Los ataques aéreos de la Administración Obama han acabado con la vida de entre 64 y 116 civiles y hasta 2.581 terroristas fuera de zonas de guerra activas, ha revelado este viernes Estados Unidos.
Los bombardeos se han llevado a cabo en países como Libia, Pakistán o Somalia mayoritariamente con aviones no tripulados -o drones-, una táctica que genera controversia por las potenciales bajas colaterales que puede causar. El presidente saliente, Barack Obama, había prometido arrojar luz sobre el opaco programa antiterrorista.
Pero el esperado recuento presentado por las autoridades es significativamente más bajo que las estimaciones de organizaciones ajenas al Gobierno.
Por ejemplo, la universidad neoyorquina de Columbia contabilizó entre 75 y 155 muertes civiles por ataques aéreos estadounidenses en 2011 sólo en Pakistán. El Buró de Periodismo de Investigación sitúa los daños colaterales en ese país en entre 257 y 634 en el periodo 2009-2016. La New America Foundation coloca el balance para ese país durante la era Obama entre 129 y 161.
Los números proporcionados por EEUU, además, están incompletos, ya que no incluyen operaciones en Afganistán, Siria e Iraq, señala The Guardian.
El medio estadounidense The Intercept publicó una investigación en otoño sobre las operaciones antiterroristas de EEUU en el extranjero basada en documentos clasificados correspondientes a los años 2011 a 2013.
Los documentos apuntan a que los ataques con drones dependen de metadatos de teléfonos y ordenadores y comunicaciones interceptadas, lo que el medio considera un método "pobre" para localizar y eliminar objetivos. Señalan que las misiones se dirigen también contra individuos sospechosos y no sólo contra terroristas confirmados.
La investigación muestra asimismo que una serie de ataques Afganistán desarrollados entre enero de 2012 y febrero de 2013 acabaron con más de 200 personas, de las cuales 35 eran objetivos buscados.
La publicación del recuento de bajas por parte de EEUU ha ido acompañada de una orden ejecutiva del presidente Obama. La orden, según la Casa Blanca cataloga las "mejores prácticas" que desarrolla el Gobierno Obama para minimizar el impacto de las operaciones antiterroristas sobre la población civil de cara a la nueva Administración. También insta a las instituciones a publicar anualmente datos sobre las operaciones antiterroristas.