Amy Knight: "Si Trump gana, será una gran victoria para Putin y presionará a Ucrania"
Esta historiadora es una de las estudiosas más aventajadas de la Rusia de Putin. Habla del peligro de Trump, de la fragilidad del Kremlin y de Ucrania.
29 julio, 2024 02:39La historiadora Amy Knight (Estados Unidos, 1946) sintió, desde joven, una fascinación incontenible por la política rusa. Primero la estudió en la London School of Economics and Political Science, y después le dedicó el resto de su vida. Durante casi veinte años, trabajó como investigadora de asuntos soviéticos —y rusos— en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Leyó, catalogó, analizó, asesoró. Se ganó la admiración de especialistas de la rama como Mark Galeotti, y de diplomáticos con experiencia en Moscú como Michael McFaul.
Si uno se detiene en su bibliografía, le asalta la evidencia. Knight siente una curiosidad especial por las extrañas formas de morir de algunos rusos. A comienzos de siglo dedicó un libro al asesinato de Serguéi Kírov, un líder bolchevique con una relación privilegiada con Stalin, y en los últimos años ha publicado varios trabajos sobre la política criminal de Vladímir Putin. Ahí queda Orders to Kill (Órdenes de matar), en 2017. Ahí queda The Kremlin’s Noose (La soga del Kremlin), en 2024.
El estudio de los tentáculos afilados de los servicios secretos rusos, comandados por Putin, le roban la mayor parte de su energía. Pero Knight guarda un rato cada día para preocuparse por los suyos, y a una pregunta cotidiana ("¿cómo está?") respondió con un gesto triste.
—No soy mucho más joven que Biden —dijo—. He llegado a los 78 y soy bastante realista sobre lo que supone envejecer. Así que imagínese que viene algo horrible, algo como un choque con Rusia, quizá con implicaciones nucleares. Imagínese que Biden tuviese que pasar la noche al pie del cañón… ¡no podría! Necesitamos un presidente con la fuerza suficiente como para atender el peor escenario, y mucha gente se ha dado cuenta de que Biden no es ese hombre.
A Knight le invadía el pesimismo después del duelo televisado entre el demócrata y Trump, y la cosa empeoró después del intento de asesinato del republicano.
"El atentado contra Trump ha provocado que demócratas como yo estemos inquietos por el aumento de su popularidad", me escribió por correo electrónico. "Si Trump gana, será una gran victoria para Putin. Trump presionará a Ucrania para que haga concesiones que pongan fin al conflicto en Ucrania y tomará medidas para debilitar a la OTAN". Y añadió que "las posibilidades de Biden de derrotar a Trump en las elecciones de noviembre son ahora menores, y la única posibilidad de derrotar a Trump sería que Biden se retirara de la carrera", sin imaginar que apenas cuatro días después Biden se retiraría de la carrera para apoyar la candidatura de la vicepresidenta Kamala Harris.
¿Sabe? Lo que más preocupa a este lado del mundo sobre las elecciones en su país es que Trump siga la corriente a los nacionalistas de Europa.
Trump es un oportunista. Dudo que tenga convicciones ideológicas, que le importe si una mujer pueda abortar o no, así que tampoco creo que sienta una simpatía especial por Orbán o Putin. Si le conviene, le conviene, y punto. Trump es impredecible. No nos queda más remedio que esperar y ver. Trump es demasiado viejo para el trabajo, pero no parece ni por asomo tan viejo como Biden. Demuestra mucha más vitalidad y vigor que la mayoría de personas a su edad. Es peligroso.
¿Le preocupa que lo que cambie con una victoria de Trump sea la fiabilidad del escudo de la OTAN, el compromiso de Estados Unidos con los europeos?
Mire, antes que nada, hay que reconocerle algo a Biden. Estados Unidos y sus aliados son ahora más fuertes que hace unos años. Putin cometió muchos errores con la decisión de invadir Ucrania, y este es uno de los más gordos: creó esta cohesión entre las fuerzas de la OTAN. Sinceramente, no creo que pueda cambiar con Trump si vuelve a ser presidente. La opinión más generalizada entre los estadounidenses es que hay que apoyar a la OTAN y que hay que ayudar a Ucrania, y apuesto a que tampoco eso cambiará. Estoy convencida de que Putin tomó esta decisión por sus ideas sobre la OTAN y sobre Ucrania, en sí misma, en contra de la opinión de muchos a su alrededor; por esta convicción de que Occidente le gana terreno y debilita el poder ruso. Bien, ¿qué tiene ahora? Una OTAN más fuerte. Seguimos enviando armas a los ucranianos y Polonia ha dicho que permitirá que sus misiles entren en territorio ruso, algo muy necesario.
El otro resultado es que la relación de Rusia con China es más estrecha.
De acuerdo, Putin se ha vuelto hacia China. Pero Xi Jinping es un tipo listo. No dará el resto por Rusia. Xi mide sus apuestas. Rusia está suplicando la amistad de China porque no tiene a nadie más, y los chinos sacan provecho de la situación. Otra derivada de la invasión rusa de Ucrania es que todo Occidente observa con más recelo y más unidad los planes de China para Taiwán. Y luego está el asunto de Orbán, al que no veo capaz de cambiar la balanza. Ni el factor chino ni el húngaro van a alterar la solidez del agrupamiento occidental, lo que es un auténtico desafío para Putin, porque no puede mantener esta guerra eternamente.
¿Relativiza que China quiera la victoria de Rusia en Ucrania?
Xi tiene interés en que Rusia gane la guerra. No lo negaré. Sólo digo que no es su prioridad. China está equilibrando sus relaciones con los Estados Unidos, y no veo que tenga el mismo compromiso con Rusia que los aliados de la OTAN tienen entre sí. Nosotros asumimos lo que ocurre en Ucrania como una amenaza existencial contra nuestras democracias, mientras que China está al fondo de la sala, fuera del primer plano, analizando lo que ocurre.
¿Ve probable un triunfo cercano de Rusia?
¿Con todos estos envíos a Ucrania? No, no veo cerca nada parecido a una victoria de Rusia. Lo máximo que puede conseguir es el Donbás [este del país] y Crimea. De modo que, como mucho, estará donde estaba. El escenario más probable es que la guerra continúe. Más pronto que tarde, Putin tendrá que iniciar un nuevo reclutamiento. Se está quedando sin tropas. No me importa lo que diga: es inevitable. Cuando ocurra, bajará el apoyo a Putin, y hay mucha gente dentro de su gobierno que nunca quiso que empezara esta guerra. Así que por muy fuerte que parezca Putin después de las elecciones, o después de algunos cambios en la cúpula, la continuidad de la guerra lo debilita. No durará como líder.
"Si el nuevo ministro de Defensa lo hace mal, pueden surgir corrientes capaces de crear problemas para Putin"
¿Cómo?
Sigo con mucha atención todos los gestos, todos los signos: en la prensa, en las páginas oficiales, en las comparecencias. Estoy pendiente de cualquier síntoma de inestabilidad en la cúpula. Es difícil saber a ciencia cierta lo que ocurre. No hay prensa independiente. Los hombres en el poder se preocupan de que no salga a la luz ningún problema. Pero recuerde que sólo ha pasado un año desde el motín de Prigozhin. Y el hecho de que Prigozhin pudiese ir tan lejos demuestra que hay gente dentro del ejército y dentro de la burocracia del Kremlin con sentimientos ambivalentes sobre su figura. Pensar que todo va como la seda sólo porque asesinaron a Prigozhin...
Hay quien cree que Rusia está preparada para un nuevo zar.
Claro. Me sorprendió muchísimo que Putin se deshiciera de Nikolái Pátrushev, su más viejo aliado. ¿Recuerda la noche de fin de año de 1999? Yeltsin salió en televisión para anunciar que pronto dejaría la presidencia y que Putin sería su sustituto. Esa misma noche, Putin voló a Chechenia. Acababa de empezar la segunda guerra chechena. Putin y su esposa volaron en helicóptero con Pátrushev y su esposa. Bebieron champán para celebrar el nombramiento. Así de profunda era la relación. Todavía no entiendo por qué lo apartó.
¿Tiene alguna sospecha?
Hay quien dice que Nikolái Pátrushev es demasiado mayor, y que a cambio Putin está promocionando a su hijo Dmitry, que ahora es viceministro de Agricultura. Pero, mire, no me cuadra. ¿Sólo por la edad desplaza a su socio más antiguo? No hay ningún indicio de que el Pátrushev joven vaya a tener demasiada influencia en su gobierno como viceministro, ni que sacar a Pátrushev de la fotografía o que colocar a Shoigú [hasta el pasado mayo, ministro de Defensa] a la cabeza del Consejo de Seguridad tenga alguna lectura amable. No es normal. Me sigo preguntando qué ha pasado.
"Putin no es un demente. No veo el escenario en el que se implique para lanzar una bomba nuclear"
¿Y ha dado con alguna respuesta?
Déjeme decírselo de esta manera. Creo que hay gente en las estructuras del poder, en los servicios secretos y en el Ministerio de Defensa, que son fieles a Pátrushev padre, y quizá algunos de ellos sintieron simpatía por Prigozhin. El único escenario que manejo en estos momentos es que, si el nuevo ministro de Defensa [Andréi Beloúsov] tiene un mal desempeño, pueden volver a surgir corrientes subterráneas capaces de crear problemas para Putin.
Pero ¿diría que Putin es popular?
Oh, Dios. Diría que Putin es popular en el sentido ruso de la palabra. El Kremlin maneja la televisión y vomita su propaganda. Me da la impresión de que los rusos, cuando responden en las encuestas con la condición de anonimato, dicen lo que piensan. No los arrestan en función de su respuesta. Pero la televisión sigue siendo la principal fuente de información de los rusos, y los rusos no están informados en absoluto sobre la realidad. Es una especie de apoyo frágil, una popularidad que no tiene el mismo significado que en una democracia.
¿Y es popular esta guerra entre los rusos?
Hay signos de un sentimiento antibélico. Recuerde que incluso se presentó a las elecciones un candidato contrario a la guerra [Borís Nadezhdin]. Sabemos por las encuestas que muchos rusos son partidarios de unas negociaciones de paz, pero eso no quiere decir que estén de acuerdo con que Rusia dé su brazo a torcer. No quieren la guerra. Pero, mientras siga lejos de casa, mientras puedan fingir que no existe, estará bien. Que sangre la economía rusa, que tengan que reclutar más y más soldados, dará una oportunidad al cambio.
De modo que, si Putin promueve unas negociaciones por Ucrania, significa que necesita oxígeno.
Mire, cuando a Rusia le empezó a ir rematadamente mal en Ucrania, se filtraron algunas cosas. Alguna llamada telefónica, por ejemplo, con oligarcas de por medio. Recuerdo una en particular en la que se quejaban del inmenso error que había sido la invasión, cómo les estaba afectando. Daban cuenta del malestar entre miembros de la élite que ya no podrán mandar a sus chicos a estudiar a los colegios suizos, ni disfrutar de sus yates en el Mediterráneo, ni pasar las vacaciones en Occidente. Esta guerra está limitando el porvenir de las jóvenes generaciones de los burócratas más poderosos. ¿Cuenta Putin con el apoyo suficiente como para continuar esta guerra? Sí. Pero ¿cómo cree que se sienten los hombres de la élite cuando se sientan a cenar con sus esposas? Podrán ir a Turquía y a Dubái. Pero no les hará especialmente felices no poder ir a cualquier parte nunca más.
Entonces, ¿ve esta guerra como la guerra de Putin? Hay quien piensa que, si desaparece Putin, otro retomará el trabajo, pues él es el presidente, pero el poder pertenece al antiguo KGB.
Puedo equivocarme. No es fácil analizar la situación con este apagón informativo. Durante años he estudiado las noticias de medios que han cerrado, como Echo of Moscow, para escribir libros como The Kremlin’s Noose. Durante todo este tiempo he usado toda la información a mi alcance para mi trabajo, pero es como estar de vuelta en los años de la Unión Soviética, en los años de la kreminología, cuando andábamos a la búsqueda de cualquier gesto en los periódicos, ¿a quién permite Brézhnev estar más cerca...? Nos encontramos en esos niveles de dificultad para analizar la situación.
Y en esa niebla, ¿qué ve?
Putin tiene todo el poder. Esto no quiere decir que, si se juntan las élites para advertirle de su impopularidad por esta guerra o de una derrota inminente, puedan apartarle y colocar a otro hombre de la cúpula. Pero nada de esto implica que Rusia esté controlada por unos servicios secretos más poderosos que los militares, por ejemplo. Estoy convencida de que el hombre en el poder es Putin, y Putin es, a todos los efectos, el dictador de Rusia. Y vuelvo al caso de Pátrushev. ¿Es consciente del poder que tenía ese hombre? Y sin embargo llegó Putin, le dijo que era el momento de retirarse, y listo. Lo mismo con Shoigú. Le comunicó que dejaría de ser el ministro de Defensa, y listo. No me parecen decisiones tomadas por los servicios secretos, sino por Putin. Y muchos ahí dentro, insisto, estaban en contra de la invasión de Ucrania. Estamos hablando de una dictadura. Si algo le pasa al dictador, tendrán un problema.
"Tenemos que recordarnos que Putin es muy peligroso, pero que su liderazgo es débil"
Fíjese que los europeos callaron sobre Putin a cambio de mantener el arsenal nuclear de Rusia a buen recaudo. Pero ahora las amenazas de usarlas contra nosotros, o en Ucrania, son semanales. ¿Cree que va en serio?
No, y puede que usted crea que me contradigo, así que me explico. Los rusos en el poder no son unos lunáticos. Tienen su propio instinto de supervivencia. Putin no es un demente. No veo ningún escenario en el que se implicara personalmente para lanzar una bomba nuclear. A menos que todo lo que sé sobre el funcionamiento de Rusia sea erróneo, tienen sus propios controles, sus propias capas de decisión. No sería una exclusividad de Putin. Intuyo lo que usted piensa, ¿acaso fue racional la invasión de Ucrania? No, no lo fue. Pero no hablamos de lo mismo. No lo veo yendo tan lejos. Lo que está claro es que le gusta amenazar con usarlas.
¿Dónde están los límites de su racionalidad? ¿En las fronteras de la OTAN?
Si la guerra de Ucrania se sobrecalienta, si hay enredos mayores con las fuerzas occidentales, existirá esa posibilidad... Pero ¿en estos momentos? Ni quieren ir más allá de Ucrania, ni tienen la capacidad para hacerlo.
Traspasaron líneas antes. En los años de Putin, han muerto muchos rusos poderosos fuera de su país, de las maneras más misteriosas. Usted ha dedicado su último libro a la historia de uno de ellos, Borís Berezovski. Siempre han sido rusos, pero acabamos de conocer que tenían un plan para asesinar al empresario más relevante de la industria militar alemana.
Veo por dónde va. Y sí, el Kremlin tiene una política clara de asesinatos. En 2006, autorizó legislativamente a los servicios secretos para eliminar a los "traidores" fuera del país. La estrategia comenzó con Alexander Litvinenko en Londres. Está muy claro que quienes lo envenenaron eran rusos, y fueron contratados. Uno de ellos, Andréi Lugovói, recibió después una medalla de Putin. Ahora es miembro del Parlamento ruso. No esconden que si consideran a alguien traidor, si encuentran una razón para matarlo, lo matan. Todos lo sabemos en Occidente y no hay mucho que podamos hacer al respecto, salvo tener nuestros servicios de Inteligencia alerta. Y lo que hemos comprobado con el caso de este empresario alemán, que no es un traidor, pero sí un hombre que no les gusta, es que están dispuestos a hacerlo. Hasta el momento, para los rusos ha sido más sencillo asesinar en suelo europeo que en Estados Unidos. Pero si encuentran la manera de hacerlo, lo harán aquí también.
¿Qué busca Putin con estos planes?
Enviar un mensaje de poder. Quizá no consigamos quedarnos con Ucrania, dice. Pero, caballeros, no jueguen con nosotros. Cuídense o daremos con la forma de hacerlos caer por la ventana. Fíjese en lo que sucedió con Berezovsky. En mi libro dejo la cuestión abierta de si fue un suicidio o un asesinato, pero sugiero lo segundo. Poco después apareció muerto su principal socio, Nikolái Glushkov, y envenenaron al agente Skripal. Es una política personal de Putin, una marca de la casa amparada por el FSB [servicio de seguridad nacional] y por el GRU [servicio de inteligencia militar]. Hemos impuesto sanciones. Hemos expulsado a muchos diplomáticos. No creo que podamos hacer mucho más para coartarlos.
La invasión de Ucrania abrió los ojos a millones de europeos sobre Putin, pero ¿echa en falta algún aprendizaje más sobre su Rusia?
Lo primero que debemos reconocer es que Putin es un dictador, controla todas las esferas de poder en Rusia y no parará hasta que considere que ha conseguido todo lo que se ha propuesto. Ahora bien, en Occidente tenemos que recordarnos una realidad. El liderazgo es frágil en Rusia, pues no descansa sobre un consenso democrático. Me gustó el comienzo de esta conversación. Me preguntó si Putin es un líder popular. Claro, cuando preguntan a los rusos, los rusos dicen que sí, por supuesto, apoyan a Putin. Los índices de aprobación rondarán el 80%. Pero es un régimen de candidato único, a fin y al cabo, y los rusos consumen cantidades industriales de propaganda. Así que los occidentales tenemos que recordarnos que Putin es muy peligroso, pero que su liderazgo es débil. Comprenderlo nos ayudará no sólo a interpretar lo que ocurre, sino a detectar sus puntos débiles.
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