez, obligarse a hacerlo dos veces parece poco inteligente… y si no es una cuestión estratégica, sino de posibilidades reales, el drama para Rusia es aún mayor. Parece increíble que un ejército que apenas se está viendo hostigado en el sur no sea capaz siquiera de mantener una ofensiva sobre Mykolaiv y tenga que replegarse. Sea como fuere, parece que el sueño de Odesa queda un poco más lejos. Putin tiene toda la fe puesta en su segunda ofensiva, pero con la fe ya se ha demostrado que no vale. Hace falta algo más. Pericia táctica, entre otras cosas, que no ha sobrado en el bando ruso desde el 24 de febrero.