A finales de enero, Cancún y la Riviera Maya, perlas turísticas de México, tuvieron su espacio en los diarios internacionales. No fue por sus playas bañadas por el Caribe, tampoco por los millones de visitantes que cada año pasan por el Estado de Quintana Roo. Las razones fueron que las balas y los muertos llegaron a esos espacios y a las autoridades. Un tiroteo en la discoteca Blue Parrot en Playa del Carmen, durante un festival de música lleno de extranjeros, que se saldó con cinco muertos. El asalto de una decena de pistoleros contra la Fiscalía General de Cancún que acabó con cuatro cadáveres. Según algunos analistas en la confusa guerra contra el narco, es la salida del armario de una confrontación que dura ya dos años.
“Quintana Roo es un centro consumidor de drogas por el turismo, ya que según los registros pasan por el aeropuerto de Cancún decenas de millones de personas anualmente, muchos de ellos turistas que vienen de fiesta y exceso, que suele ir acompañado con drogas y sexo pagado”, razona Juan Carlos Arriaga, investigador de la sección de ciencias políticas de la universidad Autónoma de Quintana Roo y que ha estudiado el fenómeno. “Luego, la costa de Quintana Roo está en la ruta del narcotráfico a Estados Unidos, siendo Cancún un centro nodal”.
Disputa por el narcomenudeo
Estos dos asuntos son los que los delincuentes organizados se disputan: el control de la venta al por menor y de la ruta. Con ellos viene también el llamado cobro del derecho de piso-básicamente una extorsión- y los negocios legales e ilegales como bares o prostíbulos.
Según investigaciones de la misma Fiscalía atacada, hay varios grupos en Cancún y la Riviera Maya: Los Zetas, el cártel del Golfo, cártel de Jalisco Nueva Generación, Los Pelones, Los Chapulines y el de Cancún, también llamado de Doña Lety. Se dice que fue el rumor de que esta mujer, una antigua policía federal, estaba detenida lo que motivó el ataque a la oficina gubernamental. En Playa del Carmen se encontraron varios cárteles o narcomantas en las que los Zetas reclamaban la autoría y avisaban que iban “a cortar las cabezas de Golfos, Pelones y Chapulines”. Desde finales de noviembre se vive una escalada de violencia y Arriaga apunta a una asociación del resto contra Los Zetas.
“Esta guerra debe llevar dos años, pero hasta ahora no habían sido tan abiertos en la pelea por el mercado de narcomenudeo de Cancún, que se estima en unos 1.500 millones de dólares”, continúa, “pero es que hay dos 'cancunes': el hotelero que es una isla en forma de ele y la ciudad que viven los trabajadores, que es donde hay asesinatos casi cada día y los pleitos entre narcomenudistas”. Cancún es un destino predilecto para las salvajes springbreaks, cuando se concentran una semana decenas de miles estudiantes estadounidenses, y Quintana Roo está por encima de la media nacional en consumo de drogas.
Meses atrás, el general Gustavo Nieto Navarro, comandante de la décima región militar, explicó en medios locales que existe un nuevo cártel independiente en la zona. Tras los ataques, contó que lo formaban sicarios que antes estaban en otras organizaciones. Francisco López Mena, secretario de Gobernación de Quintana Roo, declaró la ciudad un “foco rojo en materia de seguridad”. López, un político con una larga trayectoria, fue designado en el cargo por el gobernador Carlos Joaquín González, del Pan, que ganó las elecciones de septiembre al priista Roberto Borge, investigado por corrupciones varias. Es la primera vez que el PRI, el partido hegemónico de México, no manda en Quintana Roo.
“Todo parece indicar que todo este recrudecimiento es un reacomodo de esta guerra por los cambios de los acuerdos no escritos y clandestinos y decidir con quien van a ser condescendientes en el narcomenudeo”, razona Arriaga, “no hay evidencia de que los Gobiernos anteriores tuvieran tratos con los narcos pero, ¿cómo es posible que los Zetas, que tenían prácticas muy sádicas como cortar cabezas, no cometiesen esos crímenes en Quintana Roo? ¿Había un convenio para que no calentasen la plaza y ahuyentasen a los turistas?”.
Problemas para el turismo
Las asociaciones hoteleras de la zona salieron pronto a asegurar que no pasaba nada y que no hubo cancelaciones. Algunos especulan con la posibilidad de que se convierta en otro Acapulco, antes un gran destino turístico internacional, hoy una de las ciudades con un índice más alto de homicidios. Francisco Madrid Flores, uno de los mayores expertos de este sector en México, no cree que vaya a ocurrir.
“Evidentemente este tipo de situaciones no es algo que una persona valore de manera positiva si planea un viaje pero, aunque no hemos visto el final de la película, pueden haber sido unos actos aislados”, explica el director de la facultad de Turismo de la Anáhuac, “Acapulco y Cancún son casos distintos por el entorno social y político y tengo la impresión de que en Quintana Roo las autoridades tienen mucha más preocupación por resolver el problema”.
Con las cifras en la mano, es perfectamente comprensible. Según los últimos datos publicados, en México entraron en 2015 unos 32 millones de turistas y se gastaron unos 17.500 millones de dólares, números que se estima crecieron un 9% en 2016. Ese año, Quintana Roo acogió a 15 millones de turistas y cosechó 8.600 millones de dólares. Cifras muy importantes que justificaron la semana pasada el despliegue del Ejército en Cancún.
“El mercado es sabio y no creo que México tuviera los resultados que ha tenido en los últimos cinco años si existiese una sensación general de inseguridad”, calcula Madrid, “eso no significa que no haya inseguridad, sino que no hay una cotidianidad de la misma en los destinos turísticos internacionales, como pueden dar fe millones de turistas”. Por supuesto, aclara al poco, eso no significa que de persistir esta imagen durante mucho tiempo, los visitantes no cambiasen sus preferencias.
Pocos días después, una pareja fue tiroteada al bajar de un taxi. Las autoridades investigan si tiene que ver con los narcomenudistas. A mediados de febrero, se publicó que debido a los altos índices de violencia y amenazas de la delincuencia organizada, unos 20 locales han cerrado en centros comerciales de Playa del Carmen y en Cancún. Respecto a enero de 2016, los homicidios han aumentado un 169%. La inmensa mayoría fueron alejados de las zonas donde están los hoteles y los turistas extranjeros.