Rafael Pardo: "La principal amenaza de la paz en Colombia es la coca"
"El acuerdo garantiza a las FARC un espacio en el Parlamento durante dos períodos. A partir de ahí, cómo les vaya, depende de ellos" / "En un año, queremos reducir superficie cultivada de coca a la mitad" / "La polarización es política".
11 marzo, 2017 01:43El Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sellaron el pasado noviembre un acuerdo histórico que ponía fin a más de medio siglo de conflicto armado. Con la ratificación del Parlamento, el 1 de diciembre de 2016 arrancaba el deseado posconflicto, el momento en que, con los fusiles en silencio, Estado y guerrilla sumarían esfuerzos para reconstruir el tejido social y económico devastado por la guerra.
Nadie promete que vaya a ser un camino fácil. Desde organismos internacionales como Cruz Roja advierten de que este armisticio no es suficiente para acabar con la violencia en el país. Para otros, como el expresidente Álvaro Uribe, el propio acuerdo de paz es un error.
Sin embargo, en la Alta Conserjería para el Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, Rafael Pardo Rueda (Bogotá, 1953) muestra una confianza plena en las FARC van a cumplir su parte y poco a poco la polarización social entorno al conflicto cederá ante hechos como la reducción de la violencia y la mejora de la calidad de vida de la población. Aún así, Pardo es consciente de que para alcanzar una paz real aún queda mucho trabajo por hacer, no solo en cuanto a la desmovilización de otras guerrillas o la desarticulación de bandas criminales, también es necesario lograr la solución definitiva al problema de las drogas.
Pardo, la persona sobre la que recae la misión, entre otras, de preparar el terreno para la implementación de los planes y proyectos que materializarán el acuerdo, recibe a EL ESPAÑOL en la Embajada de Colombia en Madrid. Su visita a España se enmarca en el esfuerzo del Gobierno colombiano por atraer inversión privada extranjera que impulse el desarrollo y la recuperación en las zonas más afectadas por el conflicto (Zomac) para reducir la brecha entre las ciudades y las áreas rurales donde se instaló la guerrilla y 12 millones de colombianos carecen de infraestructura, viviendas, escuelas o servicios básicos.
Pregunta.- Usted asumió como alto consejero un año antes de que el acuerdo con las FARC se sellara y empezó entonces a trazar un plan para el posconflicto. ¿Qué obstáculos ha encontrado en estos primeros meses que no se habían planteado?
Respuesta.- "Ha habido dificultades en la construcción de instalaciones en las zonas veredales donde están las FARC. Pese a esto, se mantiene el cronograma de desarme en 180 días. El desarme ante la delegación de Naciones Unidas empezó el día 90 [con una primera entrega de armas, como estaba establecido en el calendario de plazos, el pasado 1 de marzo] y va a terminarse en fecha a pesar de las dificultades.
En el Congreso está funcionando el sistema de 'fast track' con, por supuesto, grandes controversias políticas, pero ha mostrado ser un mecanismo eficiente que produce una legislación y unas normas en el tiempo que se requiere. Hay una campaña política cada vez más intensa, que genera crispación y diferencias, pero la implementación de los acuerdos avanza de acuerdo a lo previsto".
- ¿No le preocupa que, en un año de campaña electoral como este, el mensaje de rechazo al acuerdo que plantea la derecha cale en la ciudadanía y agrave la polarización social que ya existe?
- "La polarización es política y es parte de la vida en una sociedad. Pero hay hechos que son incontrovertibles, como la reducción de la violencia. Durante 2016, la reducción de la violencia en la mayoría de las regiones del país ha sido algo palpable por la población. La ubicación de las FARC en las zonas de campamentos fue visible para todo el mundo y todos los temores, advertencias o supuestos de cosas que iban a ocurrir, no se han dado. Se decía que las FARC no iban a firmar, y firmó. Que no iban a ir a las zonas, bueno, ahí están. Que no iban a desarmarse y el proceso ha empezado. Ante esto, buena parte de la controversia política tiene que ver con, como también puede ocurrir en España ya que compartimos esa misma cultura, la amenaza de que viene el lobo. Y el lobo nunca llega. Los hechos se van a imponer: la reducción de violencia, la mejoría en las condiciones de vida de las comunidades en muchas regiones del país".
- La derecha uribista habla de revertir el acuerdo...
- "Confío en que para las elecciones de 2018 el proceso de paz sea irreversible. No veo que, para después de las elecciones, haya una motivación para decir que no se van a construir carreteras a mejorar la educación rural... sino que creo que son eventos que tienen una coyuntura electoral y la oposición de derecha ha escogido la oposición al proceso de paz como una forma de oposición al poder".
- La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), considerada la columna vertebral del acuerdo, es uno de los puntos que el propio Uribe ha dicho que va a revertir. Ahora mismo, la reforma necesaria para sacar adelante este acto legislativo está atascada en el Senado. ¿Qué falta para salga adelante?
- "El Senado está desarrollando en este momento el último de los cuatro debates, se espera que el lunes se apruebe. Para cuando haya un nuevo gobierno, los miembros de las FARC que van a participar en política ya van a estar en el Congreso, ya habrán sido elegidos, es algo irreversible".
"Tengo la confianza en que el proceso de paz para el momento de las elecciones de 2018 sea irreversible"
El JEP, que estará formado por varias Salas de Justicia entre las que se incluyen una Sala de Amnistía e Indulto y un Tribunal para la Paz, será el órgano encargado de administrar justicia e investigar, esclarecer y sancionar las violaciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario cometidas en el contexto del conflicto armado. Busca, ante todo, satisfacer los derechos de las víctimas, pero también contribuir a la consolidación de la paz. Este sistema de justicia transicional combina elementos retributivos como la cárcel y sanciones restauradoras y reparadoras como el desminado, la sustitución de cultivos ilícitos o la participación en programas de reparación a campesinos desplazados. El propio Ministerio del Interior ha matizado que todos los delitos cometidos por miembros de las FARC con posterioridad al acuerdo "serán perseguidos con la dureza del Estado colombiano".
- ¿Qué avances se han dado en la desmovilización de los niños guerrilleros?
- "Se ha definido una hoja de ruta que se está cumpliendo en distintos campamentos. Hay dificultades, pero es un plan muy específico sobre la desmovilización de los menores y su ingreso a los programas de apoyo. El fin de semana pasado, en cuatro zonas de Antioquia se produjo una desmovilización y ese proceso continúa".
El ministro no cuenta con datos concretos sobre el número de niños que se entregaron en este último acto ni cuantos, en total, están en las filas de las FARC. En septiembre de 2016, el grupo entregó a los primeros trece menores, cumpliendo con un acuerdo previo con el Gobierno. Según Human Rights Watch, entre un 20% y 30% de los guerrilleros serían menores de 18 años, alrededor de 1.300 del total del grupo.
El currículum de Pardo dibuja la punta del iceberg que es su conocimiento de las raíces del conflicto armado colombiano. Este economista con estudios en Planeación Urbana (La Haya) y Relaciones Internacionales (Harvard), tuvo un primer contacto con el sector público en 1986, como secretario de Integración Popular y Director del Plan Nacional de Rehabilitación, durante el Gobierno del presidente Virgilio Barco. Eran años en que los poderosos carteles de Medellín y Cali, una arista más en el conflicto armado, ya hacían estragos en la sociedad. La actividad del Movimiento 19 de abril, la guerrilla conocida como M-19, era otro de los focos de violencia que el gobierno trataba de sofocar y Pardo, como Consejero de Paz, tuvo a su cargo el proceso de paz que derivó en su desmovilización.
En 1990 llegó la presidencia de César Gaviria, un objetivo declarado del cartel que dirigía Pablo Escobar. Gaviria confió en Rafael Pardo para dirigir la cartera de Defensa, convirténdole en el primer civil que ocupaba el cargo en varias décadas. Fue, precisamente, bajo su mandato cuando el reactivado Bloque de Búsqueda, heredero del anterior Grupo de Élite, logró dar caza al 'zar de la cocaína'.
El desmantelamiento del cartel de Medellín fue una victoria, pero, al tiempo, dejó que otros grupos (narcos y guerrillas) ampliaran su influencia y ocuparan sus espacios, con lo que la violencia se recrudeció en la década de los '90.
- ¿Les preocupa que pase algo similar con el hueco que dejan ahora las FARC existiendo aún guerrilas como el ELN, narcotraficantes y otras bandas criminales que siguen utilizando la violencia?
- "La clave es la producción de la cocaína. Colombia ha sido durante 30 o más años el primer productor de hoja de coca y de cocaína. Durante todo ese periodo, Estados Unidos ha sido el primer consumidor mundial de cocaína. Estamos en una situación en la que, independientemente que haya más o menos apoyo por parte de EEUU, la producción de coca y cocaína es algo que se ha mantenido en Colombia. Hoy tenemos una ventana de oportunidad histórica. Durante estos más de 30 años, las FARC habían sido un obstáculo a cualquier proceso que implicara o la erradicación de los cultivos de coca o la sustitución por otro tipo de cultivos. Hoy las FARC están con el Gobierno en un proceso para sustituir los cultivos de coca por otros cultivos".
- ¿Qué pasos van a seguir?
- "Tenemos la meta de reducir a la mitad el área de producción de coca actual, 100.000 hectáreas, y sustituirla por otros cultivos. Lo que no entre en procesos de sustitución voluntarios, entrarán en el proceso de erradicación forzosa que hacen el Ejército y la Policía. Esto es parte del acuerdo que tenemos con las FARC; nuestro propósito es que la coca sea algo marginal en Colombia".
"En un año, queremos reducir la superficie cultivada de coca a 50.000 hectáreas, bien sea por sustitución o erradicación"
- Habrá visto el informe del Departamento de Estado de EEUU que señala que, en 2015, los cultivos ilícitos aumentaron en un 42% y la producción de cocaína en un 60%. ¿No le preocupa que el plan falle y los cultivos ilícitos sigan creciendo?
- "Este tema tiene muchos ángulos. Se ha aumentado sustancialmente la producción potencial de cocaína al aumentar la extensión de cultivo. Pero también ha aumentado el nivel de cocaína incautada en su tránsito hacia el mercado norteamericano. Se estima que la producción potencial de cocaína en Colombia son 700 toneladas anuales; el año pasado, la Marina de Colombia, EEUU y en Panamá, se incautaron 400 toneladas, es decir, más de la mitad de lo que se produce. Además, en EEUU el consumo no ha aumentado. ¿Dónde se queda esa droga? En parte en Colombia y en parte va a otros mercados como Europa".
- El Comité Internacional de la Cruz Roja ha afirmado este jueves que el acuerdo con las FARC no sirve por sí solo para acabar con la violencia en Colombia. La organización señala ya que los espacios desocupados por las FARC empiezan a ser invadidos por otros grupos armados y alerta sobre la muerte de líderes sindicales (74 víctimas durante 2016). ¿Qué falta en el camino hacia una paz real y sostenible?
- "Faltan muchos elementos. Lo primero es cumplir el acuerdo. Se trata de un acuerdo holístico, no se trata solo de desmovilización, desarme y reintegración de los guerrilleros. Es un pacto que incluye un horizonte fundamental: la transformación del campo colombiano y del nivel de vida de los campesinos, que son 12 millones de personas, y que es donde el conflicto se ha incubado y reproducido. El acuerdo tiene un foco fundamental en el problema de la propiedad de la tierra, un elemento histórico en el conflicto. Con él, en el plazo de 15 años, se puede transformar las condiciones estructurales que han permitido la reproducción del conflicto".
- ¿Cómo se evita la reproducción del conflicto?
- Hay una actividad fundamental: evitar que las zonas donde estaban las FARC sean ocupadas por otros grupos. Para esto, la fuerza pública (Ejército y Policía) tienen en marcha un plan importante de despliegue en estas zonas, con 80.000 hombres desplegados en los casi 100 municipios en que estaban las FARC. Esto se suma al programa de reducción de la coca. La sostenibilidad de la paz tiene que ver con la reducción de la coca. La principal amenaza para la paz en Colombia es que se la actividad ilícita se mantenga. Un ejemplo claro es Afganistán. EEUU y la OTAN entraron en Afganistán, derrocaron el régimen talibán, tomaron el control del país y la producción de amapola se multiplicó por 20. Eso no puede pasar en Colombia, tenemos claro ese espejo, tiene que reducirse la actividad ilícita y que al ganar control el Estado sobre el territorio se disminuyan las amenazas".
P.- Tengo una fotografía que creo que habrá visto muchas veces...
R.- "(Se ríe) Esta imagen es del año 1989, en Casa Verde, cuando yo era Consejero de Paz durante una de las conversaciones que se mantuvo con las FARC. Timochenko era asistente del secretariado de las FARC, o sea, de (Manuel) Marulanda (alias, Tirofijo) o de Jacobo Arenas (Luis Alberto Morantes). Ha corrido mucho tiempo para los dos".
Pardo se toma unos segundos para encontrar en su teléfono otra foto histórica, de la firma del acuerdo con el M-19, y explica que se la enviaron con motivo del 27 aniversario del desarme, cumplido este 8 de marzo. Busca también una foto más reciente tomada en La Habana, donde se le vuelve a ver, con ese semblante relajado con el que da cada respuesta, conversando con Timochenko. "¿Ven cómo pasa el tiempo?", comenta.
- Uno de los puntos del acuerdo es la entrada de las FARC en la vida política. Humberto de la Calle, el jefe negociador del Gobierno de Santos, ya ha reconocido que es una organización "muy impopular". Teniendo en cuenta que una parte de la sociedad les rechaza al considerarles terroristas, como puede pasar con el caso de los etarras aquí en España, ¿cómo cree que afectará esto a la integración de los guerrilleros en la vida civil?
- Es algo muy difícil porque hay una realidad histórica y una narrativa alrededor del conflicto. Aunque ha disminuido su impopularidad tras la firma del acuerdo, siguen siendo muy impopulares. Pero un acuerdo de paz se hace para pasar de las armas a la política y por eso se les garantiza un espacio en el Senado y en la Cámara (de los Representantes) durante dos períodos electorales, para que puedan tener espacio político. Ese es el sentido fundamental del proceso. A partir de ahí, cómo les vaya y qué tanto convenzan o crezcan, depende de ellos. El acuerdo es una suerte de trampolín".
- En una entrevista concedida a Semana, Rodrigo Londoño, Timochenko, contaba que el temor que le trasladaban los guerrilleros es que si accedían al desarme y formaban un partido ocurriera lo mismo que con la Unión Patriótica (UP)?
- "Hay un contexto distinto, pero la preocupación existe y no sólo en las FARC, en muchos sectores de la población colombiana. El asesinato de líderes sociales que ha tenido lugar después del acuerdo ha sido una preocupación fundamental tanto para el presidente Santos, que ha encabezado mecanismos concretos del acuerdo para prevenir y poder ubicar a los responsables de estos delitos.
El contexto es distinto en que cuando ocurrió la tragedia de la UP, eran tremendamente fuertes los carteles de la droga y ha habido evidencias claras de su involucramiento, y del de miembros del Estado, en las acciones contra miembros de la UP. Ninguno de esos dos fenómenos está vigente en este momento, por lo que, el temor y la preocupación es real, la compartimos, pero el contexto es distinto".
Unión Patriótica fue un partido político de izquierda fundado en 1985 de forma legal por varios grupos guerrilleros y frentes desmovilizados del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las FARC. Abogaron por alcanzar una paz democrática y duradera con el Estado. Entre los '80 y '90 fueron asesinados de forma selectiva tanto sus líderes como sus militantes por parte de grupos paramilitares, narcotraficantes y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.
- Sobre el postconflicto, Timochenko dijo: "El miedo es llegar a un escenario distinto. Que nos hayamos equivocado". ¿Cuál el suyo?
- "Que factores externos impidan que se cumpla el acuerdo, aunque creo que hay una probabilidad muy baja de que eso ocurra. Y por factores externos entiéndase nuevos actores, cambios en el contexto internacional... El apoyo que estamos recibiendo por parte de la comunidad internacional es un contraste total con la controversia interna".