Las tropas francesas durante su retirada de Níger en 2023.

Las tropas francesas durante su retirada de Níger en 2023. Foto de archivo/ Reuters

África

Punto y final a la presencia militar francesa en África: Macron retira a sus últimas tropas de Costa de Marfil

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En mayo de 2022, Francia tenía tropas estacionadas en Mali, Burkina Faso, Níger, Chad, Senegal y Costa de Marfil. En febrero de 2025, no habrá militares galos en ninguno de esos países, cuyo tamaño combinado suma 4,2 millones de kilómetros cuadrados. Es decir, uno similar a toda la Unión Europea. En esos territorios había desplegado unos 6.650 soldados franceses, ahora ya no hay ninguno. A partir de este año, la presencia militar francesa en África se limitará a 1.500 tropas acantonadas en Yibuti y otras 350 en Gabón. Unos hablan de una derrota estrepitosa para París; otros se refieren a un cambio de estrategia que se adapta a los tiempos actuales. Pero la realidad es más compleja que los extremos.

La debacle francesa en África Occidental comenzó con la guerra de Rusia en Ucrania. Pocos meses antes de la invasión rusa se conoció la presencia de mercenarios del Grupo Wagner en Mali, nación donde la mayor fuerza militar extranjera correspondía a Francia (2.400 soldados), sin que ello supusiera ningún problema para París. La compañía militar privada no era sino un complemento de seguridad al que acudió la junta militar maliense tras obtener el poder mediante un golpe de Estado en 2021, una aportación añadida para combatir el terrorismo que asola la región. Sin embargo, el inicio de la invasión rusa de Ucrania hizo incompatible que franceses y rusos colaboraran en Mali. Fue entonces cuando Emmanuel Macron obligó a la junta militar maliense a decidir: o Francia o Rusia.

El general Assimi Goita, presidente de Mali, eligió a Rusia en un gesto imprevisible. La retirada de las tropas francesas de Mali, desplegadas dentro del marco de la Operación Barkhane desde el año 2014, concluyó con tintes históricos en agosto de 2022. Rusia, uno; Francia, cero.

gente sostiene un cartel mientras se reúne para mostrar su apoyo al nuevo líder militar de Burkina Faso, Ibrahim Traore, y exigir la salida del embajador francés en la Place de la Nation en Ougadougou, Burkina Faso, el 20 de enero de 2023.

gente sostiene un cartel mientras se reúne para mostrar su apoyo al nuevo líder militar de Burkina Faso, Ibrahim Traore, y exigir la salida del embajador francés en la Place de la Nation en Ougadougou, Burkina Faso, el 20 de enero de 2023. Reuters

La retirada de las tropas francesas de Mali vino acompañada por un nuevo movimiento panafricano y una postura claramente antifrancesa que potenciaron tanto la junta militar como su nuevo socio, Rusia, y que pronto se extendió a otros países de la zona. El golpe de Estado de Burkina Faso en octubre de 2022 trajo escenas de banderas rusas enarboladas a pie de calle y ataques a la embajada francesa en Uagadugú, gestos que demostraban la deriva a favor de Moscú.

El nuevo dirigente burkinés, Ibrahim Traoré, adoptó de inmediato una retórica opuesta a Francia, que fue recibida con agrado por la población local, y no tuvieron que pasar más de tres meses hasta que los 400 miembros de las fuerzas especiales francesas destinados en Burkina Faso fueron expulsados del país. Los primeros efectivos Wagner entraron poco después. Rusia, dos; Francia, cero.

Los profundos cambios de Macron

Emmanuel Macron, consciente de la importancia de África y de lo que supondría perder este espacio geoestratégico, anunció en noviembre de 2022 un cambio de estrategia en África que se adaptara a la situación creada por la introducción de nuevos actores en el continente. El presidente francés aseguró entonces que efectuaría "profundos cambios" en lo referente a la presencia militar francesa, y que se encargaría de "reducir la visibilidad de las fuerzas militares en África para centrarse en la cooperación y el apoyo en términos de equipo militar, inteligencia y un partenariado operacional".

Los acontecimientos que fluctuaban en el Sahel se conjugaban con un tablero internacional convulso y trágico. En abril de 2023 comenzó la tercera guerra civil sudanesa, que aún hoy continúa y que cuenta con Rusia como uno de sus principales actores externos. En el verano de 2023 tuvo lugar un nuevo golpe de Estado en Níger, acompañado por políticas antifrancesas y la consecuente expulsión del cuerpo diplomático francés y de las tropas estacionadas en este país africano. Poco después falleció en un accidente aéreo el líder del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, lo que llevó a importantes cambios en el seno de la compañía mercenaria y a la creación del Africa Corps, una suerte de cuerpo militar estatal destinado a las acciones rusas en África.

Mantener las dinámicas del siglo XX en África se volvió incongruente para los franceses, tal y como anunció Macron en noviembre de 2022. Los cambios prometidos eran de vital importancia para la supervivencia gala en el continente. Un nuevo volantazo ocurrió en noviembre de 2024, cuando Chad anunció la retirada de las tropas francesas de su territorio; veinticuatro horas después, el presidente senegalés, Bassirou Faye, hizo un anuncio similar en el que indicó que las tropas extranjeras estacionadas en Senegal deberían retirarse antes de febrero de 2025. Sin embargo, la retirada francesa de Chad y Senegal no responde a los mismos acontecimientos registrados en Mali, Burkina Faso y Níger.

Fracaso en Chad

En el caso chadiano, la salida de Francia se debe a que los 1.000 soldados desplegados en el país no han conseguido responder a los retos de seguridad a los que se enfrenta la nación africana. El gobierno de Chad combate actualmente contra grupos rebeldes radicados en el norte del país, pero también contra los terroristas islámicos ubicados en el sur, en torno al lago Chad; ambos escenarios se remontan a la última década sin que la presencia militar francesa haya supuesto cambios relevantes. Si el caso de Mali, Níger y Burkina Faso supuso una ruptura con Francia a múltiples niveles, incluyendo la expulsión de diplomáticos y la retirada de licencias a compañías mineras francesas, en Chad no se acusa una "ruptura" como tal. Sencillamente, en un ejercicio lógico de soberanía, el gobierno chadiano optó por romper unos acuerdos de seguridad que le han aportado escasos beneficios.

Aunque es cierto que las relaciones entre Francia y el presidente de Chad, Mahamat Déby, se han deteriorado en los últimos meses. En esencia, una crisis puntual tuvo lugar cuando la Fiscalía francesa lanzó una investigación contra Déby por una supuesta malversación de fondos públicos. No obstante, no se tiene constancia de que dicha investigación haya traído resultados relevantes y no puede considerarse como un hecho concluyente a la hora de analizar la presencia francesa en la nación africana.

El anuncio de la retirada de las tropas francesas estacionadas en Senegal tampoco se puede tomar como una sorpresa. El actual partido de gobierno, PASTEF, ya había anunciado antes de su victoria en las elecciones de marzo de 2024 que su llegada al poder iría acompañada de una expulsión de todas las tropas extranjeras con base en su territorio, y así ha sido. La retirada francesa no es exclusiva, dado que también afectará a las misiones estadounidenses y españolas en Senegal, y responde a un ejercicio de soberanía auspiciado por la ideología panafricana de PASTEF. Además, al igual que sucede en Chad, el gesto no viene acompañado por una inclinación de la balanza en favor de Rusia; es más, la influencia de Moscú en Senegal es nula, mientras que sus relaciones con Chad, aunque fuertes, no sobresalen por encima de las que pueda mantener Déby con otras naciones.

Retirada del último bastión

La última noticia respecto a la presencia militar francesa en África llegó en las últimas horas del 31 de diciembre. El presidente marfileño, Alassane Ouattara, comunicó en su discurso de fin de año:"“Hemos decidido de manera concertada la retirada de las tropas francesas de Costa de Marfil". Rápidamente, las redes sociales se llenaron de cantos de victoria antiimperialista, confundiendo este gesto con lo sucedido en el Sahel. Nuevamente, la retirada francesa de Costa de Marfil no responde a una ruptura del país africano con Francia. Deberíamos remontarnos a noviembre de 2022 y recordar el anuncio de Macron sobre el cambio de estrategia militar en África. Porque Alassane Ouattara es cualquier cosa menos antifrancés.

El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, en una imagen de archivo.

El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, en una imagen de archivo. Reuters

Está casado con una francesa. Su boda fue oficiada por Nicolas Sarkozy, entonces alcalde de Neuilly-sur-Seine. Cuando ganó las elecciones de 2011 y el expresidente Laurent Gbagbo se negó a aceptar los resultados, desatando la brevísima segunda guerra civil marfileña (febrero-abril 2011), fue gracias a la intervención francesa que Ouattara se alzó con la victoria. No habría presidente Ouattara sin Francia. Insinuar un enfrentamiento entre Francia y su mayor aliado en África es un despropósito que contradice la realidad. Incluso cuentas propagandísticas afines a las juntas militares del Sahel se han nevado a la hora de negar esta ruptura, calificando la retirada francesa de Costa de Marfil como una "fachada" que permita a París continuar con sus dinámicas neocolonialistas en un segundo plano.

Se debe analizar el declive francés en África con una perspectiva amplia. Aunque su presencia militar se ha visto seriamente socavada, no siempre responde a un sentimiento antifrancés, y en ocasiones obedece a una estrategia planeada por Emmanuel Macron, como es el caso marfileño. Por otro lado, París sigue manteniendo el control sobre el franco CFA, una moneda utilizada por ocho Estados africanos (incluyendo Mali, Níger, Senegal, Burkina Faso y Costa de Marfil) y que puede considerarse su gran activo económico en el continente. Las energéticas francesas y las compañías mineras siguen operando a gran escala en todo el continente, tan lejos como Mozambique, y el francés sigue siendo la lengua oficial de más de una docena de naciones africanas.

Que el poderío galo sobre África se ha visto deteriorado es innegable. Pero su final, que llegará antes o después, como les ha llegado a todos los imperios de la historia, todavía se ubica en un horizonte difuso. Emmanuel Macron idea y maquina mientras tanto estrategias que pretenden, precisamente, retrasar ese final inevitable.