Hablar con la ex primera ministra de Senegal, Aminata Touré, (2013-14, dimitió tras perder las municipales de Dakar) ofrece cierta lección contra los prejuicios del denominado -en Occidente- “mundo desarrollado”, aunque es cierto que vende el lado optimista de su país, para el cual ostenta el cargo de “enviada especial del jefe de Estado”.
El país centroafricano de más de 15 millones de habitantes ofrece destacables señales de progreso, como su tasa de mortalidad situada en los 66 años que no ha dejado de mejorar desde 1998, según datos del Banco Mundial. Por la contra, el nivel de inscripción escolar en Primaria ha disminuido desde que se alcanzara un pico en 2008: entonces era de un 82,7%, en 2014 era del 80,8%.
Touré atiende a EL ESPAÑOL durante las jornadas sobre la lucha contra la desigualdad de cara a la agenda de desarrollo sostenible 2030 organizadas en Madrid por la fundación Mujeres por África y la Fundación Ramón Areces.
“Hay muchos sectores en los que las mujeres [de Senegal] han progresado y el más importante es su participación política. Las mujeres están representadas en la Asamblea Nacional con un 43% (…). Es el sexto puesto a nivel mundial”, ensalza orgullosa. “Ruanda es el primero, con un 63%”, añade.
En Senegal, además de un movimiento de mujeres activistas, existe una ley de paridad votada en 2011 que exige esa representación igualitaria en todas las candidaturas electorales. Fue el presidente Macky Sall, para quien Touré trabaja hoy, quien implantó la normativa tras ganar los comicios de 2012, cuando esta política de mirada penetrante fue nombrada ministra de Justicia.
En la escuela primaria senegalesa, la lucha por la igualdad también ha dado sus frutos y hoy hay casi tantas alumnas como alumnos. Lo malo llega en la escuela secundaria. “Ahí es cuando se produce el desfase, porque las niñas se casan pronto, sobre los 16-17 años”, explica. Esta situación se da especialmente en las zonas rurales, si bien las edades de casamiento han progresado hasta los 18 años.
La educación es la llave que abre la puerta a la igualdad, hay que tener a las hijas el mayor tiempo posible en el colegio y se casen más tarde
“La educación es la llave que abre la puerta a la igualdad, hay que tener a las hijas el mayor tiempo posible en el colegio para que se casen más tarde”, argumenta Touré. Para ello hay medidas estratégicas como sensibilizar a los padres o apoyar a las madres para que no necesiten la ayuda de sus hijas en casa hasta medidas tan “simples” como hacer que los aseos de las escuelas tengan agua corriente para que las niñas no dejen de ir porque tienen la menstruación y les falta un recurso esencial, explica.
Aunque ella trabaja junto al presidente, asegura que la tarea no es tan sencilla, porque requiere el presupuesto del país sea “sensible al género” y “reformar la estructura del presupuesto nacional es una gran operación”.
Para compensar la posición de inferioridad -a pesar de las mejoras- que sufren las mujeres especialmente en zonas rurales, Touré señala que es necesario también facilitar su acceso a los recursos, con un “banco de mujeres” que atienda a sus necesidades específicas y les proporcione formación y actividades sociales. “Es un proyecto que llevo en el corazón”, afirma.
Volviendo al lado optimista del progreso que se está produciendo en Senegal, apunta que las mujeres están presentes en la Policía y el Ejército. Hace dos años la jefa nacional de la Policía era una mujer y actualmente la jefa de la lucha contra la corrupción también lo es, ejemplifica.
¿Cómo se siente Touré cuando en Europa se habla de los países en desarrollo con datos como su posición de liderazgo en la paridad de la representación parlamentaria? “Esos son los prejuicios un poco… como decirlo… que se basan en poca cosa, porque Europa no conoce muy bien África, ¿eh?”, sonríe. “Sólo se ven los fenómenos negativos, pero hay fenómenos extraordinarios que suceden. Europa debería conocer mejor África, porque en muchos aspectos vamos por delante”, asegura.
La migración de senegaleses a Europa es por el desempleo, un fenómeno mundial. Son las mismas razones por las que los europeos en un momento dado se fueron a Estados Unidos.
Entonces, ¿a qué se deben todos los migrantes que salen de su país a buscar una vida mejor en Europa? Senegal es uno de los principales países de origen. “Es por el fenómeno del desempleo, que es un fenómeno mundial. Son las mismas razones por las que los europeos en un momento dado se fueron a Estados Unidos. La migración es un fenómeno mundial, en el que los jóvenes esperan tener una vida mejor”, sostiene. Y añade: “Sus expectativas no se ven realizadas necesariamente”.
Touré presume de que el año pasado Senegal experimentó un crecimiento del 6,5% del Producto Interior Bruto, aunque admite que el paro es “bastante importante”, en torno al 17%. Preguntada por qué cree que sus conciudadanos arriesgan entonces su vida para llegar a Europa, se limita a responder que “son los jóvenes, habría que ver cuál es la psicología… es el llamamiento, se ve en todo el mundo”.
“También hay problemas, eso es seguro”, reconoce. Señala el déficit de centros de salud, de institutos, “pero el camino va hacia adelante”. “La perspectiva, en términos de progreso, se encuentra en el continente africano”, redunda.
Creo que Europa y el mundo entero se deben sentar en torno a una mesa para discutir la cuestión de movimientos de población, que es un fenómeno universal e histórico
Touré cree que la colaboración que ha ofrecido la Unión Europea para que ciudadanos africanos como los senegaleses se queden en sus países “sería algo bueno”. Pero aprovecha para recordar que la población europea está envejeciendo, mientras que África tiene una población muy joven. En el caso de Senegal, el 70% de los ciudadanos tienen menos de 35 años.
“Creo que Europa y el mundo entero se deben sentar en torno a una mesa para discutir la cuestión de movimientos de población, que es un fenómeno universal e histórico”. No sólo lo dice por la formación de Estados Unidos con inmigrantes europeos, sino también por la colonización de África, aunque no hay reproche en su voz. “Es un fenómeno humano”, el de la migración, concluye.
Asegura que el terrorismo no es un problema mayor que el que supone para cualquier otro país (no es Nigeria, cuna de Boko Haram) y que la seguridad tampoco es un gran problema, pero sí cree que hay que prevenir y la pone entre sus tres prioridades para el país.
“La seguridad y la lucha contra el terrorismo son una cuestión central, con la cooperación con el norte (...) estamos a cuatro horas en avión [de Madrid]: deberíamos poder tener una cooperación más dinámica”, reivindica. La Guardia Civil española considera la frontera de Senegal con Mauritania un “lugar muy sensible desde el punto de vista policial, ya que determinadas bandas y grupos criminales de extrema peligrosidad aprovechan estas zonas limítrofes para realizar sus actividades delictivas”, explicó el cuerpo tras su participación en una operación el pasado febrero allí.
Así, el aspecto de la seguridad es el tercero de su lista. El primer objetivo que cita es “crear riqueza”, especialmente a través del sector agrícola, “que puede absorver la mayor mano de obra”, apunta esta gestora con master en Economía por la Universidad de Dijon (Francia).
También es una abanderada de la lucha contra la corrupción, uno de los pilares de la presidencia de Sall: “Para mí es muy, muy, muy importante si los países africanos quieren emerger”. Y rápidamente aclara su postura: “No es que tenga más corrupción que otros países, es lo mismo en todas partes”. El Índice de Mundial de Transparencia Internacional sitúa a Senegal en el puesto 61 de 168.
Touré no se presentará el año que viene a las presidenciales senegalesas, pues quiere apoyar a Sall, a quien considera impulsor del progreso para el país. “Después, ya veremos”, ríe con ganas.