En el Teatro Real de Madrid, frente a personalidades de ambos lados del charco, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha recogido de las manos del mandatario español, Mariano Rajoy, el Premio Nueva Economía Fórum al desarrollo económico y la cohesión social en reconocimiento al proceso de paz que el Gobierno bogotano labra con las FARC.
“Estamos viviendo una segunda independencia”, ha afirmado Santos, refiriéndose al segundo acuerdo forjado con la guerrilla, que fue recientemente ratificado por el Parlamento de Colombia después de que el primer pacto saliera derrotado en las urnas en octubre. “Esta paz es también de ustedes, es también para España y para el mundo”, ha proclamado. “Hemos detenido la chimenea de esa fábrica de horrores”.
El galardón, un pergamino enmarcado en plata que celebra la cooperación entre España y Colombia y los esfuerzos de “la sociedad colombiana para lograr la tan deseada paz” y de su presidente, supone la guinda de una semana dorada para Santos. El fin de semana recogió el Premio Nobel de la Paz, el lunes rubricó con la Unión Europea un fondo fiduciario para el posconflicto y el martes la Corte Constitucional colombiana cerró un capítulo de incertidumbre para el proceso de paz.
Tras una larga deliberación, el tribunal dio el visto bueno a que el nuevo acuerdo de La Habana sea llevado a la práctica por medio del procedimiento legislativo abreviado fast track. El fast track concede poderes extraordinarios al presidente por un periodo prorrogable de seis meses y, por ejemplo, reduce la cantidad de debates parlamentarios requeridos para realizar una reforma constitucional a la mitad. También impide que se toque lo acordado en Cuba sin el consentimiento del Ejecutivo.
“Ayer nuestra Corte Constitucional le dio la bendición a un procedimiento llamado de fast track para poder implementar el acuerdo más rápido”, ha celebrado Santos. “Teníamos que abreviar el tiempo entre el momento en que se firmaba el acuerdo y el momento en el que se empezaba a implementar”.
Después de conocerse la ansiada decisión, el Ejecutivo presentó ante el Congreso colombiano el proyecto de ley de amnistía para los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que exigían seguridad jurídica para proceder con su desmovilización. Se espera que la propuesta legislativa sea aprobada antes de que finalice el año.
Abriendo las intervenciones de este miércoles, la presidenta del Congreso de los Diputados de España, Ana Pastor, ha anunciado la llegada de “la Colombia de la paz” y se ha deshecho en halagos al presidente colombiano y su “obra política”. “Enhorabuena, Señor Presidente”, lo congratuló.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dedicado palabras igualmente cálidas a Santos. “Es mi colega, pero sobre todo es una persona a la que aprecio”, ha dicho el mandatario español, que ha destacado la estrecha colaboración entre ambos Estados. “[Y] este premio es un reconocimiento a todos los colombianos y a la cercanía entre nuestros dos países”.
España ha respaldado institucionalmente el proceso de paz con las FARC. El Congreso de los Diputados aprobó una resolución mostrando su apoyo a la “reconciliación nacional en Colombia”. Rajoy ha recordado que la resolución fue impulsada por unanimidad. “Y no es fácil conseguir unanimidades en el Congreso de los Diputados”, ha bromeado.
La postura de Rajoy, sin embargo, no es compartida por el anterior presidente popular, José María Aznar, que en un reciente foro organizado en Madrid con presencia de los exmandatarios colombianos Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, adalides del 'no' al pacto con las FARC, aseveró que no aceptaría para España los términos del acuerdo de paz en Colombia.
Al recoger el Premio Nueva Economía Fórum en Madrid -que en ocasiones anteriores ha ido para figuras como la canciller alemana, Angela Merkel, o el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en representación de sus respectivos países-, Santos ha descrito el proceso de paz como una oportunidad para avanzar en el desarrollo económico y la mejora de las condiciones de la sociedad colombiana. Ha asegurado que el fin de la violencia permitirá invertir en otros ámbitos como la educación.
“Es ahora que comienza la reconciliación que podremos desatar todo el potencial limitado por el lastre del conflicto”, ha asegurado. “[Pero] la paz no la entendemos como la simple ausencia del conflicto, sino como un estado de bienestar”. “Una Colombia sin violencia representará más oportunidades para todos”, ha sentenciado.
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