Donald Trump -millonario, magnate inmobiliario, candidato republicano al Despacho Oval, enfant terrible- se ha reunido este miércoles con Enrique Peña Nieto, en la residencia oficial del presidente de México.
Tras un encuentro de una hora, el mandatario y Trump han realizado una rueda de prensa conjunta. Primero ha hablado el mexicano, que ha pedido respeto para sus compatriotas en EEUU, “que son gente honesta, trabajadora, personas de bien”. Luego llegó el momento de la estrella del show, que, con su característico aspecto, no ha defraudado.
“Nadie gana en ninguno de los países cuando hay contrabandistas, narcotraficantes, aprovechándose de gente inocente” , dijo Trump en el salón Manuel Avila Camacho, con el decorado habitual de estas comparecencias, “yo respeto el derecho de los países a construir una barrera física o un muro en sus fronteras para frenar el movimiento de personas, drogas y armas”. En su declaración ha listado cinco puntos que pueden leerse sobre cómo sería su política y las relaciones bilaterales con México, al estilo de unas nuevas condiciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado hace 22 años.
“Señor presidente, ha sido un honor y le considero un amigo”, ha concluido su intervención antes de pasar a las pocas preguntas concedidas a las decenas de reporteros presentes. Lógicamente, gran parte han ido sobre la increíble promesa electoral de construir un muro en los 3.000 kilómetros de frontera entre los dos países y que sea México quien financie su levantamiento. “No hemos discutido quién va a pagar el muro, sí hemos hablado sobre él, pero esta es una reunión preliminar, muy buena, pero preliminar”, ha contestado ante un Peña Nieto que parecía un poco descolocado.
“En el encuentro privado le hice notar que había habido malinterpretaciones o afirmaciones que habían lastimado y afectado a los mexicanos en la percepción que él viene haciendo de su candidatura, que el pueblo de México se había sentido agraviado por comentarios que se habían formulado”, ha asegurado Peña Nieto, que si esperaba que el magnate le pidiera perdón ante sus compatriotas por dichos insultos, se ha quedado con las ganas.
Tras dar por finalizada la conferencia con un tímido apretón de manos, ambos han caminado juntos fuera de la sala. En pocas horas, Trump tiene previsto dar un importante discurso sobre inmigración en Phoenix, Arizona.
"Peña Nieto es un pendejo"
En esta visita sorpresa, anunciada vía Twitter, es difícil no ver una continuación al movimiento político del magnate para tratar de suavizar su imagen con la minoría hispana en EE UU, que según los sondeos prefiere mayoritariamente a Hillary Clinton, la candidata demócrata. Algo perfectamente comprensible en vista de algunas frases que Trump ha dedicado a los mexicanos. “México no es nuestro amigo”, “cuando envían su gente nos están enviando lo mejor”, “miles de millones de dólares pasan por la frontera, nosotros nos quedamos los asesinos, las drogas y el crimen, ellos el dinero”..., son algunas de las perlas que pueden encontrarse en sus discursos y redes sociales.
Lo repentino del encuentro, anunciado el martes pasadas las 10 de la noche, ha jugado en contra de las lógicas protestas. En la manifestación convocada en la icónica columna del Ángel de la Independencia, había un enjambre de treinta periodistas, fotógrafos y camarógrafos frente a dos manifestantes; mientras que la que un par de horas después había organizado la 'Coalición Binacional Vs Donald Trump' tampoco fue multitudinaria.
Edith Reyes, una comerciante en la cuarentena, arguye que Trump puede tener dos objetivos con la visita. “Uno es buscar el voto latino, que no lo va a conseguir; y el otro es reforzar aún más su campaña contra México”, razona bajo su gorra verde, “nuestro presidente es un pendejo por invitarlo y él por venir a un país que lleva meses insultando, no tiene abuela”.
Críticas de Vicente Fox
Ambas protestas se fueron animando poco a poco y bajo el Ángel, portando carteles, llegó a haber casi una veintena de personas, de tipologías tan varias como una exdiputada priista o una comediante vestida de SuperZape, que en España podría llamarse SuperColleja. Algunos coches, al pasar por la rotonda que rodea la columna, tocaban el claxon mientras gritaban “¡Fuera Trump!”.
“Deberíamos aplicarle el articulo 33 de la Constitución mexicana, que dice que los extranjeros que sean indeseables pueden ser echados del país”, reclamaba Alfredo Rustrían, un cirujano de 79 años en su uniforme azul de trabajo, “México tiene los brazos abiertos para los extranjeros, pero cuando somos respetados, nunca debió venir a México y menos invitado por ese mequetrefe”.
Lo que no acaba de quedar claro es qué saca Peña Nieto, un presidente en horas bajas, de todo esto. “Invité a México a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos para conversar sobre la relación bilateral. Mañana recibo a Donald Trump. Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”, justificó en Twitter.
Algunos analistas opinan que si en el discurso de Arizona Donald Trump suaviza algo sus soflamas, podrá venderlo como una victoria. Vicente Fox, el expresidente que echó al PRI de Peña Nieto tras 70 años en el poder, ha afirmado que “es un gran error” y que el candidato usa a México para remontar en las encuestas.
Según la BBC, esta es la primera vez que todo un presidente mexicano se reúne con un mero candidato a presidir el país que es su principal socio comercial. México exporta a EEUU el 78% de su producción, el vecino al norte del río Bravo suministra el 50% de las importaciones mexicanas y se dice que la californiana Los Ángeles es la segunda ciudad en el mundo en población de origen mexicano, tras, lógicamente, la Ciudad de México.
En EEUU viven un total de 11,3 millones de inmigrantes indocumentados. En 2010, el 58% tenía nacionalidad mexicana. Trump ha amenazado con deportarlos a todos.