La elección del presidente de la República Francesa se jugará por un puñado de votos. El promedio de las seis encuestas para la segunda vuelta del 24 de abril, realizadas tras la primera vuelta del pasado domingo, es 53% de sufragios para Emmanuel Macron y 47% para Marine Le Pen. En 2017, el centrista aplastó a su rival con un 66% de los votos, frente al 34% de la candidata de extrema derecha.
En la primera vuelta del domingo pasado, el actual inquilino del Elíseo obtuvo el 27,85% de los sufragios, frente al 23,15% de Le Pen. El tercero en discordia fue el candidato de la izquierda radical, Jean Luc Mélenchon (21,05%). El cuarto, el candidato de extrema derecha, Éric Zemmour (7%).
Ninguno otro de los 12 aspirantes superó el 5% que permite que el Estado se haga cargo de los gastos electorales. En la lista de fracasados, y en graves dificultades financieras, la candidata de la derecha homologada al PPE, Valérie Pécresse (4,78%), el verde Yannick Jadot (4,63%), el comunista Fabien Roussel (2,28%) y la socialista Anne Hidalgo (1,75%).
Estos cuatro líderes han pedido el voto para Macron. También lo han hecho el expresidente conservador Nicolas Sarkozy (que no se dignó a apoyar a Pécresse en la primera vuelta) y el socialista Lionel Jospin. Le Pen recibió el apoyo expreso de Zemmour.
La clave está en qué harán los votantes de Mélenchon. El compañero de bancada de Podemos en el Parlamento Europeo lleva en política desde que Macron llevaba pañales, ha sido un opositor contundente a todas sus políticas y apoyó el movimiento de protesta de los chalecos amarillos. Por eso, la misma noche electoral apeló a sus seguidores a no dar "ni un solo voto para Madame Le Pen". Lo repitió cuatro veces. Y recordó que había prometido consultar a las bases, cosa que está haciendo.
Es sutil; pero Mélenchon no ha pedido el voto para Macron. ¿Oiga, si sólo hay dos candidatos, no es lo mismo? No. Sólo hay dos candidatos, pero hay más opciones. La abstención es la más obvia. También, el voto nulo y el blanco. Hace cinco años, un 3% prefirió un voto nulo y un 8,52% votó en blanco. Fueron más de cuatro millones los franceses que se desplazaron hasta su colegio electoral, pero se negaron a elegir entre Macron y Le Pen.
El domingo pasado hubo 239.341 votos nulos, entre ellos una papeleta a favor de Benzema, y 543.750 votos en blanco. Esta vez, el 44% de quienes votaron a Mélenchon el domingo tiene ya decidido votar en blanco, nulo o abstenerse, según un estudio de IFOP realizado el domingo en la hora que siguió al cierre de los colegios.
En esta encuesta, Macron gana a Le Pen por la mínima, 51%-49%. Gracias, entre otros, al voto del 33% de quienes votaron a Mélenchon se inclinarán ahora por Macron. Pero, ojo al dato, un 23% lo harán por Le Pen. ¿De un extremo al otro? Sí y tiene explicación.
Entre quienes ganan menos de 1250€ netos al mes, un 31% vota a Le Pen y un 28% a Mélenchon. Ambos tienen el mismo apoyo (26%) en la franja de 1.250 a 2.000 €. En cambio, un 35% de quienes ganan más de 3.000 € vota a Macron.
El 34% de quienes están en paro votó el pasado domingo al candidato de extrema izquierda y un 29% a la de la extrema derecha. El 42% de quienes ahorran bastante y el 36% de los que economizan algo vota a Macron. Por el contrario, el 30% de los que llegan justos a fin de mes y el 28% que vive a crédito dio su sufragio a Le Pen. Porcentajes similares aunque inferiores de ambas categorías escogieron a Mélenchon.
Se confirma en otra cita con las urnas que el 36% de los obreros y empleados votan a Le Pen, mientras que Mélenchon recibe el apoyo del 23% de los obreros y del 25% de los empleados. Macron concita el respaldo del 35% de los cuadros superiores y el 38% de los jubilados.
De todos ellos sale un retrato, no de tres Francias (extrema derecha, centro, extrema izquierda), sino de dos: los que están muy satisfechos de cómo les va la vida votan abrumadoramente a Macron (43%), los bastantes satisfechos, un 37%. Los insatisfechos votan Mélenchon (37%) o Le Pen (31%), y los muy insatisfechos plebiscitan a Le Pen (46%).
La Francia con titulación superior vota a Macron. La que no tiene ni el bachiller vota a Le Pen. Los votantes de Mélenchon, en cuestión de estudios, aparecen en una posición intermedia. Seguramente, relacionada con la edad. El tribuno de la izquierda radical se impone entre loa votantes de 18 a 34 años (32,5%), la líder derechista ganó (29%) entre los que tienen entre 35 y 59 años y el presidente saliente lo hizo entre los sesentones (30%), arrasando (41%) entre los que superan los 70.
Para el director del IFOP y gran experto en geografía electoral, Jérôme Fourquet: "Hay dos bloques sociológicos y culturales. La división entre la Francia de arriba y la de abajo sigue aumentando de potencia en lugar de la vieja división entre derecha e izquierda. La suma de socialistas y republicanos de la derecha clásica, el duopolio que ha dominado el escenario político durante 40 años, está entre el 5% y el 10%… Hemos basculado en otro universo".
Entre los programas de Le Pen y Mélenchon hay diferencias, claro. En energías, el líder de la extrema izquierda quiere abandonar la nuclear; la candidata de la extrema derecha apuesta por ella y quiere desmantelar el parque eólico. La gran fractura entre ambos es, sin embargo, la inmigración que Le Pen quiere endurecer tras someter sus medidas a referéndum.
Pero en cambio sus posturas euroescépticas y su servilismo a Putin les aproxima. Y el programa social, también. Le Pen quiere poner ahora todo el énfasis en sus propuestas sobre poder adquisitivo, música para los oídos de los electores de Mélenchon. Y,sobre todo, en el punto más controvertido del programa de Macron: el aumento de la edad de jubilación.
"Yo digo a los electores de Jean Luc Mélenchon: no salvéis la cabeza de Emmanuel Macron firmando por la jubilación a los 65 años" dijo ayer el portavoz de Le Pen, Sébastien Chenu. Marine Le Pen se ha comprometido a "mantener la edad de jubilación a los 62, como máximo".
Macron ya intentó acabar con los más de 40 regímenes particulares y unificar el sistema de pensiones. El covid impidió (o le dio el pretexto) la conclusión del trámite parlamentario en la legislatura ahora concluida, tras una dura y larga huelga en el transporte. Sabe que este tema es anatema para los electores de Mélenchon, en cuyo programa figuraba bajarla a los 60 años. De momento, se ha mostrado dispuesto a "discutir el ritmo y las fases" e incluso a zanjar la cuestión vía referéndum.
Va a ser el punto clave de debate en estos 10 días que faltan para la segunda vuelta. Y el trasvase de votantes se va a mirar con lupa. Además del sondeo de IFOP, se han publicado dos más. Ipsos calculó sobre sus ultimas oleadas de intención de voto para la primera vuelta que el 36% de los partidarios de Mélenchon se inclinarán por Macron, frente a un 27% que lo harán por Le Pen. Ipsos acaba de anunciar su pronóstico: 34% para Macron, 30% para Le Pen mientras el 36% se abstendrá.
Alain Duhamel, el analista político más veterano (y el más lúcido) comentó la noche del domingo: "Normalmente la segunda vuelta se dirime entre un proyecto político y su rechazo. Esta vez, la primera en toda la V República, se va a decidir entre el rechazo a uno u otro proyecto". Es decir, contra Le Pen la facha o contra Macron, "presidente de los ricos".