Carlos Holmes Trujillo ha ocupado innumerables cargos en la Administración colombiana. Entre otros, ostentó la cartera de Interior a finales de los 90, fue alto comisionado para la Paz y ha representado a Colombia en multitud de países e instancias internacionales.
Hoy aspira a representar al Centro Democrático de Álvaro Uribe en las elecciones presidenciales que el país celebra el año que viene. Ya en 2014 se postuló a la vicepresidencia acompañando al entonces candidato presidencial Óscar Zuluaga, con quien se verá las caras en la contienda interna de la formación.
No hay una fecha exacta para que el partido, adalid de la oposición al acuerdo de paz entre Gobierno y FARC, celebre su Convención Nacional para escoger a un paladín, pero Trujillo espera que se celebre en el primer trimestre de este año que comienza.
Y aunque todavía falta para que los colombianos elijan a su próximo presidente, este político anticipa que el proceso de paz será un tema central en la campaña.
Trujillo visita España esta semana, donde ha hablado con la líder popular Esperanza Aguirre, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo o el secretario internacional del PP, José Ramón García Hernández.
Ratificado el acuerdo entre Gobierno y FARC, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta Colombia?
Son muchos los desafíos. En primer lugar, el acuerdo que suscribieron el Gobierno y las FARC no es un acuerdo sólido y no será un acuerdo duradero. No es acuerdo sólido porque no cuenta con el respaldo de la inmensa mayoría de los colombianos y no será un acuerdo duradero por cuanto va a quedar sometido a los pronunciamientos populares.
Adicionalmente, vendrá el desafío en esta etapa de la implementación del acuerdo. Y quedará evidente de nuevo el rechazo de los colombianos a que los culpables de los delitos más graves de secuestros, masacres y otras acciones criminales no paguen ni un solo día de cárcel y puedan ser elegidos inmediatamente.
De igual manera tendrá Colombia el desafío de actuar institucionalmente teniendo en cuenta un acuerdo que quedará incorporado a la Constitución mediante el 'bloque de constitucionalidad', lo cual significa que durante un período no habrá claridad total con respecto a cuál es la Constitución que rige en Colombia.
En esta etapa el acuerdo parece imparable, pero vienen unos procesos electorales dentro de los cuales es inevitable que el asunto del contenido del acuerdo haga parte de la batalla política
Dice que el acuerdo no es sólido ni duradero. Pero el Congreso lo aprobó por mayoría y la Corte Constitucional dio el visto bueno al procedimiento legislativo abreviado fast track -que Ejecutivo y guerrilla consideraban imprescindible- para que lo pactado se implante con celeridad. Así las cosas, ¿es el proceso imparable?
En esta etapa parece imparable, pero vienen unos procesos electorales dentro de los cuales es inevitable que el asunto del contenido del acuerdo haga parte de la batalla política. Por esa razón nosotros en la oposición planteábamos la importancia de llegar a un gran acuerdo nacional para la paz. Si eso se hubiera alcanzado, la propia oposición estaría apoyando la implementación de los acuerdos y habríamos desligado ese proceso de implementación de la batalla política que se inicia.
¿Si el Centro Democrático llegara al poder en las próximas elecciones intentaría desmantelar el acuerdo de paz?
No desmantelar el acuerdo. Pero si el pronunciamiento popular apunta a hacer los ajustes necesarios… Colombia es un país en el cual la soberanía reside exclusivamente en el pueblo.
¿Qué se propone el Centro Democrático en el año que comienza?
Tenemos varios desafíos inmediatos, el primero de ellos es celebrar nuestra Convención Nacional. En esta Convención Nacional, en mi opinión, debe procederse a escoger un nuevo director del partido, una dirección nacional [se refiere a la cúspide administrativa del partido, el presidente fundador está por encima], una comisión asesora central en la que tengan representación los distintos sectores de la vida nacional, debe definirse los puntos mínimos del programa que le vamos a plantear a los ciudadanos y darse el mandato de que se funde un gran centro de estudios políticos y programáticos que le den vocación de permanencia a Centro Democrático en el tiempo.
Adicionalmente, tenemos el desafío de acordar -ojalá muy pronto- el mecanismo mediante el cual se escogerá al candidato a la presidencia de la república de Centro Democrático.
¿Cuándo será la Convención Nacional y qué mecanismo de elección prefiere usted?
Yo diría que en el primer trimestre conviene hacer la Convención Nacional y el mecanismo que yo propongo es el de una especie de primarias como se hacen en los Estados Unidos y lo está haciendo Francia.
Usted se enfrentará en la contienda interna de su partido al excandidato presidencial Óscar Zuluaga y al senador Iván Duque. ¿Cómo piensa convencer a sus compañeros para que lo elijan a usted?
Lo que estoy planteando es mucho diálogo con la gente. La política es dialogando, conversando con los ciudadanos, entendiendo mejor sus necesidades. Yo aspiro a ganar la candidatura de Centro Democrático de esa manera: hablando con la gente.
Entonces, ¿su partido ha estado desconectado de las bases?
No, de ninguna manera. Lo que pasa es que es un partido muy joven. Centro Democrático ha participado solamente en tres procesos electorales: en la última elección de presidente, en las elecciones regionales y en las parlamentarias. Lo que hay que hacer es consolidar eso, que entre otras cosas hace parte de la esencia del partido, el diálogo popular. Pero en mi caso personal es una profunda convicción que tengo desde hace mucho tiempo.
¿Y cómo se traduciría a la práctica este diálogo popular?
Encuentros permanentes, diálogos, sesiones programáticas, jornadas de análisis… Hay muchísimos mecanismos que se pueden poner en marcha.
Y si usted sale elegido presidente, ¿qué buscará cambiar en Colombia?
Yo sueño con un país seguro, un país de emprendedores, saludable y educado. Me parece que todo el esfuerzo hay que concentrarlo en esa dirección. Colombia necesita crecer aceleradamente. Nosotros no podemos conformarnos con esas tasas de crecimiento mediocres. Tenemos que aumentar el ritmo de inversión, generar condiciones para que se creen más empresas y haya más empleo digno. Y esto supone educación de altísima calidad y un sistema de salud universal. El país necesita reconstrucción.
¿Piensa que el cese de la violencia entre FARC y Gobierno puede contribuir a ese crecimiento económico acelerado que usted reclama?
No hay duda de que el hecho de que las FARC dejen de hacer violencia es bueno para el país. Eso no puede dudarlo nadie y nosotros jamás lo hemos desconocido. Lo que no es bueno para Colombia es que se pongan en duda las instituciones.
Por ejemplo, no es bueno que se cree un sistema judicial paralelo a la justicia ordinaria como hace parte del acuerdo con las FARC. No es bueno que se creen normas de naturaleza constitucional paralela mediante el bloque de constitucionalidad. No es bueno como mensaje para el país y la comunidad internacional que los culpables de los más graves delitos no paguen ni un solo día de cárcel, que puedan ser elegidos inmediatamente. No es bueno para el país que el narcotráfico pueda ser considerado delito conexo con el delito político [y por lo tanto amnistiable].
Hay que reconstruir credibilidad en las instituciones colombianas y la presencia de Colombia en el mundo mediante al apego de valores fundamentales que nos han distinguido.
No hay duda de que el hecho de que las FARC dejen de hacer violencia es bueno para el país
Si usted se convierte en presidente y para entonces el acuerdo ya está completamente implementado, ¿cómo llevará a la práctica sus críticas al acuerdo? Por ejemplo, ¿meterá en la cárcel guerrilleros de las FARC que se hayan acogido al pacto de La Habana?
Vamos a tratar estos temas en el curso de la campaña presidencial. Y lógicamente el mandato que se reciba será eso, un mandato. Y un mandato significa que deben cumplirse las decisiones populares. Nosotros nunca hemos estado contra los acuerdos como tal. Pero hay algunos puntos, que rechazaron los colombianos y continúan siendo parte del acuerdo reformado.
El proceso de paz ha dividido a la sociedad colombiana. ¿Es el Centro Democrático, como opositor al acuerdo, responsable en parte de esa polarización?
La sociedad colombiana la dividió el presidente Santos, quien tomó la decisión por razones de estrategia electoral cuando aspiraba a ser reelegido de dividir a los colombianos entre amigos de la paz y enemigos de la paz creando una división artificial -porque en Colombia todos somos amigos de la paz.
En segundo lugar, la sociedad colombiana la dividió el presidente Santos cuando frente a la posibilidad de tener un acuerdo sólido y duradero o un acuerdo débil e interino escogió [el segundo] camino. ¿Por qué se llegó a ese punto? Porque desestimó por falta de flexibilidad de él y de las FARC la búsqueda de un gran acuerdo nacional para la paz que tendría hoy a la sociedad colombiana unida.
¿Es posible la reconciliación en Colombia? ¿Y cómo se llevaría a cabo?
Un gran acuerdo nacional para la paz sigue siendo un propósito deseable para la sociedad colombiana. Yo, que batallé mucho por él, infortunadamente lo veo cada vez más lejano, pero en la medida en que se pueda avanzar en esa dirección por su puesto que estaría dispuesto a contribuir.
Entonces, a su modo de ver, ¿lo conveniente sería negociar un nuevo acuerdo de paz con las FARC?
Lo conveniente sería reajustar esos temas [polémicos] de manera que se satisfaga lo que son obligaciones internacionales del Estado y reclamos justos de la sociedad colombiana en materia de castigo para quienes secuestraron, cometieron masacres y otras múltiples infracciones a la vida y a la libertad.
La sociedad colombiana la dividió el presidente Santos, quien tomó la decisión por razones de estrategia electoral
Y para esto habría que esperar ya a las elecciones.
No hay otra. El tema sigue vivo y será inevitable tocar estos asuntos en la campaña que se va a iniciar.
Este miércoles la Fiscalía colombiana decidió archivar la investigación contra su compañero Óscar Zuluaga, el que fuera candidato presidencial en 2014, por un polémico caso de espionaje de las negociaciones de paz con las FARC. ¿Cómo valora esta decisión?
Me alegra muchísimo esa decisión de la Fiscalía en favor de Óscar Iván Zuluaga. Pone en evidencia que la investigación que se abrió en su momento entorpeció el camino hacia la presidencia que evidentemente favorecía al entonces candidato de Centro Democrático.
Me parece que los hechos hablan por sí solos. La Fiscalía tomó la decisión de archivar investigación, lo que deja en evidencia [muestra] la pulcritud de Óscar Iván Zuluaga durante todo el proceso al que ha sido sometido.
Hábleme del propósito de su visita a España. Se ha reunido con la dirigente popular Esperanza Aguirre.
Vine en plan de descanso como acostumbro hacer cada fin de año, pero he tenido la oportunidad de celebrar algunas reuniones con figuras muy importantes y representativas de la política española. Estuve con Esperanza Aguirre, tuve la oportunidad de saludar telefónicamente a Íñigo Méndez de Vigo -él es un buen amigo mío de la época en la que él ejercía como miembro del Parlamento Europeo- [y] el secretario internacional del PP, José Ramón García Hernández.
¿De qué ha hablado con ellos?
Generalidades, el momento político español, el momento político colombiano. Tuve oportunidad de explicarles en más detalle qué es lo que estamos planteando. Y por supuesto les rogué el favor de que nos permitan mantenerles informados sobre la visión que tenemos del desarrollo de los acontecimiento colombiano.
El Gobierno de Mariano Rajoy ha respaldado oficialmente la causa del presidente Santos. De hecho, hace poco el mandatario colombiano estuvo en Madrid para recibir un premio de manos del presidente popular. ¿Alguno de los dirigentes con los que usted se ha reunido le ha trasladado una opinión distinta respecto al acuerdo con las FARC?
No. La verdad es que no se habló de esos temas. Pero con todo el respeto que le tengo a España y el cariño que le tengo a sus instituciones, deja por lo menos un interrogante el [hecho de] que [lo que] se considera inaceptable en España se considere bueno en Colombia.
¿Se refiere a ETA?
Me refiero al tratamiento que se le da a los terroristas. Imagínese a la sociedad española aceptando que los terroristas del grupo ETA no paguen ni un solo día de cárcel por las atrocidades que cometieron. Pues eso que se rechaza en España se aplaude en el caso colombiano.
¿Qué le pediría usted al Gobierno español?
Que mire con mayor detenimiento lo que está pasando en Colombia. Yo respeto mucho las decisiones que toman los Estados en este tipo de materia, pero es que aquí hay una lucha global contra el terrorismo y hay que darla con criterios similares. No puede ser que lo que no es aceptable en un país se considere aceptable en otro.
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